Empresa

La relajación: ¿cómo convertirla en un recurso para el liderazgo?

La relajación en la empresa es un arma poderosa, pero complicada. De hecho, las formas de administrarla o, en su caso, restringirla definen parte de los diferentes tipos de liderazgo. 

En cierto modo, cada estructura de mando ha de saber marcar el ritmo para llegar a tiempo a los objetivos sin sobresaltos y con el desempeño más inteligente de los recursos humanos, materiales e intangibles disponibles.

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Los beneficios de la relajación en la empresa

En ocasiones, la relajación es una respuesta natural que surge de forma espontánea dentro de la organización. Sin embargo, también hay factores que hacen que los líderes deban promoverla con diferentes objetivos.

Sanación del ambiente laboral

La relajación puede ser balsámica para el ambiente laboral. Ayuda a superar conflictos, momentos de frustración, situaciones de desconcierto, excesos de presión psicológica, reuniones con una comunicación deficiente… Son circunstancias que, aunque puedan parecer anómalas, son cotidianas en la vida empresarial. Al fin y al cabo, una buena organización no es tanto la que minimiza la probabilidad de fallos, sino la que es capaz de superarlos con soltura y que sabe cuándo hay que bajar el ritmo y la exigencia.

Fortalecimiento de las organizaciones

Junto a la estructura formal, hay lazos informales que pueden tender puentes que eliminen ruido en los flujos de órdenes e información a lo largo de la línea jerárquica. La relajación favorece vínculos de amistad y conocimiento que pueden generar una confianza en las comunicaciones a la que los protocolos establecidos no pueden llegar. Además, hace más sencillo encontrar la forma de entenderse.

Mantenimiento de un ambiente creativo

En contextos creativos, relajarnos puede tener un papel catalizador. No hará que encontremos las soluciones por arte de magia; todo requiere su trabajo. Sin embargo, en esos momentos en los que bajamos la presión después de un esfuerzo bien dirigido, es posible que encontremos con mayor rapidez las respuestas que buscábamos.

Solución frente a cuellos de botella

Relajar las actividades puede ser necesario para que todas las tareas de un proceso se coordinen mejor. Un ritmo de trabajo excesivo de una o varias partes implicadas puede dejar patente la carencia de medios de otros compañeros o equipos. Reducir la exigencia general puede dar tiempo para que los rezagados cuenten con más recursos y se organicen mejor. 

Incremento de la productividad

En general, las actividades de mayor valor suelen ser prioritarias y, por ello, son las que se realizan en primer lugar. Llegado un momento, añadir más y más esfuerzos no genera el mismo resultado que al comienzo. A ello se suma el cansancio, que hace disminuir el rendimiento tanto físico como intelectual. Los descansos cortos suelen contribuir a mitigar la fatiga sin que se pierda el ritmo y la concentración.

Los riesgos de la relajación 

La administración de la relajación en los momentos y ‘dosis’ adecuadas es una de las grandes virtudes del buen líder. En general, tiene efectos benéficos, pero hay riesgos que hay que controlar.

Pérdida de seguimiento de los cambios

En entornos de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad (VUCA), una relajación profunda y que se prolonga demasiado puede ser la clave de la pérdida de oportunidades y la materialización de amenazas. La plantilla debe mantener cierto sentido de alerta que la coloque en una buena disposición para cambios rápidos y todo lo precisos que permitan las circunstancias.

Señales erróneas

Al relajarnos, hemos de ser conscientes de que hay terceros que no conocen todas las condiciones de nuestra actividad. Por ello, debemos mantener una organización que no haga cargar sobre los demás el peso de los momentos de alivio de la presión. En especial, los clientes y los compañeros de otros departamentos. La relajación no debe ser enemiga de la motivación y el compromiso con las personas.

Riesgos para la disciplina

La relajación supone un cambio en el orden de la actividad. Por ello, debemos permanecer atentos a que esto no haga perder vigencia a las condiciones habituales de trabajo. En definitiva, nos saltamos los protocolos de forma puntual para evitar los inconvenientes de la rigidez, pero debemos asegurarnos de que el equipo sigue tomando las pautas establecidas como referencia.

Falta de colaboración

La relajación suele acompañarse de una disminución de la velocidad de respuesta ante los estímulos. En el ámbito del trabajo, eso puede suponer retrasos en la resolución de peticiones de compañeros. Es por ello por lo que suelen buscarse esquemas de relajación en los que el papel de las actividades de grupo es importante.

No llegar al pico de rendimiento

A lo largo de una jornada, la máxima productividad laboral suele alcanzarse tras un tiempo de concentración y esfuerzo. Lo necesitamos para organizar nuestra mente, observar las tareas, obtener respuestas de compañeros o colaboradores, poner a punto las herramientas materiales de trabajo… Relajarse antes de tiempo puede hacernos desperdiciar el período en el que más fácil es encontrar los caminos que ofrezcan fluidez a los procesos. 

La relajación en la empresa puede ser imprescindible en muchos contextos. Aprender a dosificarla es uno de los rasgos que convierten a cualquier jefe en un líder que aporta inteligencia y conocimiento a la organización.

Imágenes | LinkedIn Sales Solutions, ZBRA Marketing, Jud Mackrill, LinkedIn Sales Solutions en Unsplash

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