Pymes

La gamificación puede ayudarte a ahorrar

Según la neurociencia, ciertas de las rutinas de la gamificación pueden ser útiles para evitar compras compulsivas y, por lo tanto, ayudarnos a ahorrar. ¿Tendría sentido aplicar estos procesos a una pyme? 

Aunque se haya estudiado extensivamente que los videojuegos no solo no nos hacen más violentos, sino que incluso pueden servir para encontrar trabajo, habrá quien encuentre extraño trazar paralelismos entre gamificación y ahorro. A veces resulta complicado desmontar tópicos, como que juego y productividad son términos antagónicos.

Así se puede implementar la gamificación en la pyme

Cómo usar la gamificación en la pyme para motivar a los empleados

La gamificación en la empresa

Pero ¿qué es la gamificación? También conocida como ludificación, define el uso de mecanismos habituales del juego en entornos no lúdicos. Gracias a ciertas técnicas generales de motivación y aprendizaje, además de otra serie de valores positivos, algunos objetivos fundamentales de la gamificación pueden ser potenciar la concentración y el esfuerzo.

Ha costado que hablemos de gamificación en este ámbito porque hasta hace poco el mundo empresarial y lo lúdico parecían universos contrapuestos, pertenecientes además a generaciones muy distintas; la adulta en el primer caso, una mucho más joven en el segundo. El aspecto positivo de romper barreras es que luego es inútil volver a alzar esos muros.

A día de hoy es habitual la idea de aplicar valores intrínsecos a los juegos a un entorno de esfuerzo. Los beneficios, tan diversos como aumentar la motivación de los empleados y reforzar sus habilidades, blindándolos ante las dificultades y fomentando entre ellos una competencia sana. Las utilidades, desde elegir a un candidato ideal a depurar nuestra estrategia de marketing.

¿Por qué resulta tan complicado ahorrar?

Si hay consenso en que ahorrar es crucial para nuestra tranquilidad financiera, personal y empresarial, ¿por qué resulta tan complicado? El neurocientífico Paul J. Zak, profesor de la Universidad Claremont, en California del Sur, lo explica de una manera muy sencilla: nuestro cerebro es un poco ‘vago’ y, si puede elegir, preferirá siempre las recompensas inmediatas.

Si ponemos en una balanza el gusto que provoca un placer ya disponible a nuestro alcance y la privación de este en pos de una gratificación futura, y por lo tanto infinitamente más abstracta en ese momento particular, la elección es obvia. El hecho de ahorrar, simple y llanamente, resulta un estímulo calificado por nuestro cerebro como “doloroso”.

Zak, quien en sus libros ha estudiado concienzudamente el ámbito empresarial, en especial las razones que pueden llegar a convertirlo en un ambiente tóxico, aporta algunas claves en el portal especializado en conocimiento ’Big Think’. Para este neuroeconomista no hay duda de que los videojuegos son capaces de ayudarnos a ahorrar y controlar mejor nuestra economía.

Hacer que nuestro cerebro suba de nivel

Volviendo a los tópicos anteriores, personas ajenas al videojuego asociarán ese mundo con actitudes pasivas, improductivas y hasta cercanas a la adicción, contrarias a lo que desearíamos para un ambiente laboral óptimo. Pero sin obviar posibles peligros, los juegos pueden incidir en una vida sana, fomentar la creatividad o ser inesperados alegatos de la empatía y el sentimiento de comunidad.

Los gamers son ejemplo de que para dominar una tarea hay que aplicarse y repetirla hasta alcanzar la perfección. Y este esfuerzo tiene sus recompensas a largo plazo. Tenemos un paralelismo sencillo en una tarea a la que ya estamos acostumbrados: acumular puntos al repostar en una cadena concreta o volar con la misma compañía, que más tarde serán canjeados por ventajas como premio a nuestra fidelidad.

El profesor Zak sube de nivel y lo explica a niveles químicos y biológicos. Nuestra concentración depende de la dopamina y la creación de vínculos emocionales de la oxitocina. No hay que ser un experto en neurociencia para adivinar que los videojuegos son expertos en producir estos neurotransmisores. El objetivo es cambiar de hábitos y que al gamificar el proceso ahorrar se convierta en un placer.

Aplicaciones para jugar ahorrando

Pensar antes de actuar, seguir estrategias, prestar atención a todo lo que nos rodea y tomar buenas decisiones podrían ser prácticas empresariales ideales y también cualidades de un gran jugador. Hay pocas cosas que le gusten más al cerebro que vaguear, pero una de ellas es lo nuevo. Los juegos son tan excitantes porque suponen un desafío constante para nuestra mente, un reto desde el inicio hasta el cumplimiento de los objetivos.

Entonces, ¿cómo podríamos usar la gamificación para ahorrar? Por ejemplo con aplicaciones como Long Game Rewards, que divide el antes tortuoso objetivo de ahorrar en pequeñas y divertidas tareas, que producen recompensas como el acceso a mini-uegos. Hay más casos de éxito, como el de Fortune City. En general, el sector de las fintech es pionero desde hace tiempo en utilizar logros como recompensa útil para motivarte a ahorrar.

Para Zak es necesario seguir estudiando la actividad cerebral, de manera que se puedan diseñar mejores juegos que enseñen a “pasarnos la vida de manera afectiva”, evitando malgastar el dinero. Además de aprovechar la tecnología que proponen apps como Arbor, Fintonic, Qapital o Spendee, por citar algunas, hay otros consejos sencillos y útiles como establecer metas sencillas y premiar nuestros logros.

Imágenes | Portada de Antonio Gabola, interiores de Filios Sazeides y Proxyclick, todas en Unsplash.  

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