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El ‘recommerce’, una oportunidad de emprendimiento sostenible

El mercado de segunda mano siempre ha arrastrado un fuerte prejuicio. Hasta hace bien poco era visto como una práctica de bajo nivel social, que lindaba con la economía sumergida. Esta percepción está cambiando gracias a la modernización del sector y a la evolución de las prioridades de los consumidores, que han introducido el factor sostenible en su demanda. La comercialización de productos usados -el ahora llamado recommerce– es, más que nunca, un nicho con potencial.

La COVID-19 ha sido la gran causante de que en buena parte del mundo el recommerce pase de ser residual y local a digital y masivo. La catarsis colectiva provocada por la pandemia aceleró el ascenso de las plataformas online dedicadas a promover un consumo ecológicamente responsable y accesible. Esta penetración fue especialmente exitosa entre sectores poblacionales como los milennials y la Generación Z, nativos digitales comprometidos con el medioambiente.

Los datos hablan por sí solos: según un estudio de la empresa de reventa ThredUp, a nivel global el mercado de segunda mano ha alcanzado los 36 000 millones de dólares (31 800 millones de euros), y las previsiones apuntan a que en cinco años duplicará esa cifra. De momento, registra un crecimiento 21 veces superior al del sector de la moda; un puñetazo en la mesa de un segmento productivo que puede llegar a ser una mina de oro para el emprendimiento.

En este ámbito, España no nada a contracorriente. En 2020, las ventas online de productos de segunda mano aumentaron un 25 % respecto al año anterior y alcanzaron una facturación de 110 millones de euros.

Terreno abonado para los negocios

El recommerce y el ecommerce no solo están unidos por la fonética. El alza de la compraventa de artículos usados está fuertemente vinculado con otro fenómeno, también ‘hijo’ de la pandemia: el incremento del comercio electrónico

En España, el crecimiento del volumen de productos de segunda mano adquiridos a través del teléfono móvil (40%) supera con mucho al PC (25%), lo que da buena cuenta del nivel de normalización de las compras por internet entre los hábitos de consumo.

Por otro lado, las aplicaciones de marketing digital, los algoritmos de búsqueda basados en tecnología de big data y la cada vez mayor sofisticación de las tiendas online hacen que hoy en día los artículos usados se encuentren a la misma distancia del consumidor que los nuevos: un clic.

Los avances técnicos han favorecido la aparición de numerosos ‘unicornios’ empresariales en este sector, tanto en Europa como al otro lado del Atlántico. Pueden citarse los ejemplos de Vestiaire Collective y Vinted, que destacan además por sus hubs digitales donde los usuarios pueden poner a la venta sus propios artículos.  

Por otro lado, las firmas especializadas en reventa están llegando a acuerdos con colosos globales que quieren subirse al tren del recommerce: Adidas se apoya en el software de la propia ThredUp para impulsar su negocio de segunda mano. 

Un cambio de paradigma que ya está aquí

En los países más avanzados, la estigmatización de la compra de productos usados es un recuerdo de tiempos remotos. En Suecia, por ejemplo, prospera desde hace unos años un movimiento social llamado Köpskam. Este término, traducible al español como “vergüenza de comprar”, busca cambiar por completo las tornas de la mentalidad colectiva: que lo reprobable socialmente sea comprar prendas nuevas.

Sin llegar a esos niveles, es una evidencia que la idea del recommerce como acto de consumo lógico y responsable también ha calado hondo en España. El informe ’La red del cambio: nuevas formas de consumir, vivir y liderar el desarrollo sostenible’, realizado por Wallapop, desvela que uno de cada tres españoles ha aumentado su adquisición de productos de segunda mano desde el estallido de la pandemia; mientras que uno de cada cinco afirma que gastará más en mercancías usadas que en artículos nuevos durante el próximo lustro.

Al margen de las motivaciones meramente monetarias, los encuestados afirman que dar una segunda vida a los objetos les hace sentir mejor consigo mismos y con su consumo; y para un 65% el aspecto mejor valorado del recommerce es la sostenibilidad.

El recommerce como alternativa sostenible

Prolongar la vida útil de los objetos tiene evidentes beneficios para el medio ambiente, medibles a través de distintos parámetros. Uno de los más fiables es la cantidad de emisiones de dióxido de carbono (CO2).

El impacto del recommerce sobre la emisión de gases contaminantes ha sido constatado por estudios como ’El efecto medioambiental de la segunda mano’, realizado de forma conjunta por el portal Milanuncios, el Instituto de Investigación Medioambiental de Suecia (IVL) y la consultora medioambiental Ethos International. Los datos recabados en este documento indican que en el año 2020 la compraventa de mercancías usadas en España le ahorró a la atmósfera 1 242 885 toneladas de CO2, aproximadamente la misma cantidad que emite todo el tráfico rodado de la ciudad de Madrid durante siete meses.

Pero el aire que respiramos no es, en modo alguno, el único beneficiado por el auge de la reventa, que también reduce el despilfarro energético y de recursos. Continuando con la retórica de las equivalencias, el informe remarca que el ahorro en plástico alcanzó las 79 635 toneladas, suficiente para proveer de bolsas de plástico a todos los españoles durante más de un año; 591 343 toneladas de acero, que darían para construir la mitad de la línea ferroviaria actual de nuestro país; y 53 063 toneladas de aluminio, el contenido en 3600 millones de latas, suficiente para embotellar 150 veces la cosecha nacional de sidra en 2020.

Por José Sánchez Mendoza

Imágenes | @citrusboy y @nguyendhn en Unsplash

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