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Cómo evaluar una ‘start-up’: métodos y parámetros para evitar errores

El tema de cómo evaluar una start-up en los últimos meses ha vuelto una vez más al centro de atención. Sobre todo, por los recientes descensos experimentados en los mercados. Y, en particular, en los sectores más sujetos a la innovación. Las dificultades que están encontrando muchas empresas de entregas a domicilio lo confirman.

¿Qué son las ‘scaleups’ y en qué se diferencian de las ‘startups’?

Es un hecho que las personas sin experiencia en el ecosistema de las start-ups pueden sorprenderse con las enormes inversiones en empresas que son poco más que una idea. O que todavía están muy lejos de obtener ganancias. Ahora que el precio del dinero y la inflación suben, parece que la burbuja se desinfla un poco. Los inversores empiezan a fijarse más en la liquidez.

Motivación ante todo

Sin embargo, el fenómeno de las start-ups de los últimos años se ha consolidado gracias a la capacidad de los inversores de ir más allá de las cifras contables y ver el potencial de un proyecto. Y, todo hay que decirlo, por el exceso de capital circulante a raíz de las políticas monetarias internacionales, que ha creado la necesidad de encontrar nuevas salidas de inversión.

En todo caso, los parámetros principales para la valoración de una start-up son las personas y el mercado de referencia. En particular, los inversores deben asegurarse de que los fundadores sean tengan una trayectoria prometedora. No tanto y no solo desde el punto de vista de la experiencia, que es un factor que se adquiere, sino de la motivación. Deben creer en el potencial de su idea y estar motivadas para trabajarla.

Por eso, los fondos tienden a preferir que los fundadores conserven la mayoría de la empresa después de las primeras rondas de inversión. Para evitar que pierdan la motivación y sigan aportando su visión original.

La importancia del mercado

Otro factor que hay que tener muy en cuenta a la hora de evaluar una start-up es el mercado de referencia. Si es una actividad que va a entrar en un mercado con gran potencial, pero con mucha competencia, la evaluación será de un tipo. Si el mercado tiene poco potencial, aunque la idea sea buena, la valoración será más baja. Otra cosa es si la idea es tan disruptiva como para inventar un mercado que no existía. Aunque estos son casos muy raros, como el de Facebook.

El nivel de internacionalización también afecta a la valoración. Es decir, la posibilidad de que la idea de negocio se aplique a diferentes mercados. Y, en consecuencia, que se pueda escalar con facilidad. Por su parte, los fundadores deben ser realistas al proponer una correcta valoración de su creación, sin pecar de presunción o dejarse influenciar por ecosistemas ajenos. De hecho, dos start-ups con el mismo perfil no pueden tener las mismas valoraciones en Estados Unidos que en España, precisamente por el tamaño del mercado potencial y el capital circulante.

Está claro que la evaluación de una start-up requiere un enfoque diferente al que se aplica a las empresas normales. Por otro lado, estas empresas nacen para aplicar métodos no tradicionales a las industrias y servicios existentes. Sería ingenuo valorarlas con los mismos modelos. Comparar una empresa formada por un puñado de visionarios con una de 100 000 empleados no tiene sentido. Hacer una evaluación correcta sirve también para planificar un desarrollo sostenible de la empresa, con la velocidad y los pasos adecuados.

Métodos para evaluar una start-up

Además del material humano y el mercado, algunos otros parámetros útiles para evaluar una start-up son:

  • Tasas de crecimiento, si las hay.
  • Valor de la propiedad intelectual.
  • Márgenes, ventajas de precio y cartera de pedidos, si los hay.
  • Valor de los bienes inmuebles poseídos.

No obstante, una de las principales dificultades a la hora de evaluar una compañía de este tipo es la falta de métricas previas. Es decir, es difícil establecer su progreso o predecir su evolución sin datos previos. Sobre todo en las primeras etapas del proyecto. Ni siquiera tienen clientes que generen flujo de caja. Debido a esto, es necesario recurrir a la denominada ‘valoración pre-money’, es decir, previa a la entrada de capital.

Existen algunos métodos establecidos para, en la medida de lo posible, dar con la correcta evaluación de una start-up. Por ejemplo, el método ‘Berkus’ o ‘First Chicago. Sin embargo, una evaluación correcta que lleve al éxito no puede basarse solo en modelos matemáticos, sino que responde en gran medida a la intuición del inversor, derivada de su experiencia. No todas las empresas tienen el potencial de Apple y Amazon, y es posible que no se reconozca con facilidad.

El fondo Sequoia se arrepintió durante años de haber dejado escapar a Zuckerberg a pesar de que este se presentara en pijama. Por otro lado, la historia de Uber es un ejemplo perfecto de cómo los inversores fueron de los pocos capaces de entender y decidir sobre la base de una llamada telefónica. Al fin y al cabo, el factor humano resulta decisivo.

Por Alberto Barbieri

Imágenes I Mika Baumeister/Unsplash, Slidebean/Unsplash, Mars Sector-6/Unsplash

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