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Consigue que tu lenguaje corporal sea tu mejor aliado

La kinésica es el estudio del lenguaje de nuestro cuerpo. Muchas veces, no importa lo que decimos, sino cómo lo decimos. Hablamos de los gestos, miradas, sonrisas, movimientos… Hoy vamos a detenernos en la importancia del lenguaje corporal y cómo podemos aprovechar su potencial dentro del mundo laboral.

La importancia del lenguaje corporal

En las relaciones laborales, para tener éxito en una empresa, es clave la forma de comunicarnos. Algo que va más allá de lo que decimos. Cuando estamos frente a otra persona, nuestro lenguaje corporal puede ser tan importante o más que el lenguaje hablado.

Algunas personas consideran, de hecho, que el cuerpo no miente y que una mirada puede delatar alguna información que no queremos verbalizar. Así pues, en el mundo de los negocios es fundamental ser conscientes del poder de nuestros gestos y movimientos cuando estamos, por ejemplo, en una reunión. Pueden reflejar veracidad y honestidad o, por el contrario, pueden hacernos parecer nerviosos o angustiados. Sin proponérnoslo, estamos transmitiendo nuestras emociones y sentimientos, por ello resulta mucho más útil y esencial.

De igual forma, conocer las claves del lenguaje corporal nos ayudará a analizar a quién tenemos enfrente y descifrar lo que realmente quiere o espera de nosotros. ¿Preparados para trabajar vuestro lenguaje corporal?

Apúntate estas claves

Llega el momento de anotar una serie de consejos y tips para que los tengáis en cuenta la próxima vez que en una reunión, una presentación o una entrevista, queráis que vuestro lenguaje corporal sea vuestro mejor aliado:

Contacto visual. Todos los expertos están de acuerdo: establecer contacto visual con nuestro interlocutor es clave. Da una imagen de seguridad y fortaleza; pero también de honestidad, de que no tenemos que ocultar nada a la otra persona. Mira a los ojos a tu interlocutor.

Sonrisa. Si somos capaces de expresar una idea manteniendo una actitud agradable y cercana, estaremos mucho más cerca de convencer a quien tenemos enfrente.

La postura. Nuestra espalda nos sostiene, también en el ámbito del lenguaje corporal. Tener la espalda recta, los hombros relajados y hacia atrás… contribuirá a dar una imagen más segura de nosotros. Eso sí, cuidado. No se trata de mostrarnos tiesos ni estáticos, siempre hay que cuidar la naturalidad.

Expresividad: Las personas expresivas nos caen mejor. Ser inexpresivo puede confundirse con indiferencia, o, mucho peor, con soberbia. De nuevo, naturalidad. Porque si nos ponemos a guiñar los ojos y gesticular sin ton ni son, obtendremos el efecto contrario.

Silencio. El silencio también puede formar parte de la estrategia que pone en marcha el lenguaje corporal. Una pausa dramática, como se suele decir, puede potenciar el efecto de unas palabras. También es una forma de integrar al otro en la conversación, que recibe esa pausa como un momento de reflexión.

Los objetos. Apoyarnos en objetos también es un arma muy inteligente. Tener un bolígrafo en nuestras manos, por ejemplo, no sólo ayuda a calmar nuestros nervios, sino que también da imagen de seriedad y control.

¿Contacto físico? Hay partidarios y contrarios. Nosotros creemos que, como todo, usado en su justa medida puede ser un gran aliado. Hemos de respetar el espacio de los demás, pero si nos acercamos en el momento adecuado, daremos la sensación de intimidad y nuestro mensaje se verá magnificado. Tocar a los demás todo el tiempo puede ser muy incómodo para todos, pero un gesto en un momento determinado puede acabar de convencer. Como con tantas cosas, depende del contexto.

¿Cómo lo trabajo?

A continuación, queremos presentaros algunos ejercicios para que podáis trabajar con vuestro lenguaje corporal y mejorarlo. ¿Preparados?

Todo por su nombre. Para reforzar nuestra confianza frente a un interlocutor, es muy útil presentarnos a nosotros mismos, sin apartar la mirada. De igual forma, llamar a nuestro interlocutor por su nombre refuerza la idea de que esa persona es importante para nosotros.

El tono de voz. Más calmado, eufórico, preocupado, urgente… Dar a cada mensaje la entonación adecuada, que transmita nuestras emociones, sirve para que ese mensaje conecte de forma empática con el otro.

La forma de caminar. Otro aspecto fundamental. Caminar con la vista hacia adelante nos obligará a levantar la mirada, a enderezar la postura y a ofrecer una imagen más agradable y fuerte de nosotros. Movernos despacio transmitirá a la persona sensación de calma y seguridad.

Las manos. Esta parte de nuestro cuerpo es fundamental a la hora de trabajar la comunicación no verbal. Los expertos aconsejan tenerlas siempre a las vista de nuestro interlocutor, pues proyectan una imagen de honestidad. De la misma forma, nunca se deben cruzar los brazos, pues puede parecer que estamos rechazando las ideas del otro.

El lenguaje corporal es clave para comunicarnos con los que nos rodean. Consigue que nuestro mensaje sea más efectivo. Es por ello que en el mundo empresarial y laboral resulta fundamental tanto para directivos como para trabajadores.

Noelia Martínez

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