Empresa

Qué es y cómo se calcula el índice ROE

¿Qué es el ROE o return on equity? Uno de los índices más usados por los analistas financieros a la hora de medir la rentabilidad de una empresa. Se calcula dividiendo el beneficio neto en relación a los propios recursos de la empresa, por lo que resulta una ratio muy útil para posibles inversores.

¿Qué es el flujo de caja libre?

Según la definición del CNMV, el ROE indica la relación entre el beneficio neto obtenido por una sociedad y los recursos propios de esta. De este modo se convierte en una medida comprensible de la rentabilidad que ofrecen a sus accionistas.

Tradicionalmente se considera el ROE como uno de los indicadores más determinantes a la hora de valorar el nivel de rentabilidad de cualquier empresa. La relación es sencilla: cuanto mayor sea el ROE, mayor será la rentabilidad que la compañía es capaz de generar. En relación, además, con los recursos propios que usa para financiarse.

Cómo se calcula el ROE o return on equity

El ROE ofrece información sobre el rendimiento con respecto a los fondos propios. El cálculo es muy sencillo. Se obtiene dividiendo el beneficio neto por el patrimonio neto. A su vez, el beneficio neto sería la suma de beneficios operativos, resultados financieros y resultados extraordinarios.

Vamos a ver un par de ejemplos sencillos de cómo se calcularía, siguiendo la fórmula de ROE = beneficio neto / fondos propios. Pongamos el caso de una empresa que obtuvo durante 2020 unos beneficios netos de 100 000 euros, después de impuestos. Si sus recursos propios están valorados en 500 000 euros, el ROE sería de 0’2. Es decir, un 20 %.

Pero consideremos otra situación. Si la misma empresa emprende durante 2021 una ampliación de capital, podría ofrecer un ROE menor aunque haya aumentado sus beneficios. Que el índice sea sencillo de calcular e interpretar no implica que ofrezca una valoración global de la empresa, sin tener en cuenta otros objetos de estudio pormenorizados.

La importancia del índice ROE para posibles accionistas 

Tener la capacidad de comprender si una empresa resultará rentable para nuestras inversiones es un auténtico reto. Especialmente para aquellas personas interesadas en comenzar a invertir sin demasiados conocimientos previos. De ahí que el ROE, aunque no sea el único, se haya convertido en uno de los índices más representativos.

Su interés radica en que ofrece una medida de la rentabilidad de los fondos propios de la empresa, considerándolos como los capitales permanentes a disposición de posibles accionistas. Estos capitales incluirían el capital social, las primas y las reservas. Por ejemplo, la empresa del ejemplo anterior ofrecería un beneficio de 20 euros por cada 100 de fondo propio.

Aun así es una medida que debe de ser utilizada con cierta prudencia. Como ejemplo demostrativo, este índice no ofrece una lectura de cómo la empresa gestiona su financiación. Si, por ejemplo, recurriera de manera extensiva al endeudamiento se podría aumentar el ROE sin aumentar la rentabilidad en su conjunto.

¿Qué puede hacer un accionista para situar el ROE en perspectiva? Lo primero es comprender que hablamos de un índice que parte de datos absolutos. Además, está anclado en un momento de tiempo concreto. Una idea podría ser compararlo con los ROE de otras empresas similares, del mismo sector, a través de varios ejercicios. Esto ofrecerá una visión global que ayudará a valorar la inversión en la empresa en más justa medida.

Diferencias entre ROE, ROA y ROI

El ROE, en definitiva, medirá la eficacia de la gestión en la maximización de la rentabilidad para los titulares de acciones ordinarias. Pero, junto al ROE, hay otros índices que nos pueden ofrecer un panorama completo de la posible rentabilidad económica de invertir en una empresa. Hablamos por ejemplo del ROA y el ROI.

ROA proviene de las siglas en inglés de “return on assets» y es la ratio que indica la rentabilidad de una empresa en relación con su activo total. Ofrece una perspectiva sobre el rendimiento de los activos y se calcula dividiendo beneficio neto entre activo total. Se usa para comparar con otras empresas del sector o con el ROA histórico de la que nos interesa. Cuanto mayor sea el ROA, mejor, aunque hay que tener en cuenta el nivel de endeudamiento.

El ROI o return on investments hace referencia al rendimiento de una inversión. Permite conocer cuánto capital ganó o perdió una empresa en relación a las inversiones realizadas. Resulta útil para valorar si la compañía ofrece buenos resultados o si un proyecto concreto dentro de esa empresa puede reportarle beneficios destacables. El ROI será mejor cuanto mayor sea su índice.

Ambos son interesantes de cara a medir los retornos generados, en proporción a activos e inversiones, respectivamente. Por lo tanto, la principal diferencia entre estas ratios y el ROE es que la rentabilidad financiera se basa en los recursos propios. Un buen inversor siempre debería estudiar todos los indicadores posibles antes de tomar una decisión.

Por Pablo Vinuesa

Imágenes | Portada: fotografía de Scott Graham en Unsplash; interiores: fotografías de Adeolu Eletu en Unsplash y de Stephen Dawson en Unsplash.

Subir