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¿Puede la Industria 4.0 traer las fábricas de vuelta a España?

No hay duda alguna de que Industria 4.0 es un fenómeno real del que todo tipo de empresas quiere sacar rédito. No es cuestión de modas, sino de adaptarse al medio o morir: si lo hace la competencia y nosotros no, no tardaremos en ser barridos del mercado.

Muchas son las promesas que se hacen alrededor de esta cuarta revolución industrial, pero todas giran en torno a dos ejes principales: la optimización de la producción y el aprovechamiento del estado del arte tecnológico en los campos de la computación, los sistemas cíber-físicos y el famoso Internet de las cosas.

Y esto tiene una primera derivada: el coste de la mano de obra, de los profesionales involucrados, pasa a un segundo plano ante la formación de los mismos, la optimización tecnológica de la industria involucrada y el nivel tecnológico del marco local en el que ésta se instale.

En este contexto, es más que razonable hacerse una pregunta: ¿puede la industria 4.0 devolver a nuestro país las industrias que se fueron de España buscando optimizar costes? ¿Puede ser un acicate para que se instalen otras nuevas?

El «I´ll be back» de las fábricas

Begoña Cristeto, Secretaria General de Industria y Pyme Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, lo tiene claro: “La opinión de los expertos es que el proceso de deslocalización industrial hacia países con costes más bajos se está revirtiendo. Los avances en tecnología e innovación hacen que los productos se puedan fabricar más cerca del cliente final, de forma más efectiva y con menores costes, lo que situará a los países que se hayan adaptado a la industria 4.0 como lugares idóneos para producir.”

David Pozo, Team Leader de Industria 4.0 y Director Tecnológico de Siemens Industry, coincide: “Una parte de la deslocalización de plantas se debió a los costes de la mano de obra, y sin duda la Industria 4.0 hará que ese factor sea menos relevante de lo que lo ha sido en el pasado. La digitalización puede mejorar significativamente la eficiencia de una organización y, en ese sentido, puede entenderse como una oportunidad en la que se vuelven a repartir cartas. Pero no olvidemos que es un fenómeno mundial, al igual que en España tenemos “Industria Conectada 4.0”, también existe un “Made in China 2025”. Vivimos en un mundo plenamente globalizado, así que es lógico que las fábricas acaben estando en los lugares que demuestren una mayor competencia”.

La pregunta que da origen a este artículo es lo suficientemente genérica como para que sea lícito plantearse en qué se concreta o en qué estado está esa competitividad tecnológica adicional que aporta la digitalización. Buscando ejemplos en uno de los sectores clave de la industria española, la agricultura, hablamos con Antonio Domene, experto en Innovación Agroalimentaria y Gerente en CASI, una cooperativa agraria almeriense que se ha posicionado como una de las mayores comercializadoras de tomate para consumo en fresco del mundo mediante el uso, entre otras cosas, de tecnologías como Big Data.

gemelo digital en la industria

Domene tiene una visión muy clara a este respecto. “En la industria agroalimentaria, creo que hay que distinguir tres subsectores claramente diferentes: la producción, la comercialización y la industria auxiliar que da soporte a ambas. En este sentido, la industria 4.0 aplicada a cada uno de ellos aporta de manera diferente. En la producción ya lideramos (si hablamos de intensivo) a nivel de Europa con lo cual nos debe ayudar a mantenernos y crecer. En la industria auxiliar es un elemento que efectivamente nos ayudará a exportar más conocimiento y abrir otros mercados, lo cual sin duda nos hará retomar el liderazgo en otros segmentos, sobre todo los que tienen que ver con climas templados y cálidos que estamos permitiendo que otros países nos adelanten como Israel y Holanda. Y en la comercialización, sin duda nos puede ayudar a conseguir un nivel competitivo que quizá estemos perdiendo solo por haber mantenido una postura de más rezagados en los últimos años”, explica.

Este liderazgo en el sector del tomate tiene un buen ejemplo en la cooperativa de la que él mismo forma parte, posicionada entre los líderes mundiales de su sector. Se ha conseguido, entre otras cosas, mediante el uso de técnicas de Big Data sobre conjuntos de datos masivos de parámetros agronómicos y climáticos. Y es que se analiza todo: humedad, temperatura, analíticas, riegos, fechas de plantación, focos de virus, cruzado con las condiciones climáticas del entorno, fechas, horas, producciones, fechas de cortes, porcentajes de rendimientos, infraestructuras, que se comparan entre distintas explotaciones propias para ir desmenuzando las correlaciones entre las mejoras y los resultados.

En industria auxiliar y comercialización, aunque los parámetros son otros, la aproximación es la misma: los datos. Previsiones de entrada de materias primas, necesidades de recursos, rendimientos de los mismos, aprovechamiento, pedidos de clientes, temperaturas de destino y de origen, precios, etc.

Tenemos numerosos proyectos de Industria 4.0 en marcha en España, en sectores como automóvil, aeroespacial, alimentación y bebidas, maquinaria… Empresas que son conscientes de que compiten a nivel mundial y que confían en que la digitalización les aportará la ventaja competitiva necesaria

Aunque sin nombrar proyectos españoles tan reseñables como los de Panama Jack, Mustang o Injusa, David Pozo, Team Leader de Industria 4.0 y Director Tecnológico de Siemens Industry, también tiene claro que hay ejemplos que apuntan en la buena dirección. “Tenemos ejemplos recientes como el del sector del automóvil en España de que hacer las cosas bien es imprescindible para cuando vienen épocas difíciles. Ha habido otros países europeos que sufrieron mucho más el impacto de esa deslocalización, como pudo ser Bélgica. Tenemos numerosos proyectos de Industria 4.0 en marcha en España, en sectores como automóvil, aeroespacial, alimentación y bebidas, fabricantes de maquinaria, logística, agua, químico, cemento, farmacéutico, etc. Empresas que son conscientes de que compiten a nivel mundial y que confían en que la digitalización les aportará la ventaja competitiva necesaria”.

Un campo en el que España es puntera

Como vemos, una de las diferencias de esta nueva oleada de la industrialización tiene que ver con la importancia de los datos, pues es la primera vez que la tecnología permite una adquisición masiva de datos, su tratamiento y su almacenamiento. De hecho, la forma en la que se estructuran y se tratan es fundamental para su explotación y pueden marcar una diferencia enorme.

En este sentido, hablamos con María Pascual, arquitecta y directora de BIM de C95 Creative. BIM es un formato de datos arquitectónico que va mucho más allá del mero almacenamiento de geometrías, sino que permite la generación de un gemelo digital de los edificios hasta el nivel de detalle más preciso: estructura, sistema eléctrico, servicios, mobiliario, etc., lo que permite una optimización y un control exhaustivo de todos los elementos de edificios de todo tipo: residenciales, de oficinas y por supuesto, industriales.

En C95 son pioneros en explotar esta tecnología a fondo y Pascual lo ve muy claro. “El uso de la metodología BIM puede ser el empujón que necesitaba la arquitectura española para adentrarse en la industrialización, aunque supone además de un cambio tecnológico un cambio cultural-social. En el norte de Europa y norte América llevan desarrollando esa industrialización desde antes de trabajar con sistemas vectoriales 2D».

España está, en muchos casos, bien posicionada en esta nueva industrialización. Antonio Domene, de CASI, tiene claro varios campos en los que España es puntera en agrotecnología. En todo lo que tiene que ver con el estudio de desarrollo de las micro algas, probablemente tengamos a los mejores investigadores y contamos con el proyecto h2020 más importante de Europa en este sentido. Lo cual no es casualidad. Y al mismo nivel podríamos hablar del control biológico contra la lucha de plagas. España es pionera a nivel mundial no solo en implantación sino en investigación. Para ello nos pone dos ejemplos de empresas: Biorizon Biotech y Agrobio. En este sentido, la innovación es clave para posicionar al país como líderes en aplicación. En la Industria 4.0 no basta con comprar la maquinaria, tienes que generar tu innovación o eres segunda fila.

Si hablamos de tecnología como software o hardware aplicados al sector agrario, todo lo que es puramente IoT dedicado a la sensorización en la producción en lo que tiene que ver en el cultivo intensivo, está claro que España lidera la aplicación de esta tecnología hasta conseguir que su sistema productivo en cultivo intensivo sea el más eficiente en el consumo de recursos naturales. Todos los datos recogidos por estos sensores son los que permiten, por ejemplo, alimentar los sistemas de análisis basados en Big Data.

La Estrategia Nacional Industria Conectada 4.0 incide en garantizar el conocimiento y desarrollo de competencias 4.0, impulsar la colaboración multidisciplinar, desarrollar una oferta de habilitadores digitales, asesoramiento, buenas prácticas, mejoras en el ámbito regulatorio…

Sin embargo, es este cambio social-cultural al que se refería María Pascual, directora BIM y formadora en C95 Creative, el que puede ser también un impedimento. En sus propias palabras, “aunque sería lo ideal, no creo que al menos de momento el uso del BIM haya favorecido esa industrialización en España de manera extensiva, aunque quizás en casos puntuales sí. Debería cambiar la forma de construir con respecto a hace 50 años, aprovecharnos de los beneficios de una coordinación precisa, unos elementos más detallados y optimizados y llevarlo a la obra. En otras partes de Europa sí que se están utilizando mucho más estas nuevas tecnologías, pero no podemos hablar de Europa como una sola en este sentido”.

El capítulo español de «necesita mejorar»

Begoña Cristeto, comoSecretaria General de Industria y Pyme Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, tiene también claros los “hándicaps” a los que se enfrenta España en esta apuesta. “Solemos señalar la falta de cultura digital como una de las grandes dificultades, también el reducido tamaño de las empresas españolas, el acceso a la financiación y la necesidad de consolidar los entornos colaborativos. Para ello estamos desplegando la Estrategia Nacional Industria Conectada 4.0 que incide en todas estas áreas: garantizar el conocimiento y desarrollo de competencias 4.0, impulsar la colaboración multidisciplinar, desarrollar una oferta de habilitadores digitales, asesoramiento, buenas prácticas, mejoras en el ámbito regulatorio…”.

Las medidas incluidas en el marco de la iniciativa que menciona son numerosas: 70 millones de euros en ayudas para proyectos de investigación industrial, proyectos de desarrollo experimental, de innovación en materia de organización y procesos, así como el programa Activa, de asesoramiento especializado y personalizado realizado por consultoras acreditadas y con experiencia en implantación de proyectos de Industria 4.0

 

David Pozo, de Siemens, coincide en que la situación podría ser mejorable. “Según el estudio España 4.0. El reto de la transformación digital de la economía, en el sector industrial sólo un 10% de las empresas contaban con una estrategia digital formalizada. Aunque en los últimos años el grado de concienciación ha aumentado y la situación ha mejorado, seguimos teniendo un retraso de un par de años respecto a los países que están liderando la transformación digital”. Por su parte, Antonio Domene, en su papel de Innovador, también tiene claro los limitantes a los que nos enfrentamos: “Inversión en la innovación emprendedora. Y más tecnólogos que agrónomos”.

¿Qué deberes tiene entonces España por delante para posicionarse con claridad entre los líderes de esta cuarta revolución industrial? Desde el gobierno, nos indica Begoña Cristeto que lo más inmediato es «consolidar una política industrial activa a largo plazo que sitúe a la industria en el centro de la agenda política. Para ello estamos promoviendo un Pacto de Estado por la Industria y vamos a presentar el “Marco Estratégico de la España Industrial 2030”, que identifica los retos y palancas competitivas sobre las que debemos actuar para reforzar e impulsar nuestra posición.”

Igual de claras que las limitaciones tiene Antonio Domene, de CASI, los deberes.: “La industria 4.0 debe de salirse del concepto básico de la IoT, robotización, visión artificial, cloud, etcétera, para convertir nuestra industria agroalimentaria en la más innovadora en cuanto a nuevos alimentos se refiere. Lo cual implica nuevos modelos de transformación, vida útil de los productos, seguridad alimentaria, etcétera, que hará que nuestra industria se desarrolle por encima de las fronteras llegando antes y mejor a más lugares del planeta. Y por otro lado, mejorando a través de la tecnología los modelos de comercialización, smart contracts y seguridad en nuevos modelos de relación comercial con los clientes que llevan siendo tiempo globales”.

Por la ubicación física que España ocupa, existe un sector en el que deberíamos liderar a nivel europeo la innovación que es crucial para mantenernos en primera división, y es el transporte por carretera, con el desarrollo de vehículos autónomos y eléctricos que aporten menor huella de carbono

Incide además en un factor geoestratégico, que muchas veces pasa desapercibido entre el mantra de “producción distribuida” y que es inevitable considerar cuando de industria agrícola se habla. “Por la ubicación física que España ocupa, existe un sector en el que deberíamos liderar a nivel europeo la innovación que es crucial para mantener esa primera división y es el transporte por carretera. Vehículos autónomos (menores coste de transporte de nuestros productos a Europa) y el desarrollo de vehículos eléctricos que aporten menor huella de carbono, ya que nuestra industria agroalimentaria en cuanto a la aportación del agro puramente dicho es hoy por hoy de las que más optimizan este aspecto… hasta que nos vemos en la obligación de distribuir nuestros productos y donde claramente, hoy por hoy, no hemos resuelto aún estos problemas”.

La incorporación de talento 4.0

Para terminar, Domene incide en otro de los puntos críticos (por lo limitante) de la Industria 4.0: “La incorporación de más tecnólogos que agrónomos en las compañías. En cualquiera de los aspectos hoy en día empieza a cobrar más importancia la componente tecnológica que técnica y eso se debe traducir en los distintos sectores (producción, industria auxiliar sobre todo, y cada vez más comercialización) en la incorporación de talento “tecnólogo 4.0”, que es fundamental”.

Hablamos de esto con Carlos Guardiola, Chief Innovation Officer de Sngular, una consultora tecnológica integral que entre otras cosas nutre de ese talento tecnológico a las empresas. Su visión sobre el impacto de la tecnología en todas las empresas queda muy clara desde el principio. «El principal motivo por el que las empresas tecnológicas se han convertido en el motor de los mercados es porque la tecnología se ha convertido en el motor de cualquier empresa y cualquier modelo de negocio, en cualquier parte del mundo», comenta.

Sngular se aproxima a este reto de la producción distribuida ofreciendo un modelo mixto de talento distribuido y deslocalizado. Según el propio Carlos Guardiola, «en Sngular hemos llegado a la conclusión de que si el cambio viene desde las personas, si las personas están por encima del proceso, teníamos que crear un modelo de trabajo que se basa en las personas, por encima de otros condicionamientos. Y de todos los condicionamientos que puede haber en el mercado laboral (experiencia, conocimientos, salario…) la principal barrera que desde nuestro punto de vista hay que obviar en el siglo XXI es la ubicación física”.

Para esto, las llamadas “metodologías ágiles”, de las que España es puntera en adaptación, son en su opinión claves para esta adaptación rápida y optimización. «Los principales beneficios de aplicar metodologías ágiles al diseño, construcción y operación de productos y servicios digitales son: la capacidad de explorar y acotar la incertidumbre y la posibilidad de adaptarse de forma rápida y constante a los cambios que inevitablemente se producen. Una organización está preparada para crecer en el siglo XXI cuando consigue adaptar su cultura y procesos a aquellos en los que no se exige la ubicación física coincidente de las personas para ser productivas y eficientes».

Este sistema de Sngular pretende mitigar el problema tan grave de acceso al talento. Es una problemática bastante específica de España, la baja movilidad de sus titulados, que prefieren renunciar a trabajos y sueldos más interesantes para quedarse cerca de donde se han criado, por lo que muchas veces talentos de nivel no consiguen ser bien aprovechados en proyectos potentes, porque estos sólo se dan en polos tecnológicos como Madrid o Barcelona.

Por el otro lado, se da la circunstancia contraria: proyectos muy potentes en lugares poco atractivos para el talento tecnológico como puedan ser la huerta murciana o un pueblecito en el norte de España. Esto permite habilitar la industria 4.0 en estos lugares que de otro modo no atraerían al personal especializado necesario para hacerlo. El uso de las metodologías ágiles, además, permite aportar una seguridad y calidad al modelo de la que carecen los modelos de deslocalización clásicos basados en las llamadas «factorías de software».

David Pozo, de Siemens, también tiene claro que las personas son claves en esta revolución, reseñando la actitud de los ejecutivos españoles como una de estas claves. “La actitud de los directivos ante la digitalización es bastante positiva. Son conscientes de la importancia de realizar esa transformación dentro de su organización, pero muchas empresas tienen dificultades para establecer una estrategia de implantación que les permita llevarlo a la práctica, priorizando entre múltiples posibilidades de innovación. 

No obstante, empleados, directivos, empresas están en ello, conscientes de que la Industria 4.0 es un proceso sin vuelta atrás.

 

Imágenes / iStock Mimadeo / metamorworks / Ekkasit919 / Zapp2Photo / Kinwun

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