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El ‘renting on demand’ se convierte en el salvavidas del sector automovilístico

El renting on demand o movilidad por suscripción ha llegado para quedarse. La crisis y el poco valor que tiene el coche en propiedad para muchos jóvenes explican el auge de esta tendencia.

Así es Bipi, el Spotify de los coches de alquiler

Antes de la crisis de la COVID-19 fue el carsharing o coche compartido el que vivió un impulso debido a las restricciones a la circulación en muchas ciudades para frenar la polución. Aparecieron compañías como Car2Go (ahora Share Now), Wible o Emov que pusieron cientos de coches pequeños y eléctricos a circular por las principales ciudades españolas y con los que el usuario paga por minutos.

Sin embargo, ahora la movilidad en coche ha encontrado otra fórmula con futuro. Es el llamado renting on demand o movilidad por suscripción. Según estimaciones de Frost & Sullivan, en 2025 el 10% de todos los coches de Estados Unidos y Europa estarán bajo un modelo de suscripción. Si extrapolamos el dato a España, hablamos de un parque de coches en alquiler y con cuota de suscripción de unos 2,5 millones.

La propia crisis económica que deja la pandemia está facilitando el ascenso de esta modalidad. Es impensable para muchos hoy el desembolso de decenas de miles de euros en un coche en propiedad, con todos los gastos fijos adicionales que eso supone.

Según datos de Virtuo, una compañía de matriz francesa que ofrece alquiler de coches premium a través de una app en casi una veintena de ciudades europeas, el 96% del tiempo un coche en propiedad está parado. Y el gasto anual que tiene por conductor se eleva a 4.100 € al año de media.

El ‘renting on demand’ permite ajustar costes

La movilidad por suscripción permite alquilar a través de una app o en la web un coche de última generación por horas, días, semanas o meses. Y a un coste periódico que no tendrá sorpresas, por lo que se convierte en una buena opción en los tiempos de incertidumbre que corren. Con este renting on demand, el usuario puede acceder al vehículo que necesita en cada momento, puesto que los contratos suelen tener una periodicidad mensual y en pocos casos conllevan penalizaciones en caso de cancelación.

De esta forma, el conductor puede ajustar mucho los costes y eliminar los gastos fijos que tendría un automóvil en propiedad, como seguros, impuestos de circulación y matriculación, mantenimiento, cambio de neumáticos, asistencia en carretera… Todo se incluye en la factura mensual, con lo cual es más fácil saber el coste real que tiene el coche para cada bolsillo.

Al igual que se consume televisión como servicio de Netflix o la música en Spotify, son los más jóvenes los que ven con mejores ojos la opción de una movilidad concebida como servicio. Esto es así porque, hasta cierto punto, el coche ha dejado de ser la primera compra importante cuando se consigue un trabajo. Con el paso de los años el coche ha abandonado ese rol aspiracional que tenía para las generaciones anteriores, y que aportaba estatus y seguridad. Hoy, para los jóvenes conductores, simplemente es un medio para desplazarse.

De la suscripción por minutos a las semanas

Todos los agentes de la industria automovilística están dando un giro para ofrecer su propia versión de una movilidad por suscripción que se ajuste a las necesidades actuales de los usuarios. Las empresas puras de carsharing o vehículo compartido, por ejemplo, están empezando a ofrecer la posibilidad de mantener el coche más allá de un trayecto y unos minutos de servicio.

Y empiezan a permitir a sus clientes tener el vehículo días e incluso semanas. Es el caso de Wible. Lo hacen porque, con la pandemia y el consiguiente miedo a los contagios, los clientes ahora son más reacios a compartir vehículo cada vez que se mueven por la ciudad.

Pero también los fabricantes tradicionales de coches se han puesto las pilas. No les ha quedado más remedio a la vista del hundimiento de las ventas como consecuencia de la pandemia. Y es que, cuando se desató la crisis sanitaria en marzo y abril, la caída de las matriculaciones en España llegó al 90%. Y en el periodo de enero a septiembre se hicieron un 38% menos de matriculaciones que en el mismo periodo de 2019. En concreto, según Faconauto, la patronal de los concesionarios, en los nueve primeros meses del año se vendieron 600.000 turismos, muy lejos del millón del año anterior.

La reacción de los fabricantes de coches no se ha hecho esperar. Audi, por ejemplo, permite alquilar por semanas y hasta un máximo de tres meses. El modelo A1 Sportback está disponible en este esquema por 170 € a la semana, mientras que una berlina A7 de gama alta sale a 450 € cada siete días.

Mini es otra de las marcas que se adelantó y puso en marcha en el verano de 2019 un sistema de alquiler de todos los modelos de su gama por periodos que van comprendidos desde un día hasta seis meses. Y por precios que rondan los 20 € al día si se alquilan por un mes.

La británica Jaguar Land Rover también lanzó este pasado verano un servicio de suscripción llamado Pivotal. Es de pago único mensual y permite cambiar al suscriptor de modelo cada seis meses. La marca tiene previsto que las suscripciones representen el 10% de sus ventas en Europa y Estados Unidos en 2025.  

Un sector que también atrae a las ‘startups’

Y, por último, los conductores tienen la opción de acudir a las compañías puras de movilidad por suscripción. Firmas que han ido apareciendo en estos últimos años al calor de los inversores y empujadas por emprendedores que han visto el filón.

Son compañías que suelen centrar su operativa alrededor de una app de fácil uso y de dar mucha flexibilidad al usuario. Es el caso de Mimowi Libre, que ofrece vehículos con contratos de cuota fija (desde menos de 300 € al mes) y donde no hay penalización en caso de que el cliente cambie de opinión. Aunque, eso sí, el periodo mínimo de contratación es de un mes.

Otra firma de estas características es la francesa Virtuo, dirigida a conductores con algo más de presupuesto. Virtuo permite alquilar a través de una app un Mercedes Clase A desde 33 € por día.

Y también está el caso de la española Bipi, que se presenta como “el Spotify de los coches de alquiler”. Fue puesta en marcha hace tres años por dos emprendedores y tiene la particularidad de que ofrece coches que pueden ser compartidos por hasta cuatro conductores, aunque es uno el que firma el contrato y paga. Bipi ofrece coches desde 199 € al mes y durante periodos que pueden ir desde los tres a los 36 meses.

En fin, toda la industria mira al renting on demand o la movilidad por suscripción para atraer a un usuario que muchas veces no está por la labor de hacer grandes inversiones en un coche nuevo. Y que lo que quiere es un gasto variable semanal o mensual porque la incertidumbre laboral y vital es muy alta en los tiempos que corren.

Imágenes | iStock.com/dusanpetkovic, Bipi, Virtuo

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