Según Clayton Christensen, quien desarrolló la teoría de la innovación disruptiva, el éxito de estos modelos ocurre cuando la innovación interviene en un negocio de gama baja capaz de garantizar grandes números. Amazon es un ejemplo de ello.
Las grandes multinacionales tienden a ignorar los pequeños nichos porque para que una empresa con una facturación de 100 mil millones de euros crezca un 10% es necesario encontrar una oportunidad por valor de 10 mil millones de euros. Hoy en día, un mercado maduro para la disrupción de gama baja es la educación.
En 2030, el mercado mundial de la educación alcanzará los 10 billones de dólares. Supone una partida muy cara, por lo que en la mayoría de los casos está a cargo de los estados. De hecho, la sanidad y la educación se encuentran entre los pocos ámbitos que hoy cuestan más, en términos de horas trabajadas, que en la década de 1950. El margen para optimizar el sector en clave tecnológica es potencialmente enorme.
Hacer que la educación sea más barata y accesible es una gran oportunidad, no solo para los más pobres del mundo. En 2021, 800 millones de adultos en todo el mundo son analfabetos y 7400 millones de personas no tienen un título universitario. Estas personas también se encuentran en el umbral de la pobreza. Además, la educación es cara incluso para las personas que se encuentran en el 10 % superior de la distribución de la riqueza mundial.
Educación con inteligencia artificial, coaching y peer-to-peer
La inteligencia artificial (IA) ya permite brindar una experiencia de aprendizaje personalizada con un coste mínimo y a gran escala. Dima Syrotkin, CEO de la startup Panda, que proporciona servicios de coaching con un chatbot coach, está seguro de esto. A día de hoy, el precio ofrecido es prohibitivo incluso para un buen sueldo medio: 250 $ (algo más de 212 €) por hora. Sin embargo, según sus cálculos, el coste podría reducirse a solo un dólar (unos 85 céntimos de euro) por hora en unos pocos años. Y esto gracias al desarrollo del aprendizaje automático y la IA, con los que pronto se podrían incluso desarrollar profesores y maestros virtuales.
Por otro lado, solo el 6 % del mercado educativo mundial está representado por la formación empresarial, un cauce que esconde un enorme potencial sin explotar. El LinkedIn Learning Report 2020 confirma que el presupuesto que las empresas pretenden invertir en aprendizaje digital para la formación pospandemia aumenta constantemente, y el coaching es una de las profesiones de más rápido crecimiento en todo el mundo. Evidentemente, se trata de entender si el coaching vía chatbot puede ser tan válido como el tradicional. Según Syrotkin, el feedback de sus usuarios es muy positivo. Aunque está claro que puede mejorar.
El aprendizaje entre pares es otro territorio fértil explorado por la tecnología. La idea es simple: las personas pueden aprender unas de otras sin un mentor dedicado, aprovechando las plataformas para reuniones en vídeo y la tecnología peer-to-peer.
Además, la implementación de conceptos como ‘microlearning’ o ‘m-learning’ (aprendizaje a través del móvil) permite construir un recorrido de educación cada vez más articulado y fragmentado, sin barreras de tiempo y espacio. Un claro ejemplo de flexibilidad, un concepto esencial en la ‘nueva normalidad’, que además ofrece conveniencia y una consecuente mayor universalidad del acceso a la formación.
El caso de Minerva School
Un excelente ejemplo de cómo la tecnología ha entrado con éxito en el mundo de la educación es Minerva School. Nacida en San Francisco (Estados Unidos) en 2014, es una universidad que utiliza una plataforma propia en la que ofrece cursos en línea. Su éxito es anterior a la pandemia y su modelo podría ganar aún más terreno en el futuro.
Minerva nace como respuesta a la necesidad de reducir los costes de acceso a la educación superior. De hecho, sus precios son muy inferiores a los de las universidades estadounidenses tradicionales. Entre sus inversores se encuentran Benchmark Capital, TAL Group, ZhenFund y Yongjin Group, y cada año recibe alrededor de 25 mil solicitudes de admisión, de las cuales acepta solo el 1,2 %. Los candidatos provienen de todo el mundo, especialmente de Estados Unidos y Asia.
La escuela online no es solo una alternativa más barata, sino un verdadero cambio de modelo educativo. Las clases están formadas por un máximo veinte estudiantes, que pueden interactuar directamente entre sí y con el profesor. La interacción en las aulas se consigue a través del trabajo colaborativo, casos prácticos y el feedback casi inmediato del rendimiento. No hay exámenes, y el trabajo se enfoca principalmente al manejo de cuatro grandes competencias: pensamiento crítico, pensamiento creativo, comunicación eficiente e interacción eficiente.
La urgencia de una alfabetización digital
La tecnología puede ser un gran aliado para la educación, pero es necesario un proceso de formación previo que prepare a un nuevo modelo de formación. Según la UE, el porcentaje de personas sin competencias digitales básicas en la Unión Europea es del 42%, y del 43% en España. Estas personas corren un mayor riesgo de pobreza y exclusión, por lo que hace falta una educación más accesible que aproveche el potencial de la digitalización en todos los niveles, desde la formación primaria hasta la ejecutiva.
El potencial de desarrollo para startups que quieran buscar soluciones para la digitalización de la formación es enorme y los tiempos son maduros para una completa aceptación de la población. Siempre que se elimine el riesgo provocado por el digital divide, tanto en el ámbito de las infraestructuras como en el de la alfabetización digital. Dicho esto, si la tecnología es la nueva puerta de acceso a la educación, queda claro que sigue siendo un medio y que la diferencia en el recorrido formativo será marcada por la actitud de las personas.
Por Alberto Barbieri
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