Empresa

Nueve ‘soft skills’ que empresas y empleados deberán trabajar este año

En un mundo donde millones de trabajos están amenazados por la automatización y la inteligencia artificial, son muchos los que piensan que la mejor manera de afrontar con garantías una carrera profesional y no quedarse al margen por culpa de una máquina o de un software cargado de algoritmos es fomentar las llamadas soft skills o habilidades blandas. Es decir, aquellas que nos hacen más humanos y que un ordenador, un robot o un programa informático, por muy potentes que sean, nunca podrán tener.

¿Y si las ‘soft skills’ ganaran la batalla a las habilidades técnicas?

En el libro ‘El empleo del futuro’, el profesor Manuel Hidalgo descarta que la ola de automatización y robotización que vivimos vaya a provocar un tsunami de desempleo, pero sí advierte de que habrá un cambio profundo en las tareas a realizar.

En dicho volumen, Hidalgo, profesor de Economía en Sevilla, sugiere que para resultar atractivos en este mundo cambiante, serán más importantes la habilidad para adaptarse y la capacidad para resolver problemas que los conocimientos profundos sobre una materia o destrezas manuales determinadas, pues siempre habrá máquinas que nos superen almacenando información o realizando una actividad mecánica.

En términos generales, las empresas empiezan a valorar el razonamiento inductivo, la sensibilidad a los problemas, el pensamiento crítico, la fluidez de ideas y la capacidad para exponerlas o la originalidad, aunque en el día a día muchas veces se imponga el “ordeno y mando”. Un informe de mediados de 2017, ‘The soft skills: jobseekers need now’, realizado a partir de una encuesta a más de 400 profesionales de los recursos humanos en Estados Unidos, revelaba que un 94% de los aspirantes con buenas “habilidades blandas” tienen más oportunidades de ser promocionados en las compañías que otros que les ganan en experiencia.

Las soft skills más demandadas

Un informe reciente de Accenture, que lleva el significativo título de ‘Los CEO deben liderar la revolución de las competencias’, sostiene que si se duplicase la tasa de los profesionales que desarrollan este tipo de habilidades, la cuota de los trabajos con riesgo de ser automatizados en Estados Unidos en 2025 se reduciría del 10% al 4%.

Para aterrizar todo esto, vamos a ver, con la ayuda de la plataforma de formación Udemy, cuáles son las nueve soft skills más importantes que las empresas deberán trabajar este año:   

Gestión de conflictos

En entornos de alta presión, que son muchos en el ámbito laboral, suelen aparecer los conflictos personales. En Estados Unidos, el 85% de los empleados asegura haber experimentado alguna vez algún tipo de conflicto en el trabajo, y se destina una media de 2,8 horas semanales a resolverlos. Esta habilidad tiene así el primer puesto de las capacidades blandas más necesarias en la oficina. Los problemas van a llegar y debemos estar preparados. En España, los niños, además de estudiar inglés o matemáticas, también empiezan a dotarse de esta capacidad desde la Primaria o la ESO.

Gestión del tiempo

Cada vez tenemos más herramientas y más eficaces para sacar adelante el trabajo en las oficinas: ordenadores y teléfonos bien dotados, todo tipo de software de colaboración, anchos de banda impensables hace poco, múltiples servicios en la nube, etc. Sin embargo, las tareas y las exigencias también se han multiplicado y la sensación es la de estar superados y al borde del colapso casi siempre. Hoy para salir adelante en la vida laboral (y también familiar) se impone una buena gestión del tiempo, que empieza porque seamos capaces de establecer acertadamente las prioridades.

Manejo del estrés

El estrés es cada vez más común en los entornos de trabajo. En España casi el 60% de los trabajadores afirman experimentarlo, casi 10 puntos más que la media europea. Como consecuencia, más de una cuarta parte de las bajas laborales están motivadas por el estrés, según la Asociación Española de Especialistas en Medicina de Trabajo. El gran volumen de tareas, las interrupciones de las redes sociales y la invasión de lo laboral en la vida personal de los empleados hacen que este problema sea cada vez más alarmante. Hay que ponerle remedio.

Habilidades de comunicación

Ser un buen comunicador es una de las ocho habilidades que definen a un buen líder, del tipo que sea. Una comunicación clara, concisa y cuidada, tanto verbal como escrita, es clave en cualquier empleo y para ascender en la empresa.

El famoso storytelling o dominio del relato es clave para vender un producto o un servicio o vendernos a nuestros compañeros o ante un grupo de clientes, y para incitar a nuestros oyentes a la acción. Los empleados de departamentos como ventas y marketing ya conocen el poder de una buena historia, pero cualquiera puede beneficiarse al potenciar sus habilidades narrativas, por ejemplo, a la hora de hacer presentaciones efectivas.

Cultura de la empresa

Cada empresa es un mundo y tiene unos rasgos que la distinguen de los competidores. Es la cultura que, si las cosas van bien, se transmitirá de arriba a abajo, pero que todos compartirán. Conocerla bien es determinante si queremos progresar en la organización o salir airosos en una proceso de selección.

Servicio al cliente

Muchos consumidores que disfrutan de un buen servicio suelen compartir esa experiencia en las redes sociales o comentarla a sus allegados. Además, es muy probable que repitan. Sin embargo, cuando esa experiencia es negativa casi seguro que la proclaman a los cuatro vientos, y pueden hacer un daño muy grande en términos de reputación. Y ya se sabe: cuesta mucho ganarse el respeto del mercado y bastante poco perderlo por completo. Las grandes empresas, especialmente las que han nacido directamente en el mundo digital, saben de la importancia de este punto y lo trabajan especialmente.

Inteligencia emocional

La capacidad de una persona para ser consciente, controlar y expresar sus emociones, y comprender e influir en las emociones de los demás es un punto que da mucha ventaja a quienes lo dominan. La inteligencia emocional puede tener un impacto serio en el rendimiento laboral de los trabajadores, ya que está muy vinculada a las habilidades de liderazgo, la salud, la felicidad y la empleabilidad.

Se puede ser el mejor programador del mundo, el cirujano más preciso o el cocinero más rápido y creativo preparando platos de diseño, pero si no hay empatía y buenas vibraciones con el grupo de trabajo, no servirá de mucho. Si Gregory House, aquel médico amargado, cascarrabias y sarcástico de la serie de televisión, hubiese tenido algo de inteligencia emocional, habría sido imbatible.

Productividad personal

Muchos tienen que luchar en el trabajo con la distracción que viene de las interrupciones de sus compañeros para contar un chisme, los ruidos en la oficina o las notificaciones del móvil o las redes sociales. De hecho, más de un tercio de los millennials y de la generación Z (los nacidos a partir de mediados de la década de los 90) dicen que pasan dos horas o más revisando sus smartphones durante la jornada laboral. Mantener la productividad para cumplir con las exigencias de los jefes exige mucha concentración.  

Gestión del cambio

En los próximos años, la automatización y la inteligencia artificial podrían reemplazar algunos trabajos y cambiar otros en gran medida. Las empresas, ya sean pymes o grandes multinacionales, deben estar preparadas para ser flexibles y adaptarse rápidamente a los cambios para no quedarse atrás. Esta transformación debe producirse en todos los eslabones, es decir, a través de todos los empleados que componen las compañías. Debemos estar preparados para salir de nuestra zona de confort y hacer otras cosas, abordar proyectos diferentes y con otra gente a nuestro alrededor. Eso lo saben muy bien las grandes multinacionales, que cada cuatro o cinco años rotan a su personal.

Imágenes | iStock.com/Designer491, /Echoevg, /PetarMulaj

Subir