Si nuestro currículum ha logrado su objetivo, muy probablemente el siguiente paso sea enfrentarte a una entrevista de trabajo. Una última y definitiva prueba en la que, casi con toda seguridad, deberás responder a una serie de preguntas difíciles.
Suelen denominarse también “preguntas trampa” porque están pensadas para tratar de evaluar tus habilidades y competencias y saber cómo te desenvuelves en situaciones complejas o de estrés. En definitiva, tienen el propósito de obtener información sobre ti más allá de lo que está plasmado en el currículum.
Por eso, una de las tareas que debemos llevar a cabo al preparar una entrevista de trabajo es hacer lo propio con estas preguntas difíciles, que debemos llevar bien estudiadas para que nuestras respuestas sean coherentes y puedan demostrar al entrevistador nuestras cualidades, así como minimizar esos pequeños defectos que todos poseemos.
¿Cuáles son las preguntas más difíciles en una entrevista?
Lógicamente, las preguntas de una entrevista suelen variar según el puesto y la empresa a la que se opte, pero hay algunos ejemplos comunes de preguntas típicas que se suelen repetir.
Es importante pensar que las preguntas difíciles no tienen como objetivo ponernos en una situación incómoda sino tratar de evaluar nuestra capacidad de control y de pensar con calma en situaciones complicadas.
A continuación, algunas de las preguntas difíciles que suelen aparecer comúnmente en una entrevista de trabajo y sus posibles respuestas, para no quedarse en blanco en el peor momento:
“Háblame de ti”
Suele ser una de las primeras preguntas y, aunque suene a cuestión sencilla no lo es ni mucho menos. Evidentemente, lo primero a tener en cuenta es que no se trata de contarle tu vida al entrevistador como si fuera un psicólogo. Se trata de contar de forma breve (dos o tres minutos es más que suficiente) los hitos más destacados de tu trayectoria profesional.
Si es larga, es mejor abreviar y centrarse en solo los puntos destacados de tu carrera hasta el momento, siempre relacionados con el puesto al que optas y haciendo hincapié en los logros conseguidos. Si, por el contrario, aún tienes poca experiencia, cuenta por qué elegiste formarte en esa profesión y demuestra pasión por ello.
Debes demostrar que eres el mejor candidato para ese puesto de trabajo (al fin y al cabo, eso es lo que el entrevistador pretende con esta pregunta), para lo cual tienes que elaborar un discurso en el que tu formación y/o experiencia, en definitiva las elecciones que has tomado en tu vida, te conduzcan a esa posición.
Una posible respuesta en una imaginaria entrevista para un puesto relacionado con el marketing y la comunicación podría ser: “Soy un profesional de marketing con “X” años de experiencia en campañas exitosas para empresas de “Y”. Recientemente lideré un equipo que aumentó la visibilidad de nuestra marca en un 30%, lo que resultó en un aumento del 15% en las conversiones”.
Para reforzar tus argumentos conviene dar ejemplos de, en este caso, las campañas realizadas. Normalmente bastará con algún ejemplo, pero si el entrevistador no pasa a la siguiente pregunta siempre le podemos preguntar si quiere escuchar más información.
“¿Cuáles son tus debilidades? ¿Y tus fortalezas?”
Es una de las “preguntas trampa” más típicas, destinada a averiguar los posibles motivos por los que la empresa no debería contratarte y, muy importante, evaluar tu nivel de sinceridad. En el caso de las debilidades es crucial ser honesto con nuestros atributos y no mentir, aunque lógicamente tampoco debemos perjudicarnos confesando los aspectos más negativos de nuestra personalidad.
Del mismo modo, debemos ser creíbles y no caer en los tópicos. Lo mismo que un “no tengo debilidades, soy perfecto” no es una buena respuesta, el clásico “soy muy exigente conmigo mismo” ya suena a demasiado manido y poco creíble.
Más bien se trata de encontrar algún punto débil de nuestro currículo, o de nuestra personalidad, y darle la vuelta reformulándolo positivamente, compensándolo de alguna manera positiva o mostrando cómo hemos trabajado para superar esa debilidad.
Por ejemplo, en el caso de que haya un hueco en el CV porque no trabajamos durante un período de tiempo, podemos contar que aprovechamos ese tiempo para ampliar conocimientos o perfeccionar el inglés.
En cuanto a lo personal, podemos intentar reconducir la respuesta hacia adjetivos que, a priori, son negativos en lo personal pero que pueden ser de valor en el ámbito laboral; por ejemplo, cosas como “soy excesivamente puntual” o “demasiado meticuloso y exigente en la obtención de resultados”.
En cuanto a las virtudes, es nuestra oportunidad para demostrar nuestra valía profesional, nuestro positivismo, determinación y demás cualidades que nos hagan ideales para el puesto.
Por supuesto también debemos ser sinceros y, sobre todo, demostrar seguridad en nosotros mismos y confianza en nuestras capacidades.
“¿Dónde te ves en cinco años?”
Otra pregunta habitual y bastante peliaguda es la de dónde te ves en unos determinados años. Una cuestión con la que el entrevistador pretende averiguar si vas a permanecer en la empresa durante ese tiempo, si eres ambicioso y te fijas metas, y si tus objetivos profesionales a largo plazo encajan con los de la organización.
La respuesta es complicada pero, de nuevo, el mejor consejo es ser sinceros y hablar de cuáles son tus objetivos. Éstos deben ser ambiciosos pero también creíbles y alcanzables (no digas que en 5 años quieres ser el CEO de la empresa) y que estén alineados con los planes de la compañía.
Una posible respuesta a esta pregunta podría ser: “En cinco años, me veo liderando iniciativas estratégicas en el departamento de marketing de esta empresa. Quiero crecer profesionalmente y creo que este puesto me puede brindar las oportunidades para desarrollar mis habilidades”.
Normalmente se valora más a las personas que tienen un buen control de lo que hacen y hacia donde se dirigen, pero también puede ocurrir que no lo tengamos tan claro.
En ese caso, conviene mantener la sinceridad y decir, de forma diplomática, algo como “Ahora mismo no tengo una idea concreta, pero si sé que quiero trabajar en “X” y crecer dentro de un proyecto interesante como el suyo.
“Háblame sobre un desafío/ conflicto/ fracaso profesional al que te enfrentaras y cómo lo superaste”
Esta otra pregunta difícil a la que podemos enfrentarnos en una entrevista de trabajo está enfocada a intentar averiguar cómo responderemos, en caso de ser contratados, a los conflictos y problemas que se puedan producir en el trabajo diario.
Y si decíamos antes que poner ejemplos de logros obtenidos es una buena manera de demostrar nuestras habilidades, aquí nuestra respuesta deberá ir en la misma dirección: evidenciar que somos una persona equilibrada, capaz de mediar en conflictos y de soportar situaciones de estrés.
Para ello debemos exponer un ejemplo de alguna situación pasada en la que demostráramos nuestra valía al resolver un problema. Por ejemplo, una posible situación en la que mediamos en un conflicto entre dos compañeros o una situación delicada en la empresa (como una fuerte caída de las ventas) de la que fuimos capaces de sobreponernos.
De lo que se trata, en definitiva, es de demostrar que somos una persona que, aunque pueda cometer errores, no se rinde fácilmente, es capaz de afrontar los problemas y siempre intenta mejorar y aprender de la experiencia.
“¿Cómo manejas el estrés?”
Muy relacionada con la anterior, esta pregunta trata de evaluar nuestra capacidad de priorizar tareas y mantener la calma cuando se trabaja bajo presión. De nuevo, aquí es conveniente responder con sinceridad; entre otras cosas porque será algo que probablemente puedan comprobar por sí mismos, durante el periodo de prueba, si al final nos contratan.
Podemos optar por hablar de qué técnicas específicas usamos para manejar el estrés (escuchar música, meditar, hacer ejercicio…) pero, como en el caso anterior, lo mejor es buscar algún ejemplo de una situación estresante que hayamos vivido en un trabajo anterior (o en nuestra formación si no tenemos experiencia) y contar cómo la manejamos.
Hay que tener en cuenta que el estrés es una parte normal del ambiente de trabajo, por lo que es importante poder demostrar que somos capaces de manejarlo sin problema y lleva a buen puerto nuestras responsabilidades aunque estemos bajo presión.
“¿Por qué deberíamos contratarte?”
La última de las preguntas difíciles de la que vamos a hablar con más profundidad, por estar entre las más habituales, es toda una oportunidad para “vender” tu candidatura al entrevistador.
Es el momento de poner de relieve tu experiencia y habilidades y cómo pueden ayudarte en el puesto al que aspiras. Además, también tienes que intentar convencerle de que vas a encajar a la perfección en la cultura de la empresa, y de que eres una mejor opción que cualquiera de los demás candidatos.
Por supuesto, como en anteriores cuestiones no basta un simple “soy la mejor persona para el trabajo” sino que debes tratar de demostrarlo apoyándote en tus logros, aptitudes y habilidades profesionales, con ejemplos que puedas aportar de tu experiencia profesional.
En cualquier caso, una respuesta a esta pregunta podría ser “Mi experiencia en marketing, combinada con mi enfoque estratégico y habilidades analíticas, encajan perfectamente con las metas de crecimiento de su empresa. Estoy emocionado por la oportunidad de aportar mi experiencia y ayudar a llevar sus campañas al siguiente nivel«.
Otras preguntas comprometidas
Las anteriores son algunas de las preguntas difíciles que suelen aparecer en las entrevistas de trabajo. Pero tampoco podemos dejar de mencionar algunas otras también complicadas pero que es más difícil que surjan, ya sea por su rareza o porque son “delicadas”.
Sobre estas últimas, precisamente, es importante recordar que preguntas del tipo “¿Estás pensando tener hijos? ¿Estás casado? o ¿Perteneces a algún sindicato?” son cuestiones de tipo personal a las que podemos (y así aconsejamos) negarnos a responder (forman parte de lo que se denomina red flags de una entrevista de trabajo).
Por eso las que vamos a ver, más bien, son cuestiones que no son tan clásicas ni habituales como “¿Qué te llevarías a una isla desierta? Si fueras un animal ¿cuál elegirías? ¿Cuál es la empresa de tus sueños? o ¿Qué nota te pondrías del 1 al 10?”.
Estas preguntas “trampa” entrañan una doble complejidad: por un lado son muy abstractas y, por otro, suelen dejar boquiabierto al entrevistado, ya que normalmente no se las espera.
Por ejemplo, con la pregunta de la isla desierta buscan valorar si eres una persona de recursos e intuir si eres práctico a la hora de resolver conflictos en el trabajo, por lo que deberías decantarte por alguna herramienta, pero no olvides también incluir un objeto que nutra tu imaginación y dé a entender que eres una persona creativa, como un libro.
En cuanto a la pregunta sobre la calificación, el entrevistador quiere saber tu grado de autoconocimiento. En este caso, “un 8” sería la respuesta más recomendable, ya que es una puntuación alta pero deja margen de mejora.
Cuando te pregunten por la empresa de tus sueños, debes responder de forma general, no mencionar empresas en concreto y relacionar tu respuesta con la organización para la que estás aplicando.
Y, por último, sobre la (divertida) pregunta trampa del animal, elige uno conocido (perro, caballo, delfín…), explica dos o tres cualidades que tenga y relacionalas con tu carácter. Por ejemplo, puedes responder que serías un elefante porque son inteligentes, trabajan en grupo y tienen una gran memoria.
¿Cómo responder preguntas difíciles en una entrevista de trabajo?
Saber cómo comportarse en una entrevista es un tema del que ya hemos hablado pero conviene recordar la importancia de preparar bien la entrevista, incluso si es necesario usando la inteligencia artificial. En primer lugar, aunque no podemos saber qué nos preguntarán pero sí que deberíamos llevar preparadas las respuestas a las preguntas de las que hemos hablado antes.
Dentro de esta preparación conviene tener preparado también un minidiscurso al estilo del elevator pitch para defender nuestra candidatura y con una versión actualizada del currículum en papel o en PDF.
También es muy importante realizar un estudio previo de la empresa para la que queremos trabajar (informándote en medios de comunicación, en su web y redes sociales o, incluso, en la competencia) para demostrar nuestro interés en el puesto.
Por supuesto es importante también acudir bien vestido y con puntualidad, para causar buena impresión al entrevistador, y comportarnos de forma educada y amable, cuidando el lenguaje. Debemos actuar de forma relajada, sin hablar precipitadamente ni abusar del lenguaje corporal.
Por otro lado, pensemos que en una entrevista de trabajo debemos contar algo que vaya más allá de lo que dice el currículum, y que debemos demostrar lo que hemos logrado en cada puesto de trabajo y las habilidades que hemos podido desarrollar.
Recuerdemos que nunca hay que mentir, fingir algo que no somos y tampoco criticar a las empresas o los profesionales con los que hayamos trabajado anteriormente.
Por último, aunque es más que conveniente llevarnos preparadas las preguntas difíciles a la entrevista de trabajo, en ningún caso debemos parecer un loro recitando algo aprendido. Por eso, está bien tomarnos unos segundos para pensar en la respuesta antes de darla.
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