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Lo que esconden los escaparates que cautivan a los consumidores

Dice el refrán que «una imagen vale más que mil palabras» y, en el caso de los escaparates, es totalmente cierto, pues son el mejor soporte publicitario de las tiendas físicas. Durante los pocos segundos que una persona mira un escaparate, hay que captar su atención, transmitirle un mensaje, una emoción e incitarla a comprar, aunque no sea en ese preciso instante. De hecho, se calcula que unos escaparates bien ideados y estructurados pueden llegar a suponer hasta el 30% de las compras totales del local al que representan.

Seducir al observador -con el consiguiente impacto directo en las ventas- no es tarea fácil y lo ideal es poder contar con un especialista en el proceso de creación del escaparate. Sin embargo, la falta de medios hace que en los comercios pequeños esta labor quede en manos, la mayoría de las veces, del encargado o de un dependiente, por lo que los consejos de los expertos pueden ser muy útiles.

Comprar, sentir, experimentar… Bienvenidos a las tiendas del futuro

Definir el concepto

En primer lugar, hay que hacer una distinción entre el concepto, la idea que determinará lo que se mostrará en el escaparate, y las especificaciones técnicas que hay que tener en cuenta a la hora del montaje. En cuanto al concepto, al ser el escaparate la ventana al alma de una tienda, debe reflejar siempre su filosofía y valores. Quien se encargue de la decoración puede innovar, pero no debe introducir ningún elemento que contradiga el espíritu del negocio. Además, el escaparate debe quedar integrado con la totalidad del establecimiento. Es decir, con el estilo y el diseño de la tienda, así como con la fachada del edificio en el que se sitúa. Eso sí, esto nunca debería ser óbice para su originalidad.

No mostrar demasiados objetos

Ya centrados en la técnica, se debe adaptar la composición del escaparate al espacio del que se dispone y se deben colocar en él solo aquellos productos que resulten más atractivos y sorprendentes para los clientes. De hecho, un error habitual consiste en querer exhibir muchos objetos, con la idea de que, cuanto más se vean, más se van a vender, pero eso acaba confundiendo al consumidor. Lo aconsejable es mostrar una interesante selección de lo que se puede encontrar en el interior, dejando que cada elemento adquiera protagonismo por sí mismo, y teniendo en cuenta que, tan importante como el artículo en sí, es cómo está colocado.

Jugar con el color

Los colores son uno de los elementos más importantes a la hora de decorar un escaparate, pues, por sí solos, imprimen un sello diferente según su utilización. Así, si lo que se quiere es transmitir elegancia y exclusividad, hay que optar por un escaparate monocromo. Por el contrario, si lo que se busca es enviar un mensaje de originalidad, novedad y atrevimiento, mejor decantarse por la policromía. Eso sí, como regla general, impactan más las composiciones con un máximo de tres colores que las que tienen más.

Trabajar la luz

Junto con el color, la luz es otra de las piezas claves. Es importante analizar la luz natural con la que cuenta el escaparate antes de decidir la luz artificial que se va a instalar para crear el ambiente buscado. Normalmente, las luces frías o azuladas van bien para composiciones tecnológicas o futuristas, mientras que las más amarillas o anaranjadas generan ambientes más cálidos.

Originalidad, creatividad, innovación…

Son requisitos indispensables para cumplir con el principal cometido de un escaparate: llamar la atención. En este sentido, cualquier estrategia que pueda adaptarse al producto que ofrecemos o al mensaje que queremos trasladar es válida. Solo hay que encontrar el elemento diferenciador del comercio respecto a otros y explotarlo en el escaparate.

Adaptar el escaparate a cada temporada

Renovar los escaparates según las temporadas y adaptarlos a las fechas fundamentales del comercio también es vital. Así, existen grandes hitos, como las rebajas, las Navidades o el verano, en los que es necesaria su reestructuración. Si bien es cierto que estos cambios son más habituales en sectores como el textil, es recomendable que, sea cual sea el producto, el empresario adapte la forma de mostrarlo a cada momento. Así, los clientes verán con un aire completamente renovado el establecimiento, aunque la oferta sea más o menos la misma a lo largo del año.

El escaparate es la carta de presentación por excelencia de la tienda física, de modo que, por muy bueno que sea el producto que ofrece, si no lo muestra de forma adecuada, puede tirar por la borda todos los esfuerzos realizados. Por el contrario, de conseguir exhibirlo del modo más cautivador, la atención y curiosidad del cliente estará prácticamente asegurada, logrando, no solo que se detenga ante la puerta del comercio, sino que cruce el umbral.

Imágenes | Unsplash, Pixabay

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