mascarillas de Closca

Pymes

Closca: de un casco plegable a las mascarillas reutilizables

Cada crisis esconde una oportunidad. La frase es manida, pero hay quien todavía sabe sacarle partido. Así es como Closca ha logrado vender 50.000 unidades de un producto que ni siquiera había diseñado cuando empezó el confinamiento por la COVID-19.

Para esta startup valenciana, lanzar un producto es lanzar un mensaje. Ya lo hizo con su casco plegable orientado a la movilidad urbana y con su botella de agua reutilizable. “Ahora la máscara nos dice que hay que frenarse, nos hace preguntarnos cómo hemos llegado hasta aquí, qué vamos a hacer para que no vuelva a ocurrir”. Para Carlos Ferrando, fundador y CEO de Closca, su última línea busca ser un símbolo de un 2020 que no puede volver a repetirse.

La Closca Mask es, como otros productos de la marca valenciana, una apuesta por el diseño, pero también por la funcionalidad. Se trata de una mascarilla reciclable y lavable, adaptable, cómoda y práctica, ya que es plegable y utiliza filtros reemplazables. “Era una idea que ya me rondaba por el tema de la contaminación en las ciudades, pero no teníamos nada concreto. Es un producto que queríamos no haber lanzado”, añade Ferrando.

falta de liquidez negocios crisis covid coronavirus

Falta de liquidez: el riesgo de tener una mala salud contable

La idea de dar el paso y sacar un nuevo producto ante las fauces de una crisis económica sin precedentes se fraguó en unas pocas horas. El 17 de marzo a las 11 de la noche se tomó la decisión de comenzar con el diseño. El 9 de abril la línea de mascarillas de Closca estaba en la web. Pero, en realidad, todo empezó varios años antes.

Primero el mensaje, luego el producto

“Todo empieza con una idea en 2013”, explica Ferrando, ingeniero industrial de formación y apasionado del diseño y de la sociedad. “Creo que el gran drama que va a vivir la humanidad no se llama COVID-19, se llama cambio climático. Decido que es necesario, desde un posicionamiento de marca, poder inspirar un cambio en la humanidad”.

Así, hace siete años, nace Closca. Una marca elegante que busca segmentar su target de una forma diferente, por los desafíos de la sociedad en lugar de por factores sociodemográficos. “Y encuentro dos retos muy claros: movilidad en las ciudades y envases de plástico”.

Recuerdo, sobre todo, la falta de confianza externa en el proyecto, las dificultades de construir la credibilidad de una empresa desconocida que hace cosas diferentes

Carlos Ferrando fundador y CEO de Closca

El 91% de la población del mundo vive en entornos con niveles de calidad de aire por debajo de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, según el mismo organismo, 4,2 millones de personas fallecen de forma prematura a causa de la contaminación. “Cada año, desde hace muchos años. La realidad es que muchas ciudades son invivibles”, subraya Ferrando. “Por eso quisimos hacer un icono para la gente que se mueve sin ruido ni humos. Empezamos a diseñar patinetes y cascos de bici. Como no teníamos fondos suficientes, acabamos apostando por los cascos plegables”.

De esta manera, como un mínimo producto viable resultado de un mensaje, nació Closca Helmet, del que se han lanzado ya varias colecciones y que ha conquistado el mercado internacional.

Carlos Ferrando, el CEO de Closca

“El reto dos era reducir el uso de envases de plástico. Dirigirnos a toda aquella gente que no quiere generar basura cada vez que bebe agua. En el mundo se consume un millón de botellas de plástico de agua al minuto y menos de un 10% tiene una segunda vida. Para concienciar alrededor de este segundo reto hicimos un producto 360 que queríamos completar en este 2020”, explica el CEO de Closca.

Así, lanzaron la primera colección de botellas de agua rellenables y reutilizables, Closca Bottle, y una app móvil que te dice dónde tienes una fuente de agua cercana para rellenarla. Gracias a la tecnología de internet de las cosas (IoT), la idea es que la aplicación esté ligada a diferentes fuentes de agua emplazadas en establecimientos comerciales de nuestro entorno. De esta manera, los partners de Closca pueden contabilizar su uso, dar recompensas a la comunidad y generar conversación.

Confianza, financiación y mercado internacional

Por buena que fuese la idea inicial, los primeros años no estuvieron exentos de retos. “Recuerdo, sobre todo, la falta de confianza externa en el proyecto, las dificultades de construir la credibilidad de una empresa desconocida que hace cosas diferentes. Que no tiene la capacidad de invertir de las grandes marcas. Nos ha costado mucho tiempo poder tener una marca coherente y con propósito”.

A pesar de ello, Closca empezó a funcionar y lo hizo directamente a nivel internacional. “En ningún momento visualicé una diferencia de estrategia nacional e internacional. La marca busca inspirar concienciación en todo el mundo. La colocamos en varios lugares y algunos mercados, como el norteamericano, reaccionan mejor. Así empezamos a tener más éxito en Estados Unidos que en España y en Europa. Empezamos a crear valor allí”, señala Ferrando.

A nivel financiación, los principios fueron tirando de ahorros, capital propio y técnicas de bootstrapping. “Fue con Endeavor [una organización que selecciona y apoya a emprendedores de alto impacto] que descubrí el tema de los bussiness angels y el venture capital. A partir de que empiezo a ser emprendedor, en Endeavor comenzamos a encontrar financiación de terceros”, añade el CEO de Closca.

La compañía valenciana tiene hoy dos líneas de producto consolidadas y una más en la rampa de salida. Y cuenta con un equipo de 20 profesionales (pronto serán 25) en el que hay algunos nombres destacados, como el de Pere Brugal, exdirector general de Tesla para el sur de Europa.

máscaras contra la COVID-19

 

El golpe de la COVID-19 y una puerta abierta

Siguiendo con los números, el año pasado Closca alcanzaba los dos millones de dólares de facturación. El objetivo para 2020 era multiplicar esa cantidad por 2,5. Es decir, superar los cinco millones de dólares en ventas.

Íbamos a tener nuestro mejor mes de marzo de la historia. Pero lamentablemente se paró casi todo

Carlos Ferrando fundador y CEO de Closca

“Estábamos en el buen camino. Estábamos haciendo acuerdos de colaboración con empresas de micromovilidad y otras marcas. Íbamos a tener nuestro mejor mes de marzo de la historia. Pero lamentablemente se paró casi todo”, explica Ferrando. La pandemia provocada por el nuevo coronavirus cogió a Closca cerrando acuerdos con los cascos, la botella y la aplicación, en mitad de una ronda de financiación y en plena negociación con los bancos.

“De repente, se nos caen los clientes, el venture capital y los bancos. El 85% del mercado se paraliza”, recuerda Ferrando. Faltaba ya poco para que en España se declarase el estado de alarma sanitaria. “En esa situación, durante una semana, me dedico a pensar qué hacer. Si parar o lanzarnos a buscar una solución”.

El resultado es la historia con la que arranca este reportaje. El 17 de marzo se toma la decisión de hacer algo, el 18 está todo el equipo dedicado al diseño y el desarrollo de la máscara y en menos de tres semanas el producto está en preventa. “Por cada máscara vendida, prometimos donar cinco de las sanitarias. Hemos vendido más de 50.000 solo en la preventa. La comunidad de Closca ha respondido y se ha involucrado, no solo en comprar el producto, sino en contar su historia”.

El reparto de las primeras 50.000 unidades empezará a mediados de mes. Y las ventas siguen. Aunque no pueden anticipar números, aseguran que la demanda es elevada.

ejemplo de uso de Closca

“Esta máscara nos da una sensación de pertenencia a un colectivo. Nos inspira algo brutal. Nos hace pensar en proteger a los demás por encima de nosotros mismos. Creo que estamos en un momento que nos da la oportunidad de aprender eso en todos los ámbitos”, reflexiona el CEO de Closca. “Como empresarios, como emprendedores, como personas… Tenemos que empezar a pensar en colectivo”.

En estos momentos los emprendedores y los innovadores están olvidados; no pueden defenderse por sí solos

Carlos Ferrando fundador y CEO de Closca

Y aprovecha para llamar la atención sobre la situación de las startups en nuestro país: “En estos momentos los emprendedores y los innovadores están olvidados; no pueden defenderse por sí solos. Somos empresas que vamos al límite. No estamos igual de preparadas que las grandes compañías. Por culpa de la falta de liquidez se nos mueren los equipos. No hay apoyo bancario ni de venture capital”.

Quizá no es el mejor momento para invertir o para que los analistas de riesgo apuesten por empresas innovadoras. “Pero si no lo hacemos vamos a acabar muy rezagados a nivel mundial. Iremos a la cola de la recuperación”, concluye Carlos Ferrando.

Imágenes | Closca

Subir