Steve Jobs, Jeff Bezos o Bill Gates son sin duda ejemplos de buen emprendedor. Su fama y su éxito les preceden. Pero más allá de las portadas de la revista Fortune, hay un ejército de emprendedores menos conocidos, pero igualmente exitosos. ¿Qué define al buen emprendedor? ¿Cuáles son sus inquietudes y sus motivaciones?
Radiografía del emprendedor español
Lo primero para saber a qué nos enfrentamos es trazar un perfil demográfico. Como si estuviésemos construyendo un consumidor tipo o una buyer persona (en términos de marketing), empezamos por los datos. Así es el emprendedor español según el Mapa del Emprendimiento 2017.
La edad media para emprender se sitúa alrededor de los 36 años, pero una gran parte se sitúa entre los 25 y los 44. La mayoría (un 97%) tiene formación universitaria y casi la mitad repiten, es decir, no están emprendiendo por primera vez. De todos ellos, solo un 18% son mujeres.
“Ser mujer es un obstáculo, es fatal. Me lo llevo encontrando desde que salí de la facultad”, dice Carmen Rodríguez, fundadora de TOCH Studio, una pyme dedicada al diseño y la publicidad. Rompiendo esquemas y sobreviviendo a la crisis económica, la empresa ha cumplido ya 10 años.
El lado personal del buen emprendedor
“Siempre he sentido el gusanillo de emprender, siempre me he sentido con ganas de hacer las cosas de forma diferente y esto me daba la oportunidad de cambiar”. El de Cristina Rivera, cofundadora de Alzabrand, agencia de comunicación y publicidad, no es un caso aislado. La vocación aparece como la principal motivación personal entre los emprendedores españoles.
¿Y qué más? ¿Qué define la personalidad de un buen emprendedor? Según la revista Forbes, las características están claras: pasión, visión, capacidad de aprendizaje, determinación y coraje, creatividad e innovación, persistencia y organización. Desde Universia, añaden también a la receta ilusión, iniciativa y capacidad de adaptación.
Nuestras dos emprendedoras no piensan muy diferente. “Tener valor, ser humilde y aprender de los errores, darse cuenta de que no siempre tienes razón, ser observador y estar pendiente de los cambios, tener una gran capacidad de adaptación. Esas son las claves”, señala Carmen Rodríguez.
“Hay una frase que un amigo me dijo un día: si no sabes sonreír, no montes una tienda. Parece muy dura, pero es muy directa. Está claro que, si no eres agradable y no tienes una predisposición a escuchar con atención a otras personas, conseguirás que dejen de contar contigo”, añade la fundadora de Alzabrand.
Y su perfil profesional
Cada maestrillo tiene su librillo. Un refrán que últimamente nos repetimos poco a menudo. Sin embargo, de entre las mil y una recetas profesionales para emprender, una palabra emerge con fuerza: formación.
“¿Que qué importancia tiene la formación? Toda. Absolutamente. La gente no debe dejar de formarse nunca. No te puedes descuidar, no te puedes quedar fuera de juego. Hay que estar siempre al día”, explica la fundadora de TOCH Studio.
“Es lo que te mantiene vivo y en forma dentro de un mundo que avanza a pasos de gigante. También tienes que nutrirte de inspiración que te puede venir como un soplo de aire fresco desde de otras disciplinas”, reflexiona Cristina Rivera.
Así, en España, según el Mapa del Emprendedor 2017, el 97% de los emprendedores tiene formación universitaria y el resto educación secundaria superior. Un 36% son ingenieros y un 35% proceden de las ciencias sociales.
Tampoco hay que olvidarse de otras características profesionales estrictamente ligadas al emprendimiento. Según Universia, es útil tener conocimientos en competitividad, gestión empresarial, conocimiento directo de cómo funciona una empresa y capacidad de negociación.
Así es el buen emprendedor
Si tuviésemos que imaginarnos un emprendedor tipo destinado al éxito, este sería un hombre de unos 35 años y formación como ingeniero. Pero como en todo hay excepciones, aquí nos hemos quedado con el 18% de mujeres emprendedoras, quienes, sin embargo, nos han confirmado las claves el éxito: pasión, formación, capacidad de adaptación y esfuerzo.
¿Y cómo mantenerse en la cresta de la ola? “No hay que perder nunca las ganas de seguir. Cuando los problemas parezcan superar a los beneficios, no hundirse. Recordar siempre las motivaciones iniciales. Para mí, la de ‘no voy a tener un jefe nunca más’ es algo increíble”, bromea Carmen Rodríguez.
Juan F. Samaniego
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