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El 84% de las empresas españolas contempla los ODS en su estrategia de RSE

Las acciones RSE están penetrando con fuerza en el mundo empresarial. Cada vez son más las marcas que incluyen políticas de Responsabilidad Social Empresarial o Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Pero llama la atención su alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible u ODS.

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Según el último estudio de Deloitte España y Fundación Seres, el ‘VI Informe del impacto social de las empresas’, “el 84% de las empresas analizadas contempla los Objetivos de Desarrollo Sostenible en sus estrategias de RSE”, lo que muestra una importante convergencia de valores.

RSE hacia ODS: cuando los valores convergen

Pese a que las diferentes culturas empresariales contemplan formas diferentes de valores y formas de actuar —como ejemplos la norteamericana, la asiática o la europea—, con la entrada del siglo XXI estamos observando una alineación en puntales básicos. Parece que hay cierto consenso unificado sobre cómo deben evolucionar las sociedades, entendidas estas como empresas o proyectos.

Así lo demuestra el informe señalado, que estudia la población española. A fecha de 2018, el 25% de las empresas tiene a más del 30% de la plantilla involucrada en actividades RSE, y ambos porcentajes crecen cada año.

También crece (+9% interanual) el número de sociedades que involucran a sus proveedores en actuaciones RSE, que ya llega a 7 de cada 10 empresas. Por ejemplo, la simple medida Scope 3 de emisiones de carbono ya supone un punto de presión a toda la cadena de valor a la hora de descarbonizar sus actividades.

Mientras que las Scopes 1 y 2 miden la huella de carbono directa e indirecta de una empresa, el Scope 3 analiza cómo de bien o mal lo hace el resto de la cadena de valor que le suministra. Si el Scope 3 es elevado, nuestra empresa tendrá una penalización por parte del público.

Destaca cómo el 84% de las empresas alinean la RSE a los ODS, combinando el principio de ética antes empresarial con una ética más propia de los gobiernos. Y es que los Objetivos de Desarrollo Sostenible ya poseen una línea que avanza hacia la responsabilidad social corporativa.

¿Qué puntos tienen en común ODS y RSE?

Así, la ‘Estrategia española de responsabilidad social de las empresas’ (EERSE, 2014) incorpora una línea de medidas acordes a los ODS (2015). Empezando porque la primera línea de actuación es “impulsar organizaciones más sostenibles”.

De hecho, en este punto se llama la atención sobre las “empresas de la ‘economía’ social”, marcando una importante escisión con estrategias previas en las que la vertiente social no era tan relevante o directamente no existía.

EstructuraEERSE socialmente resoponsables empresas

En la base de la pirámide del Líneas de Actuación del Eerse podemos ver cómo el punto 1 y 7 guarda relación con ODS 12 (Producción y consumo responsable), el punto 2 y 5 con el ODS 9 (Industria, innovación e infraestructura), el punto 3 y 4 con el ODS 16 (Paz, Justicia e instituciones sólidas), etc.

Estas etiquetas transversales no están enclaustradas en cajoneras independientes. El ODS 8 sobre trabajo decente tiene mucho que ver con el ODS 5 de la igualdad de género, incluso en su subtítulo sobre crecimiento económico: hoy se sabe que empresas que aplican los RSE para crear equipos más heterogéneos son también las más innovadoras.

Cuando una empresa trata de abordar su impacto ambiental y se plantea la eliminación del vehículo privado en pos del transporte público, por poner otro ejemplo cada vez más frecuente, gana toda la sociedad (trabajadores incluidos) al evitar la emisión de gases de efecto invernadero. Por estos y otros ejemplos, ERS y ODS tienen muchos puntos en común.

Capital persona: cuando se valora el bienestar

Bajo las enumeraciones de la ONU y del Gobierno de España de los ODS y RSE nacional, respectivamente, hay un hilo conductor que el informe de Deloitte saca a la luz: las personas o, más concretamente, su “ámbito de bienestar y la cobertura de necesidades sociales”. Educación y salud incluidos.

Se ha demostrado que invertir en estos aspectos de los trabajadores no solo es ético (esto ya era obvio) sino que además es rentable. Quizá por eso a las 5.500 iniciativas en proyectos RSE realizadas durante 2014 les hacen sombra las 14.648 de 2018. Destacan las coberturas de necesidades sociales y la integración laboral, que ha estado creciendo, como también los beneficiarios indirectos.

Dichos beneficiarios hacen referencia a los familiares y personas del entorno, desde vecinos a familiares. Pero podríamos abrir aún más el foco, dado que facilitar el trabajo a una persona con movilidad reducida no solo lo hace más independiente (beneficiario directo) y evita una carga temporal para la familia (indirectos), sino que también ayuda a las cotizaciones, por ejemplo.

Redirigir los objetivos empresariales a los ODS a través de las acciones RSE no solo es una moda: es una estrategia largoplacista de éxito tal y como lo fue la reducción de costes de los 70 en entornos industrializados, o el seguimiento de pautas de marketing durante la época de internet. Y tiene mucho futuro.

Imágenes | Dylan Gillis, EERSE

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