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Por qué lanzar una startup desde la universidad

Lanzar una startup desde el mundo universitario es una tentación para muchas personas interesadas en el emprendimiento. Fundamentalmente, se orientan a sectores muy vinculados al conocimiento y la tecnología. Se trata de un camino con muchas ventajas, pero también diversas dificultades características.

 

De la universidad al éxito mundial

En algunos casos, emprender desde la universidad puede ser una gran idea. Buena prueba de ello es que algunas startups que luego se han convertido en gigantes multinacionales han sido concebidas desde allí por alumnos de grado y posgrado, profesores e, incluso, estudiantes en proceso de abandono de sus estudios, como el célebre caso de Bill Gates y Microsoft en la Universidad de Harvard. Google, Facebook, Snapchat o Yahoo! son también ejemplos de este fenómeno.

¿Qué tiene de especial la universidad para las startups?

En primer lugar, comparten la misma “materia prima”: el conocimiento. Una startup  aplica el que atesora a los procesos de producción y a la propia configuración de la empresa, su producto y las relaciones con los clientes y otros elementos del entorno. Aunque existen diversas fuentes de conocimiento con aplicabilidad empresarial, el científico-técnico, tan común en la universidad, es uno de los más destacados.

En segundo lugar, en la universidad cobra mucha importancia el pensamiento, la reflexión y el razonamiento. Más allá del mayor o menor éxito en su vida académica, por sus propias características, en la universidad destacan mucho las personas tendentes al pensamiento lateral. Son muchos los casos de personas que en ese ambiente tomaron conciencia de que lo que se proponían era disruptivo.

Por otro lado, la universidad busca caracterizarse por el rigor, que juega un papel en una de las asignaturas pendientes de cualquier startup que comienza: la replicabilidad. Las universidades cuentan con un ambiente favorable para analizar cómo respondería el proyecto en otros contextos.

 

Además, la universidad puede aportar credibilidad a las startups a través del análisis crítico de sus proyectos. El trabajo universitario tiene una parte laboriosa y oscura en los despachos, en los laboratorios, etc. Sin embargo, tiene otra parte transparente que supone la publicación y examen de los resultados de las investigaciones. Es una primera prueba que puede ser útil para testar la respuesta del mercado.

Dado que la universidad es, entre otros aspectos, un instrumento para la transferencia del conocimiento, tiene un doble papel en la creación de startups. Por un lado, pone al alcance de sus creadores diversas clases de conocimiento. Por otro, es un buen lugar para hacer contactos y reclutar personas formadas y con talento que colaboren en el lanzamiento o en la mejora y replicación del proyecto emprendedor.

 

¿Dónde surgen las dificultades en el lanzamiento de startups universitarias?

El principal problema es un problema de inserción. En ese sentido, la participación de las universidades en iniciativas empresariales se está encauzando preferentemente a través de las spin-off.

La mayoría de las spin-off universitarias participan de buena parte de las características de las startups. Pueden llegar a gozar de la ventaja de los medios técnicos y humanos, la ayuda financiera, el asesoramiento técnico y el soporte jurídico de la universidad. En contrapartida, son dependientes de la institución en la que se insertan.

 

La otra alternativa es crear una startup desde la universidad, pero sin su participación. Las incompatibilidades tanto jurídicas (especialmente en centros públicos) como de disponibilidad de tiempo no tardarán en separar el camino del emprendedor del de la universidad. En estos casos, el primer gran reto que debe superar la startup es la transición que permita trascender el mundo universitario.

El fenómeno startup tiene en la universidad uno de sus principales focos. El ambiente puede resultar propicio, pero no exento de dificultades. Su superación es solamente una de las pruebas que habrá de vencerse en el camino hacia la supervivencia, el crecimiento e, incluso, el éxito de la empresa.

 

Por Gonzalo García Abad

 

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