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Cómo hacer de la asertividad nuestro mayor aliado en el trabajo

Si somos trabajadores de una empresa, puede que nos hayamos visto en una situación en la que no nos hemos atrevido a expresar nuestra opinión sincera a nuestros jefes o incluso a nuestros compañeros.

Si somos empleadores, puede que también nos hayamos encontrado con ese problema. Tal vez queríamos expresarle a un trabajador que sus tareas no estaban bien hechas, pero no hemos sabido cómo hacerlo sin generar un conflicto.

El concepto que estamos buscando para solucionar estas cuestiones es la asertividad. La asertividad consiste en comunicar nuestras opiniones, comentarios, sugerencias, sentimientos… de una forma que no pueda ofender a nuestro interlocutor. De una manera educada, sin atacar, respetando a los demás, pero dejando claro nuestro punto de vista y la exposición de nuestros derechos.

En la vida cotidiana, la asertividad juega un papel clave. Hemos de aprender a decir no, y hacerlo de un modo que no nos haga sentir culpables o violentos. Pues en el trabajo, esta circunstancia se da más todavía. Reuniones, citas con socios y clientes, liderazgo de equipos, reparto de tareas, peticiones de ascenso… Todo ello son situaciones que se dan cada día y en las que la asertividad será clave para conseguir el objetivo propuesto.

Ventajas y beneficios

La asertividad no es sino una manera de expresarnos y aprender a comunicarnos de manera positiva, pero es mucho más.

Es una postura legítima. Parece evidente, pero para muchos no lo es. Hablar de una conducta que nos disgusta o por la que protestamos, o expresar nuestro parecer o nuestros sentimientos, no es negativo. Al contrario, solo hacemos presente nuestro derecho a ser escuchados y respetados.

Mejora la comunicación. Muchas personas prefieren callarse sus quejas y sus opiniones y actuar de forma pasiva. Pero, a la larga, esto puede suponer la acumulación del malestar y ansiedad. E incluso acabar explotando en una reacción airada. Para un ambiente laboral sano, es mejor que todos sientan que pueden expresarse con libertad.

En contacto con nuestras emociones. En el mundo laboral, como en cualquier faceta de la vida, es importante controlar nuestras emociones y no que ellas nos controlen a nosotros. Saber expresarlas con claridad y de forma tranquila nos ayudará en nuestras relaciones de trabajo.

No al enfrentamiento. Algunos pueden tener miedo a expresar su opinión porque piensan que ello les puede generar un conflicto e incluso caer en situaciones de agresividad. Pero la asertividad nos enseña a expresarnos de forma constructiva, sin herir ni permitir que nos hieran.

Autoconfianza. Ni qué decir tiene que trabajar nuestra asertividad también es una forma de crecimiento personal. Como individuos mejoramos nuestra confianza en nosotros mismos y nos ayuda a enfrentarnos a los problemas de una forma más sana.

Sí a la asertividad, pero, ¿cómo la pongo en práctica?

A continuación, vamos a dar algunos tipos y consejos para actuar de forma asertiva en el trabajo.

Fuera los pensamientos negativos. Nuestra mente es nuestra mayor aliada o la peor enemiga. Cuando pensamos en qué puede pasar si expresamos nuestra opinión, no hemos de dar por sentadas consecuencias desagradables. Hemos de cambiar esa visión y darnos cuenta de que estamos en nuestro derecho a defender nuestras ideas.

Empatizar. Al expresar nuestras opiniones, buscamos que los otros nos comprendan y se pongan en nuestro lugar. Por ello, nosotros debemos hacer lo mismo con ellos. Tratar de entender su postura nos ayudará a tener una comunicación mejor y a expresar lo que queremos sin que nadie se sienta atacado.

Fijar un objetivo. En ocasiones, la asertividad se ha de hacer servir para situaciones muy concretas. Pedir (o denegar) un aumento de sueldo, unas vacaciones, un cambio de actividad laboral… Para enfrentarnos a conversaciones que no siempre serán fáciles, es importante que sepamos claramente lo que queremos conseguir. Focalizar nuestra mente en ello nos ayudará a conseguirlo.

Hablar claramente. Nuestro interlocutor no es un adivino. Muchas veces, las personas pasivas que no dicen lo que piensan, se aferran a la idea de que el otro se dará cuenta de que esa situación es injusta. Pero la asertividad hace hincapié en explicar de forma precisa y concreta lo que sentimos y lo que queremos. Es la única forma de estar seguro de  que el otro conoce nuestras necesidades.

Hechos objetivos. Es importante que, al explicarnos, lo hagamos exponiendo acontecimientos o sucesos concretos, que apoyen lo que estamos diciendo, en lugar de argumentar usando opiniones personales (y por tanto, subjetivas).

Trabajar la ansiedad. Para algunas personas, expresar su opinión se puede convertir en una preocupación que le genere estrés y ansiedad. Antes de tener esa importante conversación podemos poner en práctica algunas de las sugerencias que dimos en este artículo.

El lenguaje corporal. Es un elemento clave que nunca falla. Si tenemos una postura encogida, la mirada huidiza o nuestras manos no se quedan quietas, transmitiremos nuestro nerviosismo y dudas. Pero si procuramos estar calmados y mostrar tranquilidad (también en el tono de voz), empezaremos con buen pie.

La asertividad nos enseña a expresar lo que sentimos y opinamos. Algo fundamental para las relaciones no solo laborales, sino las que establecemos en cada fase de nuestra vida.

Por Noelia Martínez

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