El salto a la mediana empresa es un paso natural en el crecimiento empresarial. No obstante, también es un momento estratégico que sabremos que ha llegado cuando estemos preparados para aprovechar las ventajas y superar los retos del tamaño. Veámoslos.
Las inversiones en el salto a la mediana empresa
En esta materia, el crecimiento nos aportará ventajas como las siguientes:
- Podremos planificar la incorporación de medios materiales más ambiciosos y costosos.
- Será más sencillo amortizar más rápido las inversiones.
- Frecuentemente, surgen oportunidades para aprovechar conjuntamente una inversión material para un conjunto más amplio de actividades.
- Se pueden rentabilizar intangibles que ha costado mucho construir como el know-how, la marca, la clientela, etcétera.
También representa ciertos retos y amenazas para las inversiones:
- Si las expectativas de demanda no se confirman, algunas inversiones pueden ser irrecuperables.
- Algunas veces, los procesos mal calculados impiden que las inversiones funcionen a pleno rendimiento.
- La puesta en marcha de determinadas inversiones requiere un aprendizaje que puede conllevar pérdidas durante un tiempo.
Los recursos humanos de la empresa en crecimiento
En principio, la realización de inversiones y las ventajas de la especialización pueden impulsar la productividad. Y esta puede verse acelerada todavía más por acciones formativas, que con mayor tamaño son más sencillas de poner en marcha.
Por otro lado, una empresa más grande puede ofrecer más oportunidades de desarrollo de carrera y tiene una visibilidad superior. Todo ello son factores que consolidan la atracción y fidelización del talento.
No obstante, debemos permanecer pendientes de aspectos como la resistencia al cambio de los trabajadores. Y eso es clave en un contexto en el que el control se hace menos directo y cotidiano. Hay que establecer indicadores de rendimiento laboral que informen más allá de percepciones personales.
Tampoco debemos perder de vista que los flujos de comunicación se hacen más complejos. Las órdenes se transmiten en cadenas más largas y hay que hacerse entender con profesionales de perfiles más diversos. La organización, por tanto, adquiere un papel clave. No solo hay que tener más recursos humanos, sino saber disponer a cada uno en su puesto.
La financiación de la mediana empresa
El tamaño posibilita alternativas de financiación muy complicadas para una pequeña empresa como:
- Negociación de condiciones individualizadas para la financiación ajena.
- Interés de inversores profesionales del mundo del capital riesgo.
- Acceso a programas de subvenciones destinadas al crecimiento empresarial.
Por otro lado, en la agenda financiera de la empresa cobrarán mayor importancia aspectos como la cobertura de riesgos. Por ejemplo, atenderemos, entre otros, a los de divisa en los proyectos de internacionalización y a los derivados de cambios en los tipos de interés o en los flujos de caja.
Y no menos importantes serán los detalles jurídicos de la nueva financiación. Por ejemplo, meditaremos la forma jurídica que más nos interese para la sociedad. Analizaremos si nos conviene transformar una sociedad limitada en una anónima con el fin de facilitar la entrada y salida de socios.
Por otro lado, muchos cambios jurídicos tienen una importante repercusión organizativa. Así, por ejemplo, las ampliaciones de capital pueden llevar a un cambio en las participaciones de los socios si algunos de los antiguos no pueden suscribirlos.
El marketing en una empresa mediana
El salto de tamaño aporta riqueza a las herramientas del marketing, pero debemos actuar con una buena planificación, ejecución y control:
- El tamaño nos permite apostar por bienes o servicios innovadores en los que tengamos alguna capacidad para fijar precios. Ahora bien, hay que prever las reacciones de la competencia ante nuestros precios e, incluso, los riesgos de ‘canibalización’ de nuestros productos.
- La rentabilización de las campañas de publicidad no solo se realiza por un incremento de ventas, sino también por mayor visibilidad. Podemos trabajar más en la creación de una marca. Por ello, también hay que prestar atención riesgos reputacionales derivados de la mayor visibilidad.
- Aparecen nuevas opciones de logística y distribución que necesitan de cierto tamaño. Sin embargo, encontrar la coherencia entre los diferentes canales no siempre es sencillo a medida que el volumen de operaciones se hace más grande.
- Obtenemos más datos que, bien empleados, contribuyen a ensanchar las oportunidades de diseño del producto. No obstante, debemos tomar conciencia de que ajustar la gama de productos al nuevo tamaño comporta cierto tiempo, inversiones y, en algunos casos, tentativas fracasadas.
Las tecnologías del crecimiento
El crecimiento es la prueba de liderazgo tecnológico en empresas que han partido de una buena idea y demuestran que son capaces de trasladarla a otros contextos. Hacen patente que su apuesta innovadora tiene desarrollo.
Un tamaño más grande contribuye a extraer los máximos beneficios de las tecnologías en las que se invierte. Y, además, es una oportunidad de aprendizaje. La plantilla va acumulando una experiencia tecnológica que permite disminuir costes y ofrecer precios competitivos. Y, para facilitar el proceso, podemos contratar personal de acompañamiento en el cambio tecnológico.
No obstante, el proceso no será sencillo, sino más bien desafiante. De hecho, las nuevas tecnologías vienen acompañadas de un período de transición que hay que planificar muy bien. Se produce salto múltiple: en tamaño, tecnología y organización, entre otros factores.
Por eso, hay que organizar acciones para superar el rezago digital que puedan tener algunos trabajadores y clientes. Además, si incorporamos tecnologías propias al salto de tamaño, debemos estudiar muy bien su protección jurídica (por ejemplo, a través de patentes).
La conclusión es clara: el salto a la mediana empresa merece la pena, pero debe rodearse de una correcta planificación para aprovechar todas las ventajas y superar cada reto.
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