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Cómo redactar una oferta de trabajo para encontrar al aspirante ideal

Dar con aspirantes para un determinado puesto laboral no es sencillo. A menudo hace falta publicar varias veces la oferta de trabajo, realizar decenas de entrevistas e invertir para dar con la persona adecuada. Este arduo trabajo puede volverse mucho más eficiente y eficaz si se analiza cómo redactar la oferta de trabajo.

El currículum en blanco cada vez más extendido en los procesos de selección

Un título entendible y específico

Las ofertas laborales suelen contar con un título o cabecera. Este ha de ser entendible y específico. Por ejemplo, “copywriter” es poco específico, más allá de mostrar que se buscan trabajos de redacción y que probablemente serán en inglés. Cambiarlo por “Redacción en inglés para medios digitales sobre ámbitos tecnológicos” aporta más información a quien navega por el portal de empleo.

Definir en la oferta de trabajo qué se está buscando…

El campo de descripción es probablemente el más importante. También es aquel en el que más errores se cometen o en el que más información vacía hay presente. Ser específico y eliminar la ‘paja’ ayuda a que quien busca trabajo entienda la oferta y lo que hay detrás.

Entre los elementos que no pueden faltar en este apartado se encuentran:

  • Descripción del puesto laboral. Qué hará la persona contratada. En qué consistirán sus funciones y alcances. Conviene señalar aspectos como el número de personas a cargo, el tamaño de los equipos y si es necesario viajar.
  • Herramientas que es necesario conocer. Todas las empresas hacen uso de hardware y software específico, por lo que merece la pena analizar el puesto en cuestión y listarlas.
  • ¿Qué tipo de formulario elegir? Históricamente, ha sido frecuente solicitar un curriculum, aunque ya hay empresas que no hacen uso de este tipo de formato. En su lugar, plantean otro tipo de preguntas.

… Y especificar qué se ofrece

  • Condiciones laborales. Cuál será el horario. Dónde se ubica el puesto laboral. Cuanta más información pueda darse, mejores solicitantes recibirá la oferta y se evitarán largos procesos que terminen en “me es imposible compaginar”.
  • Tipo de contrato. Localizar el tipo de contrato es una rara avis fuera de los contratos públicos, y más aún dar con condiciones relativas a convenios colectivos aplicables e incluso categoría laboral. Toda esta información ayuda al aspirante a valorar la oferta, pero también a recursos humanos a no saturarse.
  • Condiciones económicas. Incluso cuando la valía del aspirante sea valorada, ayuda publicar la base salarial del puesto y matizarla con pluses según valía o recompensas por objetivos. Es probable que en unos años sea obligatorio publicar una horquilla salarial si sale adelante la propuesta sobre transparencia retributiva de la Comisión Europea.
  • Descripción del espacio de trabajo. Conviene evitar las frases vacías del estilo “gran ambiente laboral” y plantearse el tipo de preguntas que se haría quien aplica a la oferta. Por ejemplo, “¿los trabajadores, suelen hacer actividades en su tiempo libre y comparten espacio fuera del trabajo?”.

Cómo comprobar habilidades imprescindibles

Matizar algunos filtros en la oferta es muy importante para evitar perder tiempo, tanto por parte de quien busca como de la empresa. Sin embargo, a menudo no basta con introducir estos filtros al estilo de “nivel de inglés alto” o “saber usar determinado programa”. Es aconsejable incluir alguna prueba sencilla y de corta duración para que la persona solicitante demuestre sus habilidades.

En el caso de un idioma, una prueba interesante podría ser el escuchar una conversación de varios minutos, tras lo cual se le pide su opinión sobre la misma. “¿Ha ido bien la venta?”, “¿qué podría haber cambiado?” e incluso “cuenta con tus palabras lo ocurrido, en el idioma dado”.

Para el uso de alguna habilidad específica, por ejemplo, de programación, ya es habitual la inclusión de un fragmento de código en un lenguaje determinado o un pantallazo de un programa específico, seguido de preguntas como “¿qué hace esa rutina?” o “¿puedes detectar el fallo en la introducción de datos?”.

¿Usar inteligencia artificial en la oferta de trabajo?

Los sistemas de contratación automatizados y de filtrado de currículums mediante inteligencia artificial pueden ser una ayuda en muchas situaciones, sobre todo cuando los puntos mencionados arriba no están claros y el volumen de solicitudes se vuelve inmanejable. Sin embargo, no aportan mucho valor cuando la oferta laboral se ha realizado con esmero. De hecho, dan más problemas de los que resuelven.

Varios estudios alertan sobre la forma en la que la inteligencia artificial descarta candidatos válidos. Dejando a un lado los posibles sesgos y las personas más afectadas, las empresas pierden aspirantes de gran valía al usar estos métodos.

Una de las publicaciones más recientes al respecto es Hidden workers: untapped talent (‘Trabajadores ocultos: talento sin explotar’), de Accenture y la Harvard Business School. En ella destacan cómo estas herramientas descartan a candidatos perfectos para el puesto debido a pequeños detalles que nada tienen que ver con la oferta publicada. Por ejemplo el género y la edad.

Cómo hacer uso del lenguaje inclusivo

Muchos de los portales de empleo han nacido orientados a los mercados ingleses, bien porque sean originarias de países que hablan este idioma o porque hayan basado su nacimiento en estos portales. En ellos, rara vez se considera adaptar el lenguaje para hacer inclusiva la oferta. Así, se leen ofertas de trabajo como:

  • “Ingeniero técnico con mucha experiencia en…”
  • “Programador de bases de datos para…”
  • “Topógrafo, mediciones de fincas…”
  • “Jardinero para finca…”
  • “Limpiadora a domicilio. Se busca…”
  • “Cocinera en casa para familia…”
  • “Abogados disponibles en…”
  • “Veterinaria con titulación de más…”

Una forma de evitar el uso sexista de términos que redundan en una mejor convocatoria (lo que significa contar con menos aspirantes y, en la práctica, dejar pasar la persona más adecuada al puesto) se aconseja optar por una descripción del puesto, de la titulación necesaria o de las habilidades. Por ejemplo, en lugar de solicitar un “ingeniero técnico”, hablar de plaza de “ingeniería técnica”.

Imágenes | Scott Graham, Priscilla Du Preez, Tim Mossholder

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