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Circoolar, vistiendo con ropa sostenible a las empresas

Normalmente, ¿qué es lo que ocurre con la ropa de trabajo cuando se estropea o hay que sustituirla, por ejemplo, por cambios en el logotipo de la empresa? Pues que suele acabar en la basura, lo que impide darle una segunda vida. Esta lógica del ‘compro, uso y tiro’ tiene los días contados si lo que queremos es revertir el cambio climático. Para ello, se impone sustituir esa secuencia por la de ‘compro, uso, comparto, reparo, reutilizo y reciclo’. En esto consiste, precisamente, la economía circular, y es por lo que apuesta Circoolar.

Esta startup nacida en Barcelona en 2019 busca impulsar un cambio radical en la dinámica de la industria de la moda, una de las más contaminantes del planeta, desde la ropa de trabajo. Para ello, confecciona prendas corporativas «desde un planteamiento ético, ecológico y circular”, tal y como explica Luis Ribó, uno de sus fundadores, junto a su socia Celina Tamagnini.

En primer lugar, “nuestra ropa está elaborada con materiales ecofriendly: algodón orgánico, algodón reciclado de prendas viejas y poliéster reciclado de botellas de plástico PET», señala Ribó.

En segundo lugar, «las prendas están confeccionadas en talleres de inserción social y empoderamiento femenino, en el caso de los pedidos más pequeños, y en talleres de proveedores de proximidad, en Marruecos y Portugal, que están auditados y donde imperan condiciones dignas de trabajo”, prosigue.

Por último, «la ropa está diseñada para que, una vez terminado su ciclo de vida útil, pueda ser reciclada, tener una segunda oportunidad y lograr un residuo cero». Para cerrar el círculo, Tamagnini y Ribó también ofrecen a sus clientes la posibilidad de que les traigan sus antiguos uniformes laborales. En ocasiones no sirven para fabricar ropa, pero sí para que sean convertidos en fieltro con el que elaboran productos de merchandising.

Destacados clientes

El estallido de la pandemia, apenas cuatro meses después de su puesta en marcha, llevó a la empresa a centrarse en el diseño y la comercialización de mascarillas reciclables como principal nicho de negocio, aunque hoy el peso de estas en el volumen de ventas se ha reducido notablemente, en favor de la ropa laboral y el merchandising textil.

La facturación de Circoolar superó los 100 000 euros en 2020, alcanzó cuotas similares en 2021 y empezó este año superando estas cifras gracias a dos acuerdos con Sanitas y una importante compañía de refrescos. Además de estos, entre sus clientes figuran Isdin, Aguas de Barcelona o La Cocina de los hermanos Torres, entre otros. Según Ribó, “vestirse con nuestras propuestas permite a las empresas impulsar sus avances ambientales y sociales, expresar sus valores y compromisos, así como tener un impacto en sus empleados”.

A juicio de Ribó, «el fast fashion está dando paso a una nueva tendencia, la de las prendas sostenibles, que parece haber venido para quedarse». Algo a lo que va a contribuir, sin duda, la nueva Ley de Residuos, que prohíbe a las empresas de moda destruir las prendas que no hayan logrado vender, dándoles una segunda vida mediante el reciclaje o la reutilización, y obliga a establecer sistemas de recogida separada para los residuos textiles antes de 2025. «Hasta ahora el textil no era un sector prioritario como el de los envases, pero eso ya está cambiando», se felicita Ribó.

Salto internacional

La startup, que en su corta andadura ya ha recibido importantes reconocimientos como la certificación B Corp por su cumplimiento de los más altos estándares en términos de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad empresarial, ha ampliado a seis personas su plantilla este año. Un paso clave para el proceso de internacionalización en el que está inmersa y que se acaba de abrir con su incursión en el Benelux (Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos), «un mercado bastante maduro en lo referente a sostenibilidad».

Aunque, a decir de Ribó, lo que a él y a su socia les gustaría realmente es que Circoolar desapareciera «porque ya no hiciera falta, con gente luciendo siempre moda sostenible». Como para eso todavía queda un trecho, si es que ocurre, su objetivo es despertar conciencias. «Ir sumando poco a poco a más empresas para la construcción de un presente más justo y sostenible a través de un gesto aparentemente tan trivial, pero con muchas implicaciones, como es el de vestirse».

El ‘desastre’ en el medioambiente de la industria textil

  • La producción textil, a través de los tintes y los productos de acabado, es responsable de aproximadamente el 20 % de la contaminación mundial de agua potable.
  • La industria de la moda causa el 10 % de las emisiones globales de carbono, más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos.
  • Los europeos consumen casi 26 kilos y se desprenden de unos 11 kilos de textiles cada año. La ropa usada puede exportarse fuera de la UE, pero la mayoría (el 87%) es incinerada o depositada en vertederos.
  • A nivel mundial, menos del 1 % de la ropa se recicla como prendas de vestir.

Los impactos positivos de Circoolar

El año pasado, la actividad de Circoolar ahorró al medioambiente, según su Informe de Sosteniblidad 2021:

  • 33 442 botellas PET dejaron de ser residuos al ser utilizadas como tejidos.
  • Gracias al uso de poliéster reciclado, se ahorraron un 86 % de agua, un 75 % de energía y se disminuyeron las emisiones de CO2 en un 75 %.
  • Con el empleo de algodón orgánico, se consiguieron un 24 % menos de emisiones, reduciéndose un 62 % el consumo de energía y un 91 % el de agua.

Imágenes: Circoolar

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