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Por qué la productividad podría crecer ahora más rápido que nunca

La productividad laboral jamás ha sido más alta que ahora, aunque la falta de crecimiento respecto a años previos lastra la economía. Y es que el marcador económico por excelencia es el del crecimiento. Por ello son buenas noticias que dos prestigiosos economistas hayan publicado un artículo en ‘MIT Technology Review’ sobre cómo la productividad tiene todas las oportunidades para subir más rápido que nunca.

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Diferentes productividades tras un largo invierno

La gráfica de abajo muestra el aumento de productividad desde 1950, expresado como PIB por hora de trabajo. Muestra cómo la productividad por hora trabajada no ha hecho sino evolucionar. Aunque hay varias explicaciones de por qué no todos los trabajadores son ricos a estas alturas, todas se resumen en que la variable clave es el crecimiento relativo.

Para empezar, los precios también suben, por lo que la riqueza relativa no se incrementa tanto como pudiera parecer. Además, actualmente se trabaja muchas horas menos al año, y muchos menos años en la vida, que hace siete décadas, como han demostrado estudios recientes sobre la economía española. Son dos motivos de peso por los que la productividad de arriba parece no llegar ‘abajo’.

Por eso aparecen métricas como la productividad total (PFT, la tasa de crecimiento de la producción ponderada por la productividad combinada de capital y trabajo), que en 2014 alcanzó por tercer año el crecimiento cero. El estancamiento de la productividad ha sido la norma durante prácticamente toda la historia humana, con excepción de los últimos dos siglos, pero estos han marcado y conformado el tejido laboral. Si no se crece, se pierde.

La productividad se disparará en los próximos años

A mediados y finales del siglo pasado las economías estadounidense y europea crecieron de forma notable, aupadas sobre unos combustibles fósiles extraordinariamente asequibles. Tras una pausa de más de una década, los economistas Georgios Petropoulos y Erik Brynjolfsson sostienen la teoría de que pronto se vivirá un crecimiento mundial espectacular.

Como puede verse en la gráfica superior, que muestra el crecimiento anual de la productividad laboral desde 2001, a finales de 2020 se ha experimentado un rápido crecimiento casi vertical impulsado por la digitalización. La pandemia ha hecho que las empresas ‘salten’ a un nivel de digitalización propio de los próximos años. Según Petropoulos y Brynjolfsson, habrá un crecimiento en forma de “J” del que solo estamos viendo el principio.

Esto ya se sospechaba pocos meses después de la explosión de la covid-19, y se confirmó cuando la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios (Ceaje) publicó el ‘Libro blanco de la digitalización en las pymes tras el Covid-19’. En España la pandemia ha catapultado a las empresas cuatro años hacia el futuro en materia de tecnología. Lo que ha dado pie a otros negocios.

Tecnología, base del nuevo crecimiento

En una analogía con la expansión petrolífera del siglo pasado, en esta ocasión la productividad derivará de los negocios construidos sobre la tecnología digital. Tras varias décadas de consolidación, el ecosistema virtual tiene una base suficiente como para soportar nuevas actividades, del mismo modo que el acceso a combustibles baratos dio lugar a otros muchos en el pasado.

Dicen Petropoulos y Brynjolfsson que ahora sí será posible hacer uso de inteligencia artificial. Tanto porque el volumen de datos ha crecido como porque la tecnología se ha abaratado y vuelto comercial. Si antes solo las grandes empresas podían acceder al machine learning, ahora firmas de cualquier tamaño también podrán hacerlo.

Beneficios inesperados del desarrollo durante la covid-19

La pandemia ha supuesto un experimento natural de aceleración en todos los campos. El biomédico y el energético han sufrido aceleraciones considerables, el teletrabajo se ha convertido en una posibilidad más, y muchas compañías han reorganizado su plantilla para aumentar la flexibilidad.

¿Cómo se traduce esto en el mundo laboral? Mejoras en la salud de los trabajadores, un mercado de energías renovables mucho más competitivo (barato) que las fósiles, una mayor conciliación y empresas más resilientes. Estos factores, y muchos otros, han cambiado muchas de las condiciones en las que se trabaja, para mejor, y maximizarán una productividad latente.

Una reforma del sistema post-COVID-19

El tercer punto sobre el que Georgios Petropoulos y Erik Brynjolfsson sostienen su tesis es de carácter ‘local’ porque habla del paquete de ayudas post-COVID-19 que recibirán las empresas estadounidenses. Estiman que con estas ayudas se podría reducir la tasa de paro al 4% ‘tradicional’. Sin embargo, estas cifras pueden extrapolarse a Europa y España.

A las ayudas estatales que se han dado, hay que sumar otro paquete europeo de medidas. A medio plazo suponen 69 500 millones de euros que serán usados para transformar la economía y apuntalar sectores clave. De hecho, están supeditados a 416 hitos y objetivos, todos ellos bajo el paraguas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En forma de ‘plan de recuperación’, esta inyección de capital supondrá no solo un respiro para el mundo de las empresas, sino una importante oportunidad y un incentivo para transformarse. Buena parte de estos presupuestos ayudarán a aumentar la competitividad en sectores digitales basados en nuevas tecnologías y transición energética.

Imágenes | Mathieu Stern, OWiD, Petropoulos y Brynjolfsson, imgix,

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