trabajo precario por luchar contra la robotica

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Cuando los humanos hacemos el trabajo de robots, el trabajo se vuelve precario

Riders, conductores VTC, trabajo precario. La mayoría de las quejas al modelo económico de contratación es la baja calidad del empleo, así como la volatilidad de los contratos e incluso la falsa autonomía de muchos puestos de trabajo. Pero, ¿y si nos hemos equivocado y miramos el problema desde la óptica equivocada? ¿Y si el problema deriva de tratar de competir contra robots?

Profesiones robotizables: qué harán cuando lleguen los robots

¿Por qué los trabajadores de profesiones robotizables no están estudiando robótica?

La tecnología avanza inexorable y lo que hoy es posible hace diez años resultaba impensable. Ya hay robots-pizzerías, coches que conducen solos (desde 2015, por cierto) y alegres máquinas siempre dispuestas a entregar un pedido de comida, siempre y cuando tengan energía en sus baterías. Pero seguimos pidiendo personas para trabajos de robot, lo que genera malos puestos laborales.

Todo esto ya lo pueden hacer robots

No queremos asustar a nadie, pero tampoco buscamos esconder la realidad. Además de empresas que hacen comida con robots, ya hay empresas que reparten comida a domicilio con robots. En el vídeo podemos ver el EAT24, de Marble, pero la lista es larga: Postmates, Aethon, Starship, Prime Air Delivery. Empresas como Just Eat o Domino’s ya los usan de forma habitual.

En 2017 estos robots ya entregaban comida en “Tallin (Estonia), Hamburgo (Alemania) y Berna (Suiza) en Europa; en Estados Unidos, en Redwood City (entre San Francisco y Palo Alto) y Washington DC”, según El Confidencial. En un par de años podrían llegar a tu ciudad y, entonces, ¿qué será de los riders o los repartidores de paquetería?

En un par de años miles de personas podrían perder su empleo. En 2016 la empresa nuTonomy empezó en Singapur una serie de pruebas de conducción autónoma. Waymo (Google, 2018) ya trabaja en Phoenix y Didi (滴滴, Tencent y Alibaba, 2019) en ciudades como Pekín o Shenzhen. Hacia 2015 los coches Didi operaban en 360 ciudades y efectuaban, con un conductor humano suplente, cuatro millones de carreras diarias.

Hay quien podría pensar que, para defender puestos de trabajo, incluso los muy mal pagados […] valdría la pena legislar para frenar la implantación de la tecnología.

Es posible que no te enteraras de todo aquello porque apenas rozó la prensa en castellano. Puede ser que tampoco supieras que en 2018 el Foro Económico Mundial publicaba el informe ‘The future of jobs 2018’ en el que se leía que el 29% de la actividad económica se realizaba mediante máquinas.

Se estima que hacia 2022, año en que joint ventures como Daimler-BMWHyundai-Aptiv esperan tener flota automatizada en las principales ciudades, los robots se encarguen del 42% de todo el trabajo. La unión entre Volvo y Uber ya tiene su primer coche en producción. Esto va muy rápido.

De la huelga de ascensoristas a la de los taxistas

En noviembre de 2017 hubo una huelga de taxistas en España. Fue un acontecimiento masivo, aunque, curiosamente, gracias a ella muchos usuarios descubrieron los servicios VTC (Uber y Cabify) o de carsharing (Zity, Emov, Car2Go), al no estar disponibles los taxis. Uno de los resultados de aquella huelga es que hoy el taxi cuenta con servicios como FREE Now, de precio cerrado.

También es curioso que en enero de ese mismo año (10 meses antes) taxistas y conductores de Uber se manifestasen en Nueva York en contra de los planes de la compañía californiana. Uber busca automatizar el coche tan pronto como sea posible, y el “lobby para prohibiciones de autos sin conductor” exigió al alcalde De Blasio 50 años más de conductores humanos.

La automatización siempre nos ha librado de puestos precarios

Pocos recuerdan que la misma ciudad acogió en 1945 otra huelga de corte parecido con consecuencias nefastas para sus manifestantes: la huelga de ascensoristas. Este colectivo era notable en aquel año, y su huelga colapsó una ciudad acostumbrada a vivir en las alturas. Se estima que se perdieron cien millones de dólares en impuestos no recaudados.

¿La respuesta de la ciudad? Pisó a fondo el acelerador de la tecnología y hoy apenas quedan ascensoristas. Puede parecer trágico, pero los neoyorquinos ganaron en fiabilidad, seguridad, costes y aumentó la penetración de los ascensores. Mayor calidad de vida, ya que hasta entonces había sido algo de clases más pudientes. Hoy consideramos los escalones como barreras arquitectónicas y a los ascensores como herramientas para que las personas mayores puedan salir.

¡Que alguien ponga una bandera delante!

preparador de alimentos automatizacion

Esto último es muy importante porque hay quien podría pensar que, para defender puestos de trabajo, incluso los muy mal pagados (especial atención a los riders y los preparadores de comida), valdría la pena legislar para frenar la implantación de la tecnología y los despidos. Después de todo, hay cientos de miles de preparadores de comida en nuestro país.

Máquinas como Creator, que prepara hamburguesas de forma automatizada, o aquellas sirven café, podrían suponer un problema en las cotizaciones y el paro. Al menos, a priori. Algo así se pensó en 1865, cuando el vehículo a motor hizo aparición y el Parlamento Británico tomó una de las peores decisiones políticas con el ‘Locomotive Acts’, facilitando el trabajo precario de cochero. También llamado ‘Red Flag Acts’, estas leyes del lobby de los cocheros fueron un freno notable a la industria del automóvil. Se las conoce por la ley más extraña de todas: delante de un vehículo a motor debía colocarse una persona ondeando una bandera roja a modo de aviso. Ni qué decir tiene que una persona anda más despacio que un coche de tiro con caballos.

¿Trabajo de robot = precario?

Pero el caso es que este conjunto de leyes hoy tan absurdas estuvo vigente hasta 1903, casi 40 años. En el momento en que la ley fue derogada, el motor se convirtió en un invento interesante en el cual invertir, y dio paso al tipo de movilidad que hoy conocemos. ¿Quién querría ser cochero? Hoy podríamos cometer errores parecidos con la conducción autónoma o los robots-restaurante.

Marc Vidal, conocido consultor, en su reciente libro ‘La era de la humanidad’ (2019), comenta de los programas políticos actuales que “los empleos que se están planteando «crear» en sus programas serán empleos muy mal pagados, en posiciones repetitivas y propensos a desaparecer”. Lo que conocemos como empleo precario, a menudo estacional.

automatizacion trabajo precario

Volvemos al siglo XVIII. La implantación de un telar automatizado hace que 397 operarios (de 400) sean despedidos. Año 1903: la derogación de las ‘Red Flag Acts’ deja en el paro a todos los cocheros del planeta en menos de dos décadas. Año 1945: la huelga de ascensoristas hace que la alcaldía de Nueva York automatice el cien por cien de su trabajo antes de que acabe la década.

Durante 2018 cientos de trabajadores de Glovo colapsaron la app demandando merecidas condiciones de trabajo. Quizá pronto sean automatizados y, como ocurrió con las costureras, los cocheros o los ascensoristas, nadie les echará de menos ni intentará entrar en su profesión. ¿Quién querría ser hoy ascensorista? La automatización siempre nos ha librado de puestos precarios. Buena parte de los desplazamientos laborales masivos han surgido de una nueva invención (telar, coche a motor, ascensor) que había estado penalizada a nivel legal. Durante décadas, las naciones lograron mantener de forma artificial cierto tipo de ‘mal empleo’ en marcha. Empleo precario, duro, con bajas o nulas expectativas de mejora y de salario mediocre.

Gran parte del trabajo de fábrica automatizado durante el siglo XX también se corresponde con esta mecánica, y hoy los riders y la parte desfavorecida de la economía gig también está en este saco. Hemos cometido el error de asignar trabajos de máquinas a personas, y su resultado es empleo de mala calidad. En otras palabras, algunos humanos están compitiendo con máquinas en trabajos repetitivos y de baja cualificación para los que estas fueron construidas. Ya hay inventos capaces de hacer su trabajo, y la historia nos ha enseñado que es recomendable crear planes estatales de reconversión porque esto traerá nuevas profesiones y progreso. ¿Seguiremos esperando mucho tiempo?

Imágenes | iStock/nrqemi, iStock/EvgeniiAnd, iStock/Traimak_Ivan

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