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Cómo ayuda el turismo inclusivo a mejorar la sociedad

El turismo inclusivo ha sido el protagonista del Día Mundial del Turismo, que se celebra el día 27 de septiembre. Y es que una parte del futuro del sector va a depender de su capacidad para generar armonía social.

El levantamiento de las barreras para viajar

Existeuna brecha entre la parte de la sociedad que viaja y aquella que no lo hace. Solo unos pocos individuos eligen no moverse por pura preferencia personal después de estar correctamente formados e informados. Lo normal es que la causa esté en diferentes clases de barreras como:

  • Costes excesivos y falta de recursos para afrontarlos.
  • Barreras arquitectónicas y otros problemas de accesibilidad para personas con discapacidad física o sensorial.
  • Dificultades de conciliación de actividades, en especial, por problemas laborales, familiares o sociales.
  • Congestión que impide acceder a determinados destinos.
  • Preocupación por el mantenimiento y seguridad de las viviendas, negocios y animales domésticos.
  • Desánimo por falta de ofertas sugerentes que estén al alcance.
  • Situaciones de enfermedad, propias o de personas que están bajo nuestro cuidado.
  • Destinos con barreras de accesibilidad.
  • Dificultades idiomáticas y culturales.

Además, hay dos elementos que contribuyen a agrandar la brecha. El primero es que muchas personas se enfrentan al mismo tiempo a varias dificultades. No son circunstancias independientes, si no con ciertas relaciones que van construyendo perfiles de exclusión turística.

En ese sentido, hay un segundo factor determinante: la capacidad para derribar barreras. Muchas personas que viajan las superan. Encuentran remedios para abordar su experiencia de forma satisfactoria. Eso depende de habilidades y actitudes personales, pero también de las circunstancias del entorno.

A medida que más personas van superando las barreras, la sociedad va adquiriendo una cultura turística. No solo se trata de que más personas viajen, sino también de que lo hagan con menor coste y mayor aprovechamiento.

La superación de barreras como reto de calidad

Una de las mejores señales de la salud de una actividad turística es su capacidad para ir de la mano de los clientes. De forma que las dificultades sean un obstáculo superable del que tanto profesionales como usuarios puedan aprender. En eso consiste, en definitiva, la resiliencia.

De hecho, muchas empresas turísticas fracasan después de un cierto éxito inicial por falta de adaptación. Dirigen su oferta a un segmento muy concreto y cuando este vive cambios desafiantes es incapaz de superar los obstáculos.

En realidad, el enfoque debe ser distinto. El factor humano, la buena organización y la tecnología deberían ser capaces de seguir satisfaciendo a los clientes habituales y de incorporar a otros de características compatibles con la estrategia de expansión del negocio. Una experiencia turística viva y dinámica se convierte en una prueba de calidad.

La mejora del turismo inclusivo en la cohesión social

Los avances del turismo inclusivo tienen capacidad para cohesionar grupos. Si todos pueden viajar, si hay un destino y una experiencia satisfactoria de viaje para cada persona, el ambiente social, laboral y familiar se enriquece. Se comparte más, se favorece la empatía, las habilidades de comunicación, se eliminan tensiones, se facilitan los descubrimientos y la apertura mental e, incluso, es más fácil contextualizar las circunstancias de la vida cotidiana.

Las empresas turísticas se convierten así en puentes de relaciones humanas. Contribuyen a la armonía social y los contactos se hacen más fructíferos. Al mismo tiempo, deben ser capaces de encauzar el vínculo común que todos tenemos con el planeta en el que vivimos.

Por tanto, las actividades turísticas inclusivas pueden generar beneficios que trascienden a sus productores y consumidores. Eso puede hacer que no se llegue a su óptimo desarrollo sin iniciativas públicas y privadas para su fomento, tales como subvenciones, condiciones de contratación pública, regulaciones, medidas fiscales, acciones de emprendimiento social y de responsabilidad corporativa, planes de actuación conjunta entre empresas de distintos sectores, apoyo a asociaciones del sector, etcétera.

La prevención de impactos negativos

Aunque las actividades turísticas puedan procurar incontables beneficios a la sociedad, también existen impactos negativos. Entre otros muchas, encontramos la contaminación; los perjuicios en la flora, la fauna, los suelos y las aguas; el ruido, la generación de residuos; la congestión en el tráfico y en el acceso a bienes y servicios; las dificultades para compatibilizar actividades que no siempre compiten en armonía por los mismos recursos…

En ese sentido, las empresas turísticas deben analizar los posibles impactos, los medios para su detección y estudio y las formas de prevenirlos o corregirlos. Si la actividad no se mueve en límites razonables, la supervivencia del negocio se verá amenazada. Por un lado, se incrementará progresivamente la oposición de los perjudicados. Por otro, los competidores con enfoques más inteligentes y armoniosos con el entorno acaban cobrando ventaja.

La brújula del turismo siempre indica hacia la inclusividad. Es la mejor forma de difundir los beneficios de la actividad entre toda la sociedad y afianzar las perspectivas del negocio.

Imágenes | Nemanja .O., Henrique Ferreira, Jorge Fernández Salas, Mathew MacQuarrie en Unsplash

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