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Ropa de segunda mano, el triunfo de la sostenibilidad

La industria textil presenta las dos caras de la moneda. Por un lado, es uno de los sectores económicos más prósperos: solo en España , en 2019 supuso el 2,8% del PIB y el 4% del mercado de trabajo.Sin embargo, también tiene un reverso negativo: su impacto en el medioambiente. Es una de las industrias más contaminantes del mundo, causante del 10% de las emisiones de gases y el segundo sector que más agua necesita. Por eso, pensando en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en un cambio de pensamiento global, cada vez toman más fuerza iniciativas como la compraventa de ropa de segunda mano.

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Según el informe 2020 de la plataforma de reventa ThredUp, este mercado superará los 52 000 millones de euros en los próximos años. Y crecerá hasta un 69% entre 2019 y 2021. Una dinámica totalmente contraria a la del mercado generalista, que bajaría un 15%.

Tiendas vintage, precursoras sin saberlo

Esta tendencia no es algo nuevo. En los 60 y los 70, en las ciudades más cosmopolitas y amantes de la moda como Nueva York y Londres, las tiendas de segunda mano eran las preferidas entre los artistas, deseosos de exteriorizar a través del vestuario su inconformismo y rebeldía. Limbo abría sus puertas en 1965 en la Gran Manzana y en la capital inglesa, músicos como Mick Jagger o Jimi Hendrix buscaban chaquetas victorianas en comercios como I Was Lord Kitchener’s Valet.

Hoy en día, las tiendas y los mercadillos son uno de los grandes reclamos turísticos de Londres. Sobresale Portobello Road en Notting Hill, uno de los emplazamientos más populares, en el que, además, buscan inspiración los diseñadores más prestigiosos.

En nuestro país, este negocio ha crecido en los últimos tiempos. Los comercios suelen funcionar adquiriendo la ropa en depósito. Es decir, se la quedan durante unos meses y, en caso de no venderla, la devuelven a su propietario. Así consiguen mantener un catálogo renovado y que guste a un público que busca variedad.

Ropa de segunda mano y el nicho del lujo

Si hay algo que ha desterrado el prejuicio que asocia la ropa de segunda mano con productos en mal estado e incluso poco higiénicos, es el enorme mercado de lujo que se mueve en estas tiendas. Gracias a ellas, muchos usuarios que, en su momento, no se hubieran podido permitir ciertas prendas por sus elevados costes, pueden disfrutar ahora de esos objetos de gama alta.

Es el caso de los llamados pre-loved. Son artículos que han hecho historia en el mundo de la moda, como el bolso Baguette de Fendi, el Birkin de Hermes o el 2.55 de Chanel. 

En la era de lo digital, las plataformas web facilitan la búsqueda de gangas de lujo. Sites como The RealReal, Hewi o Material Wrld solo comercian con primeras marcas. Algunas son muy exigentes a la hora de seleccionar a sus usuarios, pero, a cambio, ofrecen servicios exclusivos como asesores personales que se encargan de buscar para sus clientes ese objeto tan codiciado.

Apps de compraventa

Las aplicaciones de ropa de segunda mano causan furor. Es una tendencia en consonancia con el prosumer, un modelo de consumidor mucho más activo que no se conforma con ser mero espectador de lo que exhibe una tienda, sino que él mismo aspira a ganar dinero con productos que ya no utiliza. 

Estas herramientas empoderan al usuario, que se encarga de todo el proceso. Mientras que la app, que no suele pedir comisión por la venta, solo ofrece los instrumentos para que cliente y vendedor se encuentren. El vendedor pone un anuncio, fotografía su prenda, escribe su descripción, elige el precio, charla con el comprador… Eso sí, se garantiza la seguridad de las transacciones con políticas de reembolso y la mediación ante cualquier problema. Algunas de las aplicaciones más usadas en nuestro país son Vinted, Pinkiz o Vestiaire Collective.

Todos se apuntan

Y ahora son las marcas tradicionales las que también se suman a la compraventa de ropa de segunda mano. Es una forma de luchar contra la fast fashion que ha venido dominando la última década y que, en demasiadas ocasiones, empleaba materiales y procesos de producción muy contaminantes.

Por el contrario, fomenta la moda sostenible y el consumo responsable que reutiliza y recicla productos que están en perfectas condiciones. Se trata de dar valor al diseño y la calidad del artículo, de apostar por una moda consciente del coste (en tiempo y bienes) de fabricación.

Refleja el cambio de paradigma que exigen los nuevos clientes, mucho más concienciados con su entorno y con las ventajas de la economía circular. Según explica la directora de marketing de Levi’s, Jen Sey, casi el 60% de los miembros de la generación Z adquiere ropa usada. Y es que una pieza retro supone un ahorro del 80% de emisiones de CO2 respecto a la producción de una nueva.

Precisamente, Levi’s es una de las marcas que ha lanzado una plataforma de ropa de revending: Levi’s Seconhand. A cambio de cazadoras y vaqueros usados, entrega a sus clientes una tarjeta regalo. Una oportunidad de fidelizar al consumidor asegurándose de que su próxima compra será en su web.

Para estas empresas, la ropa de segunda mano es una manera de demostrar la calidad de sus prendas y el valor de sus diseños atemporales. COS, de la sueca H&M, ha creado recientemente Resell. Planteada como una web para vender ropa usada de la marca, supone un paso más para convertirse en una firma completamente circular y renovable.

Imágenes | Angela BaileyBecca McHaffie, Jaclyn Moy, Alyssa Strohmann  on Unsplash

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