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La impresión 3D alcanza su pico de popularidad gracias a la solidaridad

La tecnología que mejor ha canalizado la ola de solidaridad para combatir la crisis sanitaria desatada por el coronavirus ha sido, sin duda, la de las impresoras 3D.

Ante la falta material básico en los hospitales, como mascarillas o protectores faciales, cientos de empresas y miles de voluntarios de todo el país han estado fabricándolos con impresoras 3D y toneladas de filamento y buena voluntad.

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¿Qué impacto tendrá en el empleo una impresión 3D asequible?

Se calcula que más de 15.000 makers de toda España están creando de manera altruista y coordinada material sanitario de protección que ya es utilizado en varios hospitales. Todo ello con tecnología open sourceEstas redes de voluntarios se han ido creado al hilo que avanzaba la pandemia.

Son muchos los que se han movilizado al mismo tiempo que se daban a conocer en los medios las preocupantes carencias de material básico en los hospitales para atender a los infectados por el coronavirus. 

Hasta ahora las impresoras 3D eran casi una ‘rareza’ tecnológica que tenían sobre todo un uso industrial. Estas máquinas lentas, pero efectivas, se han destinado desde su aparición a fabricar prototipos. En muchos casos, diseños y piezas de diversos materiales para sectores como el del automóvil, la ingeniería o la aeronáutica. También hay impresoras 3D en centros educativos, donde se han usado para divulgar acerca de esta tendencia de futuro. 

La crisis del coronavirus ha puesto estos equipos, que en su versión doméstica tienen precios entre 200€ y 500€, en el centro del escenario. Miles de impresoras 3D en todo el país trabajan día y noche para paliar la falta de viseras, gafas y mascarillas, incluso componentes para respiradores. Y es que, con unos mercados internacionales de material sanitario colapsados por la alta demanda y con los precios por las nubes, la iniciativa local no se ha hecho esperar.  

Impresoras trabajando día y noche

Muchos voluntarios tienen todo el día sus impresoras 3D funcionando en sus domicilios para producir las prendas de protección fundamentales para combatir el virus que provoca la COVID-19. No hay que olvidar que para imprimir una única visera cada máquina tarda horas. Estas redes después tienen que coordinarse con la Policía o las patrullas de Protección Civil, que son las que recogen y trasladan el material a los centros hospitalarios.

Así, expertos de computación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la consultora tecnológica Fhios están desarrollando algoritmos inteligentes para optimizar la logística de la recogida a domicilios y el reparto en los hospitales. Es muy importante aprovechar al máximo los desplazamientos en un momento de cuarentena. 

La colaboración ciudadana anónima alrededor de la impresión 3D se complementa estos días con la de muchas empresas que están cediendo diseños, donando máquinas y comprando filamento, que es un bien escaso, para producir el material sanitario.

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Donaciones de filamento

La tienda online de tecnología PcComponentes donó a finales de marzo 600 kilos de filamento para impresoras 3D. Con ese material, destinado a la comunidad integrada en Coronavirusmakers.org, se pueden imprimir cerca de 45.000 caretas protectoras.

Numerosas compañías han movilizado sus recursos para convertir al país en una fábrica momentánea de material sanitario. HP, por ejemplo, colabora con el Hospital Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares (Madrid), en la fabricación de un circuito respiratorio diseñado para mejorar la oxigenación de los pacientes con la COVID-19. El dispositivo ya ha sido homologado por el Ministerio de Sanidad y el objetivo es producir 10.000 unidades diarias de una de las piezas clave del aparato. Este equipamiento permitirá ganar tiempo antes del ingreso de los pacientes en las UCI porque consigue elevar la saturación de oxígeno en sangre desde el 70% a cotas superiores al 90%. 

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Máquinas destinadas a los voluntarios

También están siendo habituales las donaciones de máquinas. MediaMarkt, por ejemplo, ha cedido todo su stock disponible de estas máquinas, más de 60 unidades. Otras tiendas de informática, como las cadenas Beep o PCBox, están produciendo material en sus establecimientos. Mientras que otros se han llevado las impresoras a sus casas y lo hacen desde allí para cumplir con el confinamiento. Desde la central de Beep también les están apoyando con el envío de filamento.

Como muchas tiendas están ubicadas en pequeños pueblos, sus dueños también reparten las viseras sanitarias que producen en centros de salud y en comercios de primera necesidad que tienen que permanecer abiertos, como fruterías, carnicerías, pescaderías y supermercados.

Más de medio millón de protecciones

Todo el mundo puede tener una impresora 3D y colaborar. Pero para que las piezas sean útiles y funcionen bien, tienen que cumplir unos requisitos. Al fin y al cabo, el material sanitario, aunque sea básico, debe tener calidad y estar testado. Se han dado casos en los que las autoridades y los expertos sanitarios han revisado los diseños y los materiales empleados y los han descartado por no considerarlos adecuados. 

En cualquier caso, los resultados son impresionantes. La plataforma Coronavirusmakers.org, la que más esfuerzos particulares y de empresas aglutina en España, asegura que a día de hoy ya ha entregado más de 420.000 viseras, 100.000 mascarillas FFP2 y 20.000 batas quirúrgicas en diferentes hospitales y centros sanitarios del país. Y eso ha sido en gran parte posible por esas impresoras 3D que hasta hace poco eran una rareza de ingenieros y que hoy son los mejores aliados para proteger al personal sanitario que lucha sin descanso contra la pandemia. 

Imágenes | Media Markt, HP, Sevillamakers.org

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