El estrés en los autónomos puede acabar en una baja o incapacidad

Autónomos

¿Los autónomos no pasan estrés laboral? 15 razones que podrían llevarles a pedir la baja

El estrés de los trabajadores autónomos se traduce en una baja laboral con menos frecuencia que en otros ámbitos.

Algunas de sus principales fuentes y remedios son las siguientes.

1) La inestabilidad de ingresos

Normalmente los ingresos de los autónomos suelen ser variables en función de la demanda y de los costes. Además, no todo lo que se gana se transforma en cobros. Por ejemplo, una buena temporada puede terminar con la necesidad de hacer desembolsos para afrontar inversiones enfocadas al crecimiento. Hay, por todo ello, momentos en los que el autónomo tiene que hacer encajes complicados en su economía personal y familiar.

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En general, suelen paliar esta tensión con diversificación. Cuando realizan más de una actividad en más de un lugar o, simplemente, no dependen siempre de los mismos elementos del entorno, tienden a compensar los malos resultados con otros buenos.

2) La dificultad para tomarse descansos y vacaciones

Durante los momentos de actividad ordinaria es complicado buscarse unos días de descanso. Sin embargo, tampoco es sencillo para un autónomo asegurar que, en temporadas de menos trabajo, pueda disfrutar unas vacaciones. Un riesgo o incidente, una oportunidad, un encargo especial o cualquier otra actividad extraordinaria puede poner fin a los planes antes siquiera de haberlos iniciado.

Lo más habitual es que alivien la presión tomando vacaciones cuando sea posible. No obstante, algunos reservan ciertos días, a los que solamente renunciarían ante imprevistos graves.

3) La hiperconectividad

Hay muchos autónomos conectados, vigilantes, pendientes de cualquier novedad durante los siete días de la semana y las 24 horas del día. Algunos acumulan mucha tensión al tener que responder a muchos requerimientos fuera de su horario habitual. Otros han decidido no establecer una separación definida entre tiempo de trabajo y de descanso.

El estrés en los autónomos puede acabar en una baja o incapacidad

Hoy día la mayor conexión es la digital, aunque hay otras. Por ello, muchos autónomos luchan contra el ciberestrés con momentos prefijados para la desconexión digital. Además, suelen buscar herramientas de productividad que aporten racionalidad a la gestión del tiempo.

4) Las deudas

No poder pagarlas puede poner en peligro la continuidad del negocio. A los temores por el futuro profesional propio, además, se suele sumar la responsabilidad personal de quien, en mayor o menor medida, tiene entre sus acreedores, por ejemplo, a proveedores habituales, que pueden verse arrastrados por nuestros problemas.

El aliado natural para luchar contra todas estas preocupaciones es la planificación financiera. Ayuda a saber a qué nos enfrentamos y cómo podemos responder. En ese sentido, el asesoramiento puede ayudarnos a evitar muchos errores.

5) La sucesión

Cuando se acerca el momento del retiro, es habitual enfrentarse a múltiples opiniones: si es mejor que quede al frente tal o cual familiar, si convendría dejar la administración en manos de un profesional externo, si lo mejor es liquidar o vender el negocio… Desde los trabajadores a los clientes, pasando por amigos, familiares y conocidos: cada uno tiene un parecer. Tomar la mejor decisión puede ser enormemente estresante.

Para no verse sobrepasados por la sucesión es muy importante educar la escucha. Hay que saber extraer información de todas esas opiniones, evitando el ruido. Además, se deben tener claras las responsabilidades de cada uno dentro del proceso y la importancia de las decisiones propias.

6) Los despidos

Cuando se tienen trabajadores a cargo y hay que efectuar despidos, las preocupaciones y dudas se agolpan. ¿Será la mejor decisión o hubiese sido evitable? ¿Perderemos un activo humano irremplazable? ¿Qué será de su futuro profesional tras el despido? ¿Cómo se verá afectada nuestra relación personal? ¿Cómo comunicamos el despido? No es un momento nada sencillo, sino que más bien, con frecuencia, suele ser muy triste.

El estrés en los autónomos puede acabar en una baja o incapacidad

Cuando no hay otro remedio, la solución pasa por la planificación de los despidos. Hay que prever sus repercusiones y plantear posibles soluciones, a ser posible de forma empática. Encontrar la manera de que el despido sea lo menos oneroso posible para el empleado ayuda a aliviar la presión. Nos pueden ayudar muchas herramientas como el outplacement, el ofrecimiento de referencias, la planificación del momento, etcétera.

7) Los conflictos personales

Ser autónomo implica tomar decisiones. Unas veces es un cliente insatisfecho, otras un socio que no encuentra su lugar en la empresa, los trabajadores descontentos o un proveedor que reclama unas nuevas condiciones. La resolución de conflictos, incluso cuando se llega al fin a un entendimiento, es uno de los grandes desafíos emocionales.hablemosdeempresas.com/…/falsos-mitos-sobre-la-motivacion-de-los-empleados

Las tres piezas que, normalmente, contribuyen a prevenir este tipo de situaciones son el liderazgo, la capacidad para motivar a las personas y el buen manejo de los incentivos. Cuando ya se han materializado las soluciones suelen pasar por la comunicación, la negociación y, en su caso, por el asesoramiento jurídico.

8) Los accidentes y enfermedades profesionales

Son momentos muy duros. En principio, porque producen incapacidad física, pero también sufrimientos psicológicos en los trabajadores a cargo del autónomo y en sus allegados. Además, las circunstancias motivadoras del accidente o enfermedad no siempre están claras y el proceso para investigarlas puede ser enormemente estresante y, algunas veces, conflictivo.

Para evitar estos malos tragos, es fundamental el esfuerzo en riesgos laborales. Estamos hablando del cumplimiento de las obligaciones legales en la materia, pero también de una actitud que coloque esta cuestión en un lugar prioritario dentro de la planificación y control del negocio.

9) Los trámites y procedimientos administrativos

Pocos autónomos disfrutan de los trámites, ya que desvían en alguna medida su atención de la actividad que desarrollan. Sin embargo, lo más estresante suelen ser procedimientos especiales como, por ejemplo, diversos tipos de inspecciones administrativas.

El estrés en los autónomos puede acabar en una baja o incapacidad

La digitalización está contribuyendo a mitigar esta causa de presión psicológica en el autónomo. Se automatizan unas tareas administrativas, se recibe soporte continuado para otras, se organiza y ordena mejor la información, se reciben alertas que anticipan el calendario de trámites que tenemos por delante, etc.

10) Los competidores

La presión competitiva tiene muchas fuentes. Unas veces es el simple hecho de que otros están ganando cuota de mercado. Incluso cuando aún no lo han hecho, también sitúan el listón muy elevado con sus avances técnicos y organizativos, ya que los clientes ven una referencia en ellos.

La competitiva es una presión de la que, en general, no se puede huir. Hay que estudiar muy bien a la competencia, tener una orientación de mejora permanente que nos permita seguir su ritmo e, incluso, superarlo y, en algunos casos, puede ser interesante aliarnos con la propia competencia.

11) La pérdida de datos y elementos materiales

Un robo, un extravío, una catástrofe, un accidente… Son muchas las posibles causas que pueden hacer desaparecer nuestro local, perder las herramientas y máquinas, destruir un encargo o hacer perder información valiosa.

Los seguros han sido, tradicionalmente, el mejor aliado contra este temor. Además, cada día cobran más importancia las técnicas de seguridad y prevención de incidentes. Un ejemplo muy claro de ello es la ciberseguridad.

12) La persona clave

Ante una baja o ausencia, lo normal es buscar un sustituto. Sin embargo, hay algunas personas que, por sus especiales características, no tienen reemplazo sencillo. El temor a su pérdida se convierte en una fuente de estrés. Suele suceder en el caso del propio autónomo y, en ciertos casos, puede ser también el caso de determinados trabajadores a su cargo.

El estrés en los autónomos puede acabar en una baja o incapacidad

Los seguros que cubren una incapacidad o un fallecimiento prematuro pueden ayudar mucho en caso de perder a la persona clave. También alivia bastante la presión el hecho de que esa persona vaya trasladando su conocimiento a otras dentro de la empresa que controla el autónomo.

13) El temor a no superar los elementos adversos

El autónomo, como ser humano, puede no solamente tener miedo a que suceda algo malo para su negocio, sino también a no saber afrontarlo. En el fondo, una de las bases del emprendimiento es, precisamente, la capacidad de superar obstáculos. Es, por tanto, frecuente que los autónomos se pregunten a sí mismos si podrían vencer a adversidades que todavía no se han materializado.

Para no dejarnos llevar por la preocupación es muy importante entrenarnos en la gestión de las emociones. Al mismo tiempo, la experiencia es una gran escuela de emprendimiento que puede ir otorgando confianza. En todo caso, algunos temores pueden disiparse sometiendo el negocio a auditorías de riesgos.

14) El estrés de la vida particular

La vida es un conjunto con muchas parcelas y, al igual que sucede con los asalariados, los autónomos también deben conciliarlas. Sin embargo, no siempre es sencillo. Hay momentos en los que las sacudidas de la vida particular pueden hacer tambalearse al negocio. Normalmente, ello suele generar gran desazón en el autónomo, que ve cómo se acumulan los problemas.

La organización y las estructuras de apoyo suelen ser cruciales para superar estos problemas personales con influencia empresarial. Y lo son en los dos ámbitos. Un autónomo respaldado por un buen equipo puede afrontar mejor sus problemas particulares. Al mismo tiempo, el entorno social y familiar tiene una influencia en la evolución de estas preocupaciones. Cuanto más positiva sea, más sencillo será minimizar las repercusiones empresariales.

15) El propio estrés de los trabajadores autónomos

Aunque parezca un juego de palabras, el estrés también es estresante, y mucho más en el caso del autónomo. Hay que responder a mucho trabajo y siempre querríamos encontrarnos en las mejores condiciones emocionales para afrontarlo. Sin embargo, cuando la presión psicológica es demasiado elevada, todo tiende a salir peor, añadiendo preocupación a una situación ya de por sí compleja. La persona y el negocio entran en un círculo vicioso.

El estrés en los autónomos puede acabar en una baja o incapacidad

La primera solución pasa, obviamente, por un autocuidado emocional permanente. El autónomo debe mirar mucho por su propio estado y, en caso necesario, requerir ayuda de otras personas, incluso profesionales. Además, es importante que se rodee de personas con elevada inteligencia emocional y que este aspecto se valore al conformar equipos.

Los autónomos pasan estrés profesional. Incluso, algunas veces, sufren padecimientos emocionales ligados a su actividad. No obstante, es cierto que tienen muchas herramientas para intentar resistir a los momentos de mayor tensión y que una parte de su éxito depende de cómo sepan administrarlas. La incapacidad laboral, temporal o permanente, suele ser la última solución cuando se desborda la presión.

Imágenes | Ethan Sykes, Andreas Klassen, Johanna Buguet,  Beatriz Pérez Moya, Andrew Neel en Unsplash

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