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La página web de toda la vida sigue siendo clave para hacer negocios

A pesar del auge de las redes sociales, las páginas web siguen siendo la mejor forma para hacer negocios en internet. También para informarse y aprender. El invento de Tim Berners-Lee se ha adaptado bien a las nuevas circunstancias. 

El año 1989 fue trascendental por muchos motivos. En lo político, fue el momento de la caída del Muro de Berlín (Alemania), que se convirtió en el final simbólico de la Guerra Fría y del comunismo soviético. Y en lo tecnológico, en el último año de la década de los ochenta tuvo lugar el arranque de World Wide Web, el sistema que hizo posible la creación de páginas web y la navegación tal y como hoy la entendemos.

pyme tienda virtual

Cuatro de cada cinco pymes tienen web, pero solo una cuenta con ‘ecommerce’

Concretamente, un 12 de marzo de aquel año el ingeniero y físico británico Tim Berners-Lee lanzaba desde el Centro Europeo de Física Nuclear (CERN), en Ginebra (Suiza), la primera página de la historia. No tenía nada que ver con los sitios por los que navegamos hoy. No había colores ni fotos, ni vídeos. Tampoco gráficos, animaciones o desplegables. Y tampoco se podía promocionar o comprar nada en ella, ni hacer transferencias bancarias. Tan solo había textos, hipertextos y menús algo confusos. Todo con fondo negro y letras en el arcaico fósforo verde. 

En realidad, Berners-Lee quería agilizar el intercambio de datos entre los muchos científicos que trabajaban en el CERN. Sin embargo, su sistema cambiaría la historia de la humanidad y, de paso, la forma de hacer negocios de las empresas, además de la manera de comunicar de los centros docentes y los organismos públicos. 

Aunque cabe preguntarse cuál es la vitalidad de esa internet hecha a base de páginas web. Y también si, hasta cierto punto, no ha sucumbido ante los formatos más dinámicos y atractivos de las redes sociales y las apps, por ejemplo. 

1.800 millones de páginas web en todo el mundo

Han pasado 32 años desde el momento de Berners-Lee, y hoy los cálculos más conservadores (Netcraft) dicen que existen 1.200 millones de páginas web. No obstante, Internet Live Stats asegura que hay más de 1.800 millones de páginas, aunque solo 200 millones están activas, es decir, un 11%. De hecho, muchas de estas páginas no son tenidas en cuenta por buscadores como Google. Es decir, no están indexadas y no aparecen en los resultados del buscador más usado, con diferencia, por los internautas de todo el mundo. 

Cuando no se generan nuevos contenidos o los creadores pierden interés en el tema, las páginas se convierten en ‘basura’. Además, hay que tener en cuenta la electricidad que consumen los centros de datos donde se alojan, un gasto energético difícilmente justificable en unos tiempos en los que el debate medioambiental está en primera línea. 

Aunque, como dice César Córcoles, profesor de Informática de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), algunas “siguen siendo informativas y útiles”. “Que haya una gran cantidad de páginas abandonadas, pero que sigan siendo accesibles es, de hecho, un gran patrimonio”, insiste. 

El formato preferido y más completo para vender y comprar

En cualquier caso, los expertos creen que las ‘tres W’ tienen mucho futuro. De hecho, Córcoles cree que la World Wide Web inaugurada por Tim Berners-Lee en aquel lejano marzo de 1989 seguirá siendo “el medio más importante para la comunicación de las personas durante décadas”. Y también para hacer negocios. 

Según un estudio de Oliver Wyman, con la pandemia millones de personas en España y en el resto del mundo han evitado la calle y el contacto comprando a través de páginas web. Así, el comercio electrónico triplicó su ritmo de crecimiento en Europa (hasta el 31%), mientras que en España subió un 38%. 

Además, las webs siguen siendo, de largo, el escaparate más habitual y llamativo de las tiendas electrónicas, porque el ordenador personal es también el dispositivo más usado para las compras online. Según datos de Statista, en 2020 un 83% de los usuarios de internet en España accedía al ecommerce por esta vía, frente a un 55% que lo hacía a través del smartphone y un 18% que recurría a la tableta. 

Hay que decir que casi siempre la mejor versión de un site de comercio, la más completa, suele ser la página web que se visualiza en un ordenador, y no tanto en la app o la que podemos visualizar en una tableta o un smartphone, donde algunas funcionalidades y elementos gráficos están ausentes o no llegan a desplegarse. 

El coste de no estar en la web

A pesar de todo, en España tener página web sigue siendo una quimera para muchas empresas. O, simplemente, no está en sus planes. Según datos de Statista de principios de 2020, en comunidades como Canarias, Castilla-La Mancha o Extremadura todavía hay más de un 30% de pymes de 10 o más empleados que no cuenta con esta vía de acceso a sus clientes. Es decir, en este país todavía hay cientos de miles de empresas que no aparecen en la red con un sitio propio. Y, lo peor, solo una de cada cinco pymes disponen de ecommerce

¿Qué se están perdiendo estas compañías que viven de espaldas al invento de Tim Berners-Lee? Pues, según los expertos, mucho. En primer lugar, desaprovechan la oportunidad de llegar a más clientes, de fuera de su zona de influencia e incluso de otros países. También pierden la opción de dar un mejor y más rápido servicio a muchos usuarios, que por esta vía podrían informarse y enviar dudas y sugerencias.   

Además, una buena página web permite a las compañías dar una imagen más profesional y divulgar sus valores. Asimismo, les da la posibilidad de estar disponibles 24 horas, proporcionando información y vendiendo (si hay ecommerce) mucho más allá del horario comercial habitual. Para vender, las compañías disponen ya de plataformas muy probadas y estandarizadas con las que lanzar una tienda online, como PrestaShop, Magento o Shopify. Y también se pueden asociar para este fin a gigantes como Amazon o Alibaba.  

Por otra parte, la página web es una manera asequible de publicitarse y de recabar información de los clientes que luego ayudará a adaptar su oferta y productos sobre la marcha, reaccionando mejor a los movimientos del mercado. 

Y, por último, y muy importante, un consejo: conviene estar en la web, pero no de cualquier manera. Ahora es clave contar con una página de diseño responsive. Es decir, que se vea correctamente independientemente del dispositivo de acceso del usuario (ordenador de sobremesa, portátil, tableta o teléfono móvil). No hay que olvidar que, aunque la mayoría usan un solo dispositivo, los clientes buscan y compran en cualquier momento del día, y lo quieren hacer desde el que tienen más a mano en cada ocasión. No darles esta posibilidad significa perderlos, quizá para siempre.  

Imágenes | CERN, Webfoundation.org,  iStock.com/hayatikayhan, Campaign Creators/Unsplash

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