Empresa

Volvemos a la oficina, pero cómodos

La vacunación contra la COVID-19 avanza a buen ritmo y son muchos los trabajadores que ya han regresado a la oficina o se preparan para hacerlo en breve, en julio, agosto o quizás en septiembre. Toca, pues, ir regresando a la normalidad, y con ella, volver a la ropa de oficina. 

Sin embargo, tras haber estado prácticamente un año trabajando en chándal y leggings, cuando no en pijama, a muchos les costará volver a enfundarse los atuendos más formales propios del mundo de la empresa. Más aún si tenemos en cuenta que lo más probable es que, al menos en los próximos meses, se imponga un modelo laboral híbrido, en el que el desplazamiento a la oficina se combine con el teletrabajo unos días a la semana.

Entonces, ¿cómo vestiremos? ¿Se relajarán los códigos de vestimenta con una ropa másreal’ o habrá que renovar el armario y volver a recurrir a las tradicionales chaquetas, camisas y corbatas? Ante este dudoso panorama, lo cierto es que, mientras algunos empleados se confiesan emocionados ante la sola visión de volver a arreglarse para ir a la oficina, otros desearían que las cinturillas elásticas no pasaran nunca de moda. 

¿Se acabaron las temporadas en la moda? Cómo la COVID-19 derrotó a la ‘fast fashion’

A juzgar por diferentes estudios realizados al respecto y la opinión de expertos, un código de vestimenta más informal será la norma, pues muchos profesionales dividirán su tiempo de trabajo entre la oficina y su casa. De todas formas, en determinados sectores, como el de la banca, estos cambios serán difíciles de ver. 

Según un estudio elaborado por IWG, el mayor operador mundial de oficinas y espacios flexibles con marcas como Spaces y Regus, la pandemia ha cambiado nuestra forma de vestir, acentuando la tendencia a la ‘casualización’ de la moda. Los empleados están deseosos de volver a lucir prendas elegantes, ya que hacerlo les da una mayor seguridad, pero sin sacrificar la comodidad. De acuerdo con el informe, la mayoría de los encuestados (un 64%) prefiere optar por looks “desenfadados” y más de la mitad (59%) opina que los días de vestimenta formal han terminado. Mientras que para un 39% será más aceptable a partir de ahora ir menos arreglado a la oficina como consecuencia del modelo laboral híbrido que se está extendiendo. 

Para el diseñador Jason Wu, la vuelta a la normalidad traerá consigo una explosión de glamour. “El año pasado no era el momento de engalanarse, pero creo que ahora veremos mucha vestimenta de ‘venganza’. Después de un año de Netflix en casa, la gente quiere volver a verse elegante”, afirmó durante la mesa redonda ‘La nueva ropa de trabajo’, celebrada en mayo pasado en el marco del Business of Luxury Summit, organizado por el ‘Financial Times’ y en el que también participó la Asociación Española del Lujo, según informó el diario ‘Cinco Días’. “En China vemos que la gente se vuelve a vestir como antes, así que lo lógico es pensar que también ocurrirá en Occidente”, señaló.

Sin embargo, tras esta primera etapa de euforia, todo se relajará. A juicio de la diseñadora Emma Willis, los trabajadores optarán por looks de oficina informales para el día a día, arreglándose mucho más cuando vayan a visitar a sus clientes. “La ropa formal va a sobrevivir, pero más para los exteriores que para el lugar de trabajo”, auguró. 

En esta línea, las marcas deberían apostar por el conocido como smart casual (casual elegante), consideró por su parte el periodista Robert Armstrong, que abogó por que se encuentre a su vez un equilibrio entre ese smart casual y la ropa de estar por casa en tiempos de trabajo híbrido. 

Moda más sostenible

Sin embargo, la pandemia también ha acelerado otras tendencias que ya estaban presentes antes de que el coronavirus hiciera acto de aparición. Así, frente a la fast fashion, valoraremos más las prendas sostenibles a la hora de regresar a la oficina o trabajar desde casa, pues la COVID-19 no ha hecho sino aumentar la creciente conciencia ambiental. 

Ropa más respetuosa con el entorno, de procedencia local, a ser posible, y de mayor calidad y duradera, que siga teniendo valor al margen de las modas. “El último año me ha hecho pensar aún más que la calidad es más importante que la cantidad”, comentó Wu en la mesa redonda organizada por el ‘Financial Times. “La calidad es la elegancia de nuestro tiempo”, sentenció su compañera de profesión Emma Willis.

Los datos apuntan en esta dirección. El 60% de las empresas están acelerando su inversión en materia de sostenibilidad y más de la mitad prevé un aumento del gasto de los consumidores en prendas sostenibles, según una reciente encuesta realizada por el US Cotton Trust Protocol a más de mil empresas del sector de la moda de Estados Unidos y Reino Unido. 

Lo que parece estar claro, y eso es una gran noticia, es que el final de esta época inédita empieza a vislumbrarse y, a pesar de la tendencia hacia prácticas laborales más flexibles, la oficina seguirá desempeñando un papel clave en la vida profesional. Por ello, también seguirá siendo importante el qué ponerse para acudir a ella. 

En este regreso a la normalidad, aunque algunos ya tengan pensado ponerse sus mejores galas para reencontrarse con sus compañeros de trabajo y reconquistar su mesa, la mayoría de los trabajadores necesitarán ir dando pequeños pasos para recuperar una cierta formalidad en el vestir. Si es que en algún momento lo hacen.

Imágenes | Annie Spratt (Unsplash) | Priscilla Du Preez (Unsplash) | Sarah Dorweiler (Unsplash

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