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Qué es un ‘swap’ y cómo puede ayudar a las empresas a controlar sus riesgos

Dentro de la enorme gama de productos financieros existentes en el mercado, el swap es uno de los relevantes. Se considera un producto derivado y, como tal, es un instrumento que sirve tanto de cobertura como de inversión.

La definición de swap es equivalente a la de permuta financiera. En concreto, es un contrato que se firma entre dos partes por el que se comprometen a pagarse mutuamente dos flujos monetarios (ingresos y pagos) sobre un nominal determinado y especificando una fecha de vencimiento.

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Elementos principales de un swap

Un swap siempre tiene los siguientes elementos: en primer lugar, las fechas de comienzo y finalización, y en segundo, la cantidad sobre la que se calculan los flujos de pago.

Además, deberán aclararse los tipos de interés que pagan ambas partes, uno generalmente fijo y otro variable, determinado por un índice de referencia. Y, por último, la periodicidad o frecuencia de los pagos del swap.

Tipos de swaps: de tipos de interés y de divisas

Según la moneda en la que se realicen los pagos surgen las dos grandes tipologías de los swaps. Si los pagos se realizan en intereses en la misma divisa es un swap de tipo de interés, mientras que si es en distinta divisa nos encontramos con un swap de tipo de cambio.

Swaps de tipos de interés

Como hemos señalado son un producto en el que se intercambia el pago de intereses periódicos fijos por intereses periódicos variables referenciados a un índice determinado.

No hay que pagar principal, ni tampoco existe riesgo de divisa; en cambio, sí existe riesgo de tipo de interés. Existen varios tipos de swaps de divisas:

  • Interest rate swaps (IRS): es el más básico, en el que se intercambian flujos de intereses a tipo fijo por otros a tipo variable en la misma moneda.
  • Basis swaps: también existe un intercambio de flujos, pero en este caso ambos usan intereses variables. Este se realiza con diferentes frecuencias o incluso bases de cálculo. Se suele usar cuando se piensa que intereses a distinto plazo vayan a variar de forma diferente, por ejemplo, un tipo más a corto plazo, como Euríbor a un mes, con otro más a largo plazo como el Euríbor a 12 meses.

Swaps de divisas o tipos de cambio

Son aquellos en los que, además de realizar un intercambio de intereses, también los pagos se realizan en divisas diferentes. Los tipos más comunes son:

  • Cross currency swap: aquel en el que hay un intercambio de un préstamo a tipo fijo por otro a tipo variable en diferentes divisas.
  • Floating rate currency swap: cuando se produce el intercambio de préstamos en diferentes divisas y a tipo variable.

¿Cómo funciona un swap

Los swaps nacieron esencialmente como un mecanismo de control de riesgo de tipos de interés. Al pagar una parte a un tipo de interés prefijado, por ejemplo, un 2% sobre una cantidad, se limita a esta cantidad el riesgo, con independencia de cómo evolucionen los tipos de interés.

Por el contrario, la otra parte asume el riesgo, que puede generar resultado a su favor o en contra, ya que paga según varíen los tipos. Por ejemplo, si paga según cotice el Euríbor, y este es, por ejemplo, del 3%, superior al 2% marcado en el ejemplo del párrafo anterior, pagará más de lo que recibe y tendrá pérdidas, mientras si es inferior, el resultado será favorable.

Este es el mecanismo básico en un swap de tipo de interés, cuando se instrumentaliza en la misma divisa, por ejemplo, el euro.

Si se hace en dos divisas, una parte se paga en euros y otra en dólares, por ejemplo.  A la cobertura de tipo de interés se añade el de tipo de cambio. Por ejemplo, una persona paga un 2% en euros frente al tipo variable a un año de la Reserva Federal estadounidense en dólares. En este caso quien ‘gane’ o ‘pierda’ en la operación no solo lo marca la diferencia en tipos de interés, sino cómo varíe el tipo de cambio. Si sube el dólar, por ejemplo, el que paga en esta divisa tendrá pérdidas.

¿Para qué sirve un swap?

Como hemos visto, el uso básico del swap para la empresa es para limitar riesgos, especialmente en operaciones de exportación de bienes o servicios. Por ejemplo, cuando una empresa vende a otra extranjera cobrando, no solo en otra divisa (generalmente en dólares) sino haciéndolo transcurridos varios meses.

Pero también puede usarse como método de inversión. En este caso, su fin es buscar ganancias porque se crea que van a variar los tipos de interés (al alza o a la baja) o el tipo de cambio de una divisa.

En ese sentido, actúa como otros derivados, como opciones y futuros, teniendo en cuenta que existe un plazo de vencimiento en el que los flujos de cobros y pagos acordados finalizan. Es destacable que la inversión necesaria suele ser más importante, por lo que lo utilizan más los grandes inversores.

Riesgos y costes del swap

Ya sea un instrumento de riesgo o como producto de inversión, para aprovechar cambios en los tipos de interés o cotización de las divisas, a la hora de usar un swap hay que tener en consideración dos riesgos.

Riesgo de crédito

Es el que se produce si alguna de las dos partes no cumple con su compromiso contractual y no realizan sus pagos. Por todo ello, es importante que se instrumentalicen con empresas y entidades con suficientes garantías, como los bancos.

Riesgo de liquidez

El segundo riesgo es el de liquidez. Esto se produce si no se encuentra nadie en el mercado con quien completar las operaciones de cobertura. Por ejemplo, porque todos piensen que los intereses no van a evolucionar a su favor y si suscriben el swap van a perder dinero.

Por último, hay que tener siempre en cuenta los costes para el cliente en forma de comisiones, que deben tenerse muy en cuenta a la hora de analizar la conveniencia de este producto de interés y cobertura y ver las alternativas de hacerlo con otro producto.

Imágenes | Pexels  Michael Stenberg Burak K

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