Empresa

‘Coopetir’: por qué debes colaborar con tus competidores y ellos contigo

La naturaleza es siempre descrita como un entorno inmisericorde donde la supervivencia depende de ser el más fuerte y de llegar el primero. Esto es, en gran parte, cierto. Sin embargo, aunque en la carrera por la vida las distintas especies entablan una feroz competición, también trabajan en conjunto para mantener el ecosistema. Pensemos en el lagarto que aprovecha los túneles excavados por el topo, o en el cangrejo ermitaño que se protege con la concha que otro crustáceo ha dejado atrás. 

De igual modo, el mundo de la empresa tiene mucho de ‘jungla’, pero también hay espacio para la cooperación, incluso entre compañías rivales de un mismo sector. No nos hemos vuelto locos. A esto nos referimos con el neologismo ‘coopetir’, vocablo híbrido que designa la colaboración puntual entre adversarios naturales para beneficio del mercado en el que operan.

¿Qué significa coopetir?

La obra de referencia en esta materia es el ensayo ‘Coopetencia: un modo de pensar revolucionario que combina competencia y cooperación’, de los profesores de Harvard y Yal (Estados Unidos) Barry J. Nalebuff y Adam M. Brandenburger. En su exposición, estos autores refutan el principio “no es suficiente con triunfar; otros deben fracasar” (del escritor Gore Vidal), propio del capitalismo más tóxico. Abogan por una manera de entender los negocios más constructiva y sostenible: “No es necesario apagar las luces de otros para hacer brillar la tuya”, como dijo el financiero Bernard Baruch.

Nalebuff y Brandenburger sostienen que, en general, un proyecto empresarial tiene éxito cuando otros análogos también lo consiguen, y aportan evidencias. Por ejemplo, la demanda de chips de Intel se disparó con el éxito del Windows de Microsoft

No obstante, este enfoque idealista de los negocios tiene su reverso. La simbiosis de Intel y Microsoft fue durante mucho tiempo la peor pesadilla de Apple y, por extensión, de todos los competidores de Bill Gates y compañía. Queda claro, pues, que por muchas sinergias que se establezcan, el fin último de cualquier empresa es superar a sus pares. ¿Qué es, por tanto, el mercado? ¿Un campo de batalla o un espacio común de construcción? La respuesta corta es: ambas cosas.

El libro ilustra esta afirmación con una lúcida metáfora: “los negocios son cooperación a la hora de cocinar el pastel y competencia a la hora de cortarlo en porciones”. En toda partida del juego de mesa Risk hay ganadores y perdedores, pero, si se quiere seguir jugando, todos deben colaborar en el cuidado del tablero y las fichas.

Del papel a la práctica

La esencia de la ‘coopetición’ es la ampliación y el florecimiento del tablero donde se va a jugar. Los rivales cooperan para crear valor y aumentar el margen de beneficios del mercado en el que compiten.

Las más de las veces, esta estrategia surge de forma natural y contribuye no solo al desarrollo de las compañías, sino al avance de la economía y a la integración de las innovaciones en la sociedad. Cuando dos operadoras de telecomunicaciones organizan en conjunto una campaña informativa sobre las características del 5G, están ‘coopitiendo’. Cuando Samsung y Apple llegan a un acuerdo para que los usuarios de la televisión de Samsung accedan al contenido audiovisual de Apple TV, hacen lo mismo. 

Hay infinidad de ejemplos en el ámbito de las grandes multinacionales, pero la ‘coopetición’ es patrimonio de todos. Dos pymes de servicios informáticos que comparten los gastos de renovación de un inmueble donde ambas van a instalar oficinas están haciendo frente común en pos de un beneficio mutuo, aunque luchen por los mismos clientes.

‘Coopita’, pero seguro

La ‘coopetición’ no implica renunciar a nada ni asumir una pérdida respecto a la otra parte, sino establecer sinergias que mejoren el ecosistema. Asfaltar entre todos la pista en la que tendrá lugar la carrera.

Es fundamental, por tanto, tomar precauciones jurídicas y establecer unos términos claros para que la ‘cooperación hacia la competencia’ se desarrolle de forma fluida y sin fisuras. Aspectos como la información sensible a preservar por cada uno de los actores, la legislación antimonopolio y las normas básicas de transparencia deben constar en los fundamentos de cualquier proyecto.

‘Coopetición’ igual a ‘win-win’

La premisa de la que hay que partir es la de contribuir a crear unas condiciones de competencia más sanas, transparentes y limpias. Esto nada tiene que ver con el altruismo, la responsabilidad social corporativa (RSC) o las iniciativas empresariales de solidaridad, todas ellas actividades necesarias con su propio espacio. Aquí hablamos de negocio, ni más ni menos. 

Como explican Nalebuff y Brandenburger en su ensayo, ser un empresario exitoso no consiste en aplicar el decálogo para el liderazgo de Atila el Huno, pero tampoco el de San Francisco de Asís. Sería absurdo que un ave que migra destruya, sin ganancia alguna, el nido que ha construido, solo para que ningún otro animal se beneficie de él. De igual modo, es impensable que un pájaro dedique tiempo y recursos a confeccionar una madriguera en la que no va a vivir.

‘Coopetir’ consiste en trabajar con tus rivales para tener la mejor piscina posible, en la que luego cada uno nadará con la única intención de llevarse la medalla de oro. Generar un ‘win-win’ para todos antes de la carrera. Responde, en suma, al mismo mecanismo regulador que vela por el equilibrio natural: luchar por ser el primero, pero, a la vez, crear sinergias que beneficien al sector en su conjunto.

Por José Sánchez Mendoza

Imágenes | Shutterstock/ Kowarat Photo Shoot y Rustam Kholov  

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