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Lucas Burgueño (Cemyc): “En una situación de aislamiento el trabajo nos ayuda a mantener la salud mental”

Un volumen importante de trabajadores se han convertido en teletrabajadores de la noche a la mañana. Algunos disponen de escritorios e incluso estudios, otros trabajan en la cocina y han de cuidar a familiares. Es obvio que este cambio laboral nos afectará a nivel psicológico, en ocasiones aportando un extra de estrés que hay que saber manejar. Hablamos con Lucas Burgueño, psicólogo especializado en la gestión del estrés, director de Cemyc y autor de un podcast orientado a la psicología.

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Tu mesa de la oficina dice mucho de ti

Muchos profesionales han sido desplazados a casa de golpe. ¿Están mentalmente preparados para trabajar aislados?

Diría que nadie está preparado para trabajar aislado, pero que tampoco estamos aislados. Gracias a la tecnología podemos superar ese obstáculo y, a veces, ser más productivos. Compartir espacio físico nos lleva a interacciones que pueden ser muy cálidas, pero ese bombardeo de estímulos en el entorno social nos genera un multitasking que nos distrae. De cara a la productividad [teletrabajar] puede ser muy interesante.

Nadie está preparado para trabajar aislado, pero que tampoco estamos aislados

Lucas Burgueño psicólogo

¿Podrían las consecuencias mentales de este encierro reducir la productividad laboral, más allá de la tenencia o no de herramientas digitales en casa?

La productividad laboral va a depender de cómo la empresa se adapte a los procesos de trabajo. No diría que necesariamente vaya a reducirse la productividad laboral. Las empresas tienen una oportunidad de optimizar ciertos procesos, y si tenemos bien establecidos los objetivos y las personas tienen los medios para llevarlos a cabo, la productividad no debería resentirse.

Biológicamente estamos diseñados para solucionar problemas

Lucas Burgueño psicólogo

Quizá sí la de las personas que están aisladas en su vida personal, que pueden tener más dificultades. Pero en este caso el trabajo es un área positiva que nos mantiene en contacto con otras personas y nos da algo muy valioso para el ser humano: la sensación de ser competentes, de que podemos aportar algo útil y de que podemos manejar lo que tenemos delante. En una situación de aislamiento, el trabajo nos ayuda a mantener la salud mental.

Es decir, lo pasarán peor aquellas personas que hayan sufrido un ERTE que las que teletrabajan en casa.

El trabajo conecta con una necesidad muy importante del ser humano, que es la sensación de competencia. La sensación de que podemos controlar cosas. Uno de los puntos del nuevo plan antiestrés y de contención que he diseñado para poder mantener la salud psicológica es “haz algo algo que te haga sentir competente”.

Un hobby, teletrabajar u ordenar tu propio cuarto. Biológicamente estamos diseñados para solucionar problemas, y todos recordamos que antes del coronavirus también podíamos sufrir ansiedad aunque no estábamos aislados. Se trata de ver cómo vamos a manejar todo esto.

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¿Qué pueden hacer las empresas para aliviar la carga de los trabajadores que no sepan gestionar la situación?

Por una parte, definir muy bien los objetivos y las metodologías de trabajo. A veces se dan instrucciones confusas. Ahora estábamos trabajando con una organización que un día da una instrucción y una herramienta, al día siguiente da otra, etcétera. Esto para las personas establece una sensación de incontrolabilidad importante que genera frustración. A veces es más importante parar y tomarse uno o dos días para establecer una visión estratégica de trabajo que luego pueda mantenerse en el tiempo.

Hay una censura social sobre el aburrimiento: no podemos permitirnos aburrirnos

Lucas Burgueño psicólogo

Por otra parte, fomentar encuentros virtuales de videollamadas. Biológicamente estamos predispuestos a interpretar caras, conectar emocionalmente con la persona que tenemos delante. La idea es humanizar ese encuentro, no limitarlo al email o a una llamada de voz, sino darle al empleado una experiencia más humana. Reducir la ambigüedad del chat con una videollamada; o simplemente transmitir que estamos disponibles y que nos apoyamos, se transmite mejor con una mirada que con 15 líneas de chat.

Pregunta doble: ¿Sabemos gestionar el aburrimiento? Parece que lo evitamos a toda costa. Y al tiempo, ¿sabemos gestionar la infoxicación?

Somos un organismo que se va adaptando y pasa por una serie de estados. A veces, profesionales que eran muy introvertidos y disfrutaban de llegar a su casa para estar completamente a solas ahora se están dando cuenta de cuánto necesitan a otras personas; y gente que era muy extrovertida igual ahora está cansadísima de estar rodeada de familiares y de su gente.

Hay una censura social sobre el aburrimiento: no podemos permitirnos aburrirnos. Eso nos puede llevar a consumir constantemente información que ni siquiera nos interesa. Con una hora al día para actualizarte con las noticias es más que suficiente, pero consumimos este contenido como huida del aburrimiento y de la pregunta “¿qué quiero hacer yo con este tiempo?”.

Nuestro bienestar psicológico va a estar muy ligado por la recuperación económica: volver a tener trabajo y poder adquisitivo

Lucas Burgueño psicólogo

Esa misma pregunta la tenemos cualquier fin de semana. ¿Me dejo llevar por la corriente o saco tiempo para hacer algo que me interesa? Esto depende mucho de cómo cada uno se lo plantea en su cabeza. Si es simplemente un ‘dejarse llevar’ hasta que la empresa me vuelva a llamar o si tomamos responsabilidades sobre cómo manejar nuestro propio tiempo.

El coronavirus nos ha igualado a todos, estamos todos confinados. Pero, gracias a la tecnología, la mayoría tenemos las mismas posibilidades. Porque incluso económicamente nuestras necesidades se han reducido muchísimo: comer y tener luz. Hay personas que van a aprovechar esto para realizar tareas y quien se va a pasar la cuarentena infoxicado.

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¿Este encierro va a marcarnos como sociedad?

Es interesante seguir periodistas especializados en economía o geopolítica y darse cuenta de que es muy difícil hacer una predicción. No sabemos lo que va a ocurrir, debido a la interdependencia de muchos factores. Sí nos hemos dado cuenta de que el virus no entiende de fronteras y de que estamos muy conectados, pero también de que al mismo tiempo las soluciones vienen a nivel estatal.

El coronavirus nos ha igualado a todos: estamos todos confinados

Lucas Burgueño psicólogo

Nuestro bienestar psicológico va a estar muy ligado a la recuperación económica: volver a tener trabajo y poder adquisitivo. Depende de lo rápido que se dé esa recuperación económica y lo rápido que podamos trabajar y desarrollar nuestras vidas. Creo que las generaciones actuales vamos a valorar más el trabajo, debido a la destrucción de empleo, así como el contacto: tocarnos, escucharnos.

No todas las consecuencias del aislamiento son negativas. Hay quien se ha visto teletrabajando a la fuerza y está descubriendo que se siente realizado.

Se podría observar un cambio en la demanda. Ya había muchas empresas que dejaban los viernes para teletrabajar. Es probable que se de un cambio de mirada sobre el teletrabajo. Algo que a mí me preocupa mucho desde la psicología del trabajo es el presentismo y el absentismo.

Estar en una oficina no garantiza que alguien sea productivo, ni saque el trabajo adelante, y el absentismo es tan peligroso como el presentismo. Un buen gestor de equipo al que hay que reportar sabe qué hay que preguntar para saber si se está sacando el trabajo, sin importar que estemos en una oficina o teletrabajando.

Esto va a traer una gran responsabilidad, como a quien le toca hacer una tesis doctoral: estás en tu despacho y te toca trabajar a ti. La parte positiva va a ser la de quitar la mirada de desconfianza hacia el teletrabajador (“¿qué estará haciendo este en su casa?”), así como darnos cuenta de que trabajar ocho horas al día no implica necesariamente ser más productivos. El teletrabajo nos interroga sobre el presentismo.

Imágenes | ® Churri Guerra, Alif Caesar Rizqi Pratama, Charles Deluvio

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