En los últimos tiempos los problemas de salud mental están dejando de ser un tabú y se están visibilizando en muchos ámbitos. Y también en el del trabajo. El último Observatorio de Adecco sobre bienestar emocional en las empresas españolas deja datos reveladores y preocupantes.
El estudio asegura que el 65 % de las compañías percibe que el riesgo de tener empleados afectados por el síndrome del burnout o “trabajador quemado” se ha incrementado en el último año. Más de la mitad de las 43 000 firmas consultadas para elaborar este informe cree que el estrés se ha incrementado por la crisis económica y por otros factores externos, y no tanto por un empeoramiento de las propias condiciones laborales. En otras palabras, la inflación, la subida de tipos, la incertidumbre energética o la crisis geopolítica global pasan factura a la estabilidad emocional de los españoles.
El síndrome del burnout hace referencia a la cronificación del estrés en el ambiente laboral. Un trabajador quemado es alguien agotado mentalmente siempre, y en ocasiones también físicamente. Ese estado tiene un precio: altera la personalidad de quien lo sufre y baja su autoestima. Además, el burnout lleva a los profesionales a perder interés por las tareas que tienen encomendadas y a reaccionar de forma negativa a todo lo que tiene que ver con su profesión.
Siguiendo con el estudio de Adecco, seis de cada 10 empresas encuestadas afirman que más de la mitad de sus trabajos tienen un alto componente emocional. Los más afectados son los que están expuestos al trato con otras personas (clientes, pacientes, alumnos, usuarios…).
Salud mental y convenios colectivos
Además, casi el 80 % de las compañías asegura que las cuestiones de salud mental no tienen la debida consideración en los entornos de trabajo y que deberían, por ejemplo, tener un mayor tratamiento en los convenios colectivos. Asimismo, nueve de cada 10 compañías reclaman un mayor soporte de los poderes públicos a empresas y trabajadores en este aspecto.
Abordar el problema de la salud mental no es un objetivo hoy de las empresas. Ni tampoco está en la cabeza de los empleados. Así, el 86% de las consultadas tiene claro que las
organizaciones no están culturalmente preparadas aún para que, por ejemplo, un mánager reconozca su vulnerabilidad y necesidad de apoyo psicoemocional.
También son amplia mayoría (79 %) las empresas que creen que implantar sistemas de gestión de la salud psicológica puede ayudar a gestionar de mejor manera este problema. En este sentido, casi la mitad de los encuestados cree que el papel del servicio de prevención de riesgos laborales no está siendo determinante a la hora de mejorar la salud mental de las plantillas. Se impone pues la necesidad de dar un paso más en esta lucha.
Eso sí, las compañías españolas consideran que la salud mental exige la implicación y el autocuidado de los propios trabajadores, y que la normativa debería fomentar ese compromiso de las personas, y no dejarlo todo en manos de las organizaciones.
La renuncia silenciosa: el otro gran problema
La encuesta de Adecco también preguntó a responsables de recursos humanos, gerentes y técnicos de prevención de riesgos laborales por el fenómeno de la renuncia silenciosa o quiet quitting. Es decir, la reducción deliberada del ritmo de trabajo por parte del empleado y la decisión de hacer el mínimo imprescindible para seguir adelante.
El 60 % de las empresas opinó que también este fenómeno se ha incrementado en el último año. Los empleados reaccionan así a un entorno donde no ven satisfechas las expectativas de condiciones laborales o salario. Es un problema que está afectando sobre todo a las personas más trabajadoras, y más a los perfiles júniores que a los más experimentados.
Un factor de mucho riesgo en la salud mental es el acoso laboral, o mobbing, consistente en acciones continuadas de violencia verbal, psicológica o física hacia una persona en el entorno laboral. Sobre este tema, el 47 % de las empresas afirma que la implantación de un protocolo de acoso moral ha mejorado la transparencia y sensibilidad de toda la organización en esta materia. Por último, el 75 % asegura que, en nuestro país, la gestión de las situaciones de acoso laboral en las organizaciones necesita de una regulación que de mayor seguridad jurídica.
¿Cómo darle vuelta a la situación?
La encuesta también preguntó a las empresas sobre medidas para mejorar la salud mental en los entornos de trabajo. Un 43 % abogó por fomentar la comunicación y la transparencia con las personas. Mientras tanto, un 39 % destacó también la necesidad de incidir en el “estilo de liderazgo” o en aspectos como “el estrés, la carga mental y el burnout”.
Casi la mitad de las compañías señalaron que forman en habilidades como “la resiliencia, la empatía, la automotivación o la comunicación asertiva”. Y solo un 18 % trabaja medidas como la organización de talleres de relajación y mindfulness.
En líneas generales, los expertos en salud laboral recomiendan una combinación de medidas para superar el síndrome del trabajador quemado. A nivel de empresa, es conveniente controlar la carga de trabajo del afectado. Y que las tareas de cada uno en la compañía estén lo más definidas posible. Un exceso de responsabilidad o carga de trabajo suele ser la primera causa de estrés. El empleado también debe poner de su parte y hablar con sus superiores para rebajar su carga si considera que es excesiva.
En el caso de un cargo directivo, es conveniente que sepa delegar. De esta manera, además, su equipo ganará en competencia y autoestima. También es importante que el trabajador sepa decir ‘no’ a nuevas obligaciones cuando está saturado o agotado mentalmente.
Y, por último, hay que fomentar y practicar la conciliación de vida profesional y personal. Contestar correos por la noche o prolongar las reuniones más allá del horario habitual pueden llevar a un buen profesional a convertirse en un trabajador quemado. En este sentido, un 74 % de las compañías consultadas por Adecco aseguró que el teletrabajo está siendo una experiencia muy satisfactoria desde el punto de vista de la salud mental.
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