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La economía española, sector a sector: no todo son servicios

Los sectores económicos españoles son piezas de un gran engranaje. Están profundamente interrelacionados, de modo que sus avances proporcionan ventajas al conjunto de la economía. Veamos cómo son.

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Qué son los sectores económicos

Podemos distinguir dos tipos de usos del término. Lo más habitual es que se emplee como una expresión genérica referida a un conjunto de actividades que tienen algo en común, como una relación estrecha entre los bienes y servicios que producen.

En ese sentido genérico, el concepto puede ser más amplio o estrecho en función de las necesidades. Por ejemplo, podemos hablar del sector ganadero, del sector ganadero vacuno, del sector ganadero vacuno de carne y así sucesivamente. Cada subsector puede ser llamado, dependiendo del contexto, sector económico.

Por otro lado, en las normas, nos encontramos diferentes términos para clasificar las actividades en sectores. Veamos las dos más importantes:

  • La Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) distingue varias secciones, cada una de ellas clasificadas en sectores sucesivamente más pequeños llamados divisiones, grupos y clases.
  • La tarifa del Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) distingue también varias secciones, pero las clasificaciones sucesivas son un poco diferentes y se denominan divisiones, agrupaciones, grupos y epígrafes.

Un caso particular es el del Sistema Europeo de Cuentas Nacionales y Regionales de la Unión Europea, que es la referencia para el cálculo de algunas de las magnitudes macroeconómicas más importantes. En él, lo que coloquialmente llamamos sectores económicos se denomina ramas de actividad. Además, divide el conjunto de una economía en cinco sectores institucionales:

  • Sociedades no financieras.
  • instituciones financieras.
  • Administraciones públicas.
  • Hogares.
  • Instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares.

La participación en la producción y el empleo de cada sector económico

En la tabla adjunta, podemos observar las aportaciones de los diferentes sectores y subsectores al Producto Interior Bruto (PIB) del primer trimestre de 2021 en España.

En la tabla superior, observamos que cada sección o agrupación de secciones de la CNAE  va acompañada de su valor añadido bruto. Este es la diferencia entre los valores de lo producido y los consumos que ha realizado el sector. A su vez, también lo podemos entender como suma de las rentas que ha generado el sector.

Si nos detenemos a analizar brevemente las cifras, apreciamos que la mayor aportación de los sectores económicos en España la hacen los servicios y, dentro de ellos, los de comercio, transporte y hostelería.

En el ámbito del empleo, vemos cifras semejantes, con el 75,5 % de los ocupados en el sector servicios como refleja la siguiente tabla:

La importancia de los sectores económicos en España

A primera vista, a la luz de las cifras, podemos concluir que España es un país de servicios. Consideraciones semejantes podríamos extraer, por ejemplo, si analizamos su repercusión (especialmente los relacionados con el turismo) en el saldo de nuestra balanza por cuenta corriente, si analizamos la capitalización de las empresas cotizadas de cada sector o valoramos su facturación, entre numerosos aspectos.

Sin embargo, esa sería una idea parcial que no acaba de representar toda la realidad de la economía española. Nos oculta la importancia capital de otros sectores para desarrollar las actividades productivas. Pasemos a examinar cómo se encuentran los principales sectores.

El sector agrario español

El sector agrario (agrícola y ganadero) es uno de los grandes ejes del sector primario. A lo largo de las últimas décadas (especialmente en el tercer cuarto del siglo XX), ha dado un salto gigantesco en productividad laboral. Las causas principales han sido la mecanización y la tecnología, que permiten a una sola persona trabajar una mayor extensión, y los métodos que aumentan la productividad de la tierra.

Este salto de la productividad agraria ha sido fundamental por varias razones. Ha permitido la llegada de millones de personas a ciudades o núcleos más densamente poblados. También ha facilitado el desarrollo de la industria agroalimentaria, en muchos casos emblemática para actividades de servicios. Por poner un ejemplo, pensemos en la bandera que supone para el turismo o la hostelería el impulso del sector aceitero de oliva.

Ahora, los retos son diferentes. Se debe aunar sostenibilidad social y ambiental con incrementos en la calidad de los alimentos. En un sentido semejante, se pretende avanzar en la producción de materiales textiles y de construcción ecológicos y que propicien mejoras de inclusividad social. Los productos del sector se convierten en la base de cadenas cada vez más innovadoras y exigentes.

El sector industrial español

Como sucede con el sector agrario, la industria ha vivido un salto de productividad en las últimas décadas. Hoy se habla de industria 4.0. Eso ha propiciado una reducción generalizada de costes y la ‘democratización’ de muchos productos industriales, a los que ahora pueden acceder más consumidores y pymes.

La caída del peso de la industria en el PIB a precios corrientes (del año en curso) depende, en buena medida, del comportamiento relativo de sus precios. Al evolucionar los servicios con un crecimiento más lento de su productividad, sus precios cada vez pesan más. Pero eso no significa que caiga la producción industrial, sino que es más eficiente.

Se trata de un sector clave porque produce muchos bienes necesarios en otros sectores. Además es un demandante de diversas clases de bienes y servicios, uno de los mejores clientes de muchas empresas. Sus productos facilitan la incorporación del avance tecnológico y el cumplimiento de los retos de los nuevos tiempos.

El sector constructor

Vive un proceso de cambio importante, derivado de la disminución en la última década y media de la obra pública y la construcción de vivienda. No obstante, ahora surgen nuevos retos inversores derivados de los objetivos de los fondos europeos y de las exigencias de un nuevo entorno en el que la inclusividad, la reducción de emisiones, la disminución y correcta gestión de residuos, la cohesión territorial, la resiliencia sanitaria, etcétera.

Tiene un papel muy importante también en la digitalización tanto de hogares como de empresas. Sirven infraestructuras y espacios de trabajo más inteligentes y que son claves para el conjunto de los sectores.

Los servicios españoles

En una visión general, está claro su peso tanto en la producción como en el empleo. Sin embargo, se trata de un sector muy heterogéneo. Mientras algunos son muy necesarios, pero no tienen tanto empuje tecnológico y organizativo como para impulsar decididamente la productividad y el crecimiento, otros son claves para el escenario económico de los próximos años. Entre estos últimos destacan:

  • Los servicios de telecomunicaciones, determinantes en la introducción de tecnologías e infraestructuras de las comunicaciones.
  • La educación y la sanidad, que facilitan el crecimiento del capital humano.
  • La distribución, muy importante en la modernización de la cadena de suministro y en el surgimiento de una nueva experiencia de consumo.
  • Los servicios nativos digitales, que son una pieza imprescindible del ecosistema innovador.
  • Los servicios profesionales para empresas, que contribuyen a difundir su saber hacer por el conjunto de la economía.
  • Las empresas del sector logístico, que están viviendo una transformación clave para la industria y el comercio.
  • La banca y el conjunto del sector financiero y asegurador, que encauzan el ahorro hacia la inversión y son claves en el flujo de datos financieros.
  • Los servicios de atención directa a las personas, que aportan la humanización que necesita el avance económico.
  • La Administración, inmersa en importantes planes de digitalización que influirán en su relación con particulares, empresas y otras administraciones y organizaciones.

En resumen, cada uno de los sectores económicos en España debe aportar su granito de arena para construir una economía mejor.
Imágenes |  Syd Mills en Unsplash y sitio web del INE

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