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Cómo fue el Plan Marshall y cómo se aplicaría ahora

Europa se enfrenta a un nuevo gran reto, pese a que todavía arrastra la crisis global de 2008.

No solo ha sido enorme el coste en vidas por la pandemia de la COVID-19, sino que ha sacudido todo lo reconstruido a nivel económico.El confinamiento ha frenado el consumo, la productividad ha descendido y cada industria se ha visto afectada de una u otra forma. Por ejemplo, casos graves como el que vive el turismo nacional y la hostelería, en una España que ha tenido las fronteras cerradas durante semanas y a sus ciudadanos confinados.

impactos económicos del coronavirus

¿Cómo afectará el coronavirus a la economía? Qué nos dicen las experiencias anteriores

Voces cualificadas han requerido durante semanas la aplicación de un nuevo Plan Marshall, aludiendo al término con el que se bautizó al European Recovery Program. Este programa de ayudas fue concebido por el Estados Unidos de Truman y se llevó a cabo para la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

Después de arduos debates en Bruselas, parece ser que a finales de junio tendremos ese ansiado Plan Marshall para paliar los efectos económicos que ha tenido la pandemia. Pero antes de hablar de ello, revisemos el contexto histórico.

Un poco de historia: ¿qué fue el Plan Marshall?

Como dijimos arriba, el Plan Marshall fue una colaboración económica entre EEUU y varios países europeos, para su reconstrucción tras los desastres de la Segunda Guerra Mundial. Carreteras, vías de tren, fábricas, puertos y ciudades enteras fueron el cadáver humeante que quedó tras la guerra. Bajo el nombre oficial de European Recovery Program, ese Plan Marshall (en honor al general George Marshall) funcionó durante los años comprendidos entre 1948 y 1952. En cuanto al volumen de la ayuda, la mayoría de las fuentes hablan de una cantidad aproximada de 12.000 millones de dólares, de la época.

Es esencial comprender que este plan económico tenía una doble vertiente. En primer lugar, ayudar a los países aliados y, en general, a los afectados por el conflicto. En segundo lugar, tenía como fin prevenir la expansión del comunismo en el continente europeo. Como señala Economipedia, la Europa destruida por la guerra no podría importar bienes norteamericanos, con lo que el desarrollo europeo beneficiaría en última instancia a la industria norteamericana.

El reparto de las ayudas fue asimétrico y como apunta History el impacto fue dispar y la aplicación arbitraria. Y todo ello pese a que la cantidad aportada suponía el 5% del PIB de EEUU. En España, se caricaturizó en la película de Berlanga ‘Bienvenido, Míster Marshall’, precisamente por la exclusión del país en el plan de ayudas.

Plan Marshall

Fórmulas y agentes: ¿cómo podría repetirse?

Por lo tanto, cuando se habla de un nuevo Plan Marshall para Europa, ¿cuál sería la fuente de esas ayudas? En primer lugar, EEUU está inmerso en una política más proteccionista y el presidente Trump se ha alejado de organismos como la OTAN y la OMS. Con lo que sitúa a EEUU en un lugar muy lejano a que se repita la historia.

En cuanto a China, sí hemos visto una política exterior tendente a la promoción de la industria de otros países, como en los 50 hicieron EEUU y la URSS. Los expertos hablan de una pugna existente por el liderazgo global, entre estadounidenses y chinos. Ejemplos de esta colaboración de China podrían ser palpables en inversiones internacionales como la que se está dando con la nueva Ruta de la Seda.

Sin embargo, como dijo la canciller Angela Merkel en 2017, tras el posicionamiento de Trump y el Brexit, Europa no puede depender completamente de la ayuda de sus aliados. Esta intervención histórica de la líder alemana giró en torno a claves como “nosotros los europeos tenemos que tomar nuestro destino en nuestras manos”.

En manos de Europa

Quizá por estos motivos, Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, pedía ya el pasado 16 de abril un Plan Marshall de inmediato. Este rescate tendría que ser de Europa para Europa: «Utilizaremos la fortaleza del presupuesto europeo en su conjunto para incentivar la enorme inversión que requerimos de cara a reconstruir el mercado único tras el coronavirus«.

Tal y como afirmaba el economista británico Philippe Legrain en Project Syndicate, los problemas a los que se enfrenta la Unión Europea son económicos pero también políticos. La mejor forma de luchar contra la división y los sentimientos antieuropeos sería proponer un plan de ayuda a nivel de toda la Unión: “Para evitar un desastre económico mayor, disipar la amenaza de una crisis financiera y brindar una solidaridad política muy necesaria”. De nuevo surge el paralelismo con el Plan Marshall original, con el fin de frenar la expansión de pensamientos totalitarios.

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“Plan Von der Leyen”

En las primeras fases de las distintas cuarentenas en Europa, hubo numerosos desencuentros, precisamente por las diferentes respuestas frente a la pandemia. Llegado el 9 de abril, la tensión se relajó y los ministros de Finanzas de la eurozona discutieron un posible pacto para hacer frente a la crisis económica derivada de la COVID-19.

Finalmente, el pasado 26 de mayo, como refleja el comunicado de prensa oficial, Ursula Von der Leyen presentó en pleno extraordinario el que será el plan de recuperación para la Europa comunitaria. Se trata de un marco presupuestario de 2021 a 2027, con un fondo de recuperación sobre las resoluciones adoptadas el 17 de abril y el 15 de mayo.

En total, como informa Europa Press, el plan de relanzamiento económico incluye 750.000 millones de euros. Legrain pedía el 8% del PIB, un billón de euros. Este paquete estará financiado con deuda común y dos terceras partes se entregarán a fondo perdido. Von der Leyen recuerda la importancia de estar unidos frente a esta crisis. Sin embargo, reconoce la dificultad de la tarea: «La crisis a la que tenemos que enfrentarnos es ingente, pero también lo es la oportunidad para Europa y nuestra responsabilidad de actuar correctamente».

Todavía tendremos que esperar a que se maticen las fórmulas de actuación de este plan para la recuperación económica. Aun así, el propio Parlamento Europeo reconoce la contracción de la economía europea y la urgencia de un plan contundente. Y volviendo a la premisa inicial: este nuevo Plan Marshall no vendrá de manos exteriores, sino de la propia Europa; y no estará destinado a frenar poderes foráneos, sino a fortalecer la cohesión de la Unión.

Imágenes | European Parliament, Wikipedia/Royal Air Force

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