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Claves para que no te afecte la depresión posvacacional

“Ya está aquiiiiiiiiiií”. Atrás quedaron el calor, la playa y las vacaciones y de nuevo nos reencontramos con la tan temida rutina. ¿Temida? Según cifras, 1 de cada 3 españoles sufre el síndrome de la depresión posvacacional. Hoy queremos centrarnos en un trastorno muy común entre la población. Bien llevado, se minimizarán sus síntomas y será una cuestión pasajera. A continuación, algunos consejos para saber cómo enfrentarlo.

 

Pero, ¿por qué nos pasa?

No es tan difícil entender por qué la depresión posvacacional nos afecta. Después de unas jornadas vacacionales en las que ha primado el ocio y la libertad de horarios, tener que regresar a la vida activa puede ocasionar cierto disgusto.

Hemos de decir que existe controversia respecto a este síndrome. Para algunos especialistas, simplemente, no tiene sentido. Otros consideran que es fruto de la sociedad contemporánea, en la que las obligaciones laborales se viven con frustración y como un deber. En culturas en las que el trabajo no se ve como un sacrificio, sino como un proceso normal y del día a día, este problema no se da.

Este trastorno se puede dar de manera sicológica, mostrando tristeza y falta de motivación, pero también de forma física, con cansancio o dolor de cabeza. En casos más extremos, podemos incluso sufrir de ansiedad o de estrés. El problema de todo ello, claro está, radica en que puede afectar a nuestra vida cotidiana y a nuestro desempeño laboral. Dificultad para concentrarnos y falta de energías y fuerzas pueden desembocar en una bajada en el rendimiento profesional. Por ello, es importante aprender a tomar medidas para pararle los pies a este síndrome.

 

Adiós a la depresión posvacacional

– Volver antes de vacaciones. Para que el síndrome posvacacional no nos afecte, es importante vivir una transición gradual entre los días festivos y las jornadas de trabajo. Uno de los tips que recomiendan todos los expertos, se refiere a no apurar las vacaciones hasta el último momento y, si nos encontramos de viaje, volver a casa unos días antes de que terminen esas jornadas de esparcimiento. Esto ayudará a que la aclimatación sea más sencilla.

– Madrugar. Al igual que el anterior consejo, este tip puede poner los pelos de punta a más de uno. Pero tratar de hacer una transición de forma paulatina es la mejor forma de no sufrir las consecuencias del síndrome posvacacional. Para lograrlo, poner el despertador, desde un par de días antes, a la misma hora en que nos tendremos que levantar cuando volvamos al trabajo, puede ayudar mucho. De la misma forma, evitar trasnochar demasiado será clave. La idea es ajustar nuestro cuerpo a los horarios de nuestro día a día.

– Poco a poco. Los procesos de adaptación serán más sencillos si los llevamos a cabo de forma paulatina. Por ello, dentro de lo posible, claro está, resulta muy práctico no empezar el primer día de trabajo con obligaciones difíciles y complicadas. Si podemos dedicar ese primer día a una actividad más sosegada y relajada, nuestra mente lo agradecerá.

– Actividades físicas. Al igual que cuando hemos hablado de otros problemas como la ansiedad o el estrés, buscar actividades fuera del trabajo que nos gusten y motiven ayudará a que la vuelta al trabajo sea más sencilla. Practicar deporte o realizar algún ejercicio físico nos sentarán de maravilla.

– Nuevos estímulos. Otro de los clásicos del mes de septiembre son los buenos propósitos de cara al nuevo curso. Plantearse nuevos retos e ilusiones nos ayuda a desarrollarnos como personas y a seguir creciendo. Emprender esas actividades, que pueden ser aprender idiomas, tocar un instrumento, volver a estudiar… será un foco de entusiasmo que ayudará a superar la sensación tan agobiante de tener que volver a la rutina.

 

– Más vacaciones. La depresión posvacacional suele afectar más a aquellos trabajadores que tienen un periodo de inactividad laboral más largo. Por ello, muchos expertos recomiendan espaciar las vacaciones. En lugar de tener un mes entero, por ejemplo, aconsejan fraccionar los periodos en varias semanas, Esto hará que los cambios no sean tan abruptos, y que, con la vuelta al trabajo se tenga la expectativa de un nuevo periodo de vacaciones en no demasiado tiempo.

– Estilo de vida. Cuando dormimos las horas necesarias o comemos de forma saludable estamos cuidando nuestro cuerpo, por dentro y por fuera. En los procesos de readaptación como es la vuelta al trabajo, tener un estilo de vida con buenos hábitos alimentarios y una calidad de sueño satisfactoria también son factores a tener en cuenta.

– Actitud positiva. Como bien sabemos, nuestra mente puede ser nuestro mejor aliado o nuestro peor enemigo. Nosotros elegimos. Así, enfrentar el nuevo curso, no será igual para aquellos que tienen una actitud pesimista que para quienes procuran ver el lado bueno de las cosas, buscar lo positivo de su situación y aferrarse a las buenas sensaciones.

Admitámoslo, las vacaciones son uno de los mejores y más esperados momentos del año, y tener que dejar esos días de relax para volver al trabajo y a las obligaciones no gusta a nadie. Pero hacer ese necesario cambio de una manera más feliz puede ser más sencillo si nos proponemos seguir algunos sencillos consejos.

 

Por Noelia Martínez

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