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¿En qué consiste el movimiento ‘antiwork’?

En los últimos meses, ha florecido en foros de internet una corriente denominada antiwork o ‘movimiento anti-trabajo’. Aunque se asocie a la conocida como ‘Gran Renuncia’ norteamericana como respuesta social a los efectos de la pandemia, tiene amplias ramificaciones políticas e intelectuales. 

El movimiento antiwork nació para cuestionar problemas sistémicos dentro del ámbito laboral. Por ejemplo, las estructuras jerárquicas impermeables o el trato injusto con los trabajadores, sobre todo aquellos de menor especialización. ¿De dónde surge y qué plantea? 

¿Qué se puede aprender de la ‘gran renuncia’ americana?

La ‘gran renuncia’, paralela al movimiento antiwork

En otoño del pasado año, todos los grandes medios, sobre todo los dedicados a la economía, dedicaron numerosos artículos a hablar de un fenómeno conocido como la ‘Gran Renuncia’ norteamericana. Los analistas intentaban descubrir por qué tantos trabajadores del país estaban dejando de forma voluntaria sus puestos.

Y es que las cifras que se barajaban no eran irrelevantes. El récord histórico se alcanzaba durante el mes de agosto, con el abandono de hasta 4,3 millones de empleados, quienes, según el Departamento de Trabajo, suponían un rotundo 3 % sobre el total. Esta ‘huida’ también representaba una gran oportunidad de mejora, ya que se crearon hasta 11 millones de nuevos puestos.

Lo más importante, por supuesto, era tratar de adivinar las posibles causas. Una de las más razonables parecía ser que, en un periodo pospandemia, muchos empleados habrían hecho una reflexión pausada sobre el binomio trabajo-vida, poniendo en una balanza los pros y los contras de su actividad profesional diaria.

¿Dónde surge la corriente antiwork?

Aunque pueda parecer poco ‘serio’, este movimiento anti-trabajo ha surgido en uno de los foros preferidos por la comunidad gamer y los troles de internet, Reddit. El subredditr/antiwork’ nació en principio como un lugar donde los usuarios podían desahogarse ante situaciones laborales que calificaban como injustas.

Bajo el jocoso lema de “Unemployment for all, not just the rich!” (“¡Desempleo para todos, no solo para los ricos!”), poco a poco fue aglutinando también acciones coordinadas de boicot por parte de los consumidores hacia empresas cuyas actitudes consideraban nocivas. Por ejemplo, con las polémicas acciones de GameStop y el anuncio por parte de Kellogg’s de sustituir a 1400 trabajadores en huelga.

La notoriedad e influencia de antiwork aumentó con rapidez, con un número de usuarios que creció de tal manera que hasta en Goldman Sachs se hicieron eco de sus posibles repercusiones en el mercado laboral a futuro. A día de hoy, el sub-foro aglutina en su página más de 1,8 millones de contribuyentes.

¿Qué promueve el movimiento antiwork?

De esa mareante cifra de usuarios, casi la mitad se ha alistado a lo largo de 2021. Habría que irse hasta 2013 para trazar el origen del foro, que fue creado por Doreen Ford, más conocida en Reddit por su pseudónimo de Doreen Cleyre. Es un homenaje a la autora anarquista Voltairine de Cleyre, considerada también como una pionera del feminismo libertario.

Resulta complejo, al tratarse de un cónclave tan numeroso y naturalmente anárquico, pero es posible extraer ciertas generalizaciones interesantes. La más obvia es que fomenta la solidaridad digital al compartir experiencias negativas como trato injusto, malas condiciones o pobre remuneración. También positivas, como sus esfuerzos por emprender, mejorar su posición laboral o exponer las razones para organizarse en sindicatos en la gran empresa.

Además, el subreddit alberga también un repositorio digital que incluye enlaces a documentos como los libros fundacionales ‘Trabajos de mierda’, del antropólogo David Graeber, y ‘Elogio de la ociosidad’, del Premio Nobel de Literatura Bertrand Russell. Y también contenidos más livianos como una playlist para trabajadores de oficina (los ‘9 to 5ers’) y referencias al clásico “prefería no hacerlo” del protagonista de la novela de Melville ‘Bartleby, el escribiente’.

Cuestionando el futuro del trabajo

Sería equívoco pensar que tras el antiwork solo hay ganas de trolear y ningún sustento intelectual. El hecho de haberse alineado tan en sintonía con la Gran Renuncia indica que la sociedad pide un replanteamiento de cómo funciona el mercado. Ya en 1930, un economista tan laureado como John Maynard Keynes predijo que los avances tecnológicos reducirían la jornada laboral a solo 15 horas en el plazo de un siglo.

Habría que citar el debate de si nos encontramos ya en una cuarta revolución industrial en la que la automatización y la robótica influirán en los trabajos del futuro inminente. Y analizar la rápida asimilación del teletrabajo, hasta en entornos en principio reacios, debido a las obligadas restricciones sanitarias. También un enfoque más dirigido a la productividad que a un horario rígido.

Aunque sus miembros se definan de manera irónica como “ociosos” (idlers) estas cuestiones les dan sentido, porque ser ‘anti-trabajo’ no significa ‘no querer trabajar’. Tal como aclaraba su moderadora, más que predicar una filosofía radical, el antiwork pretende desafiar problemas sistémicos como la distribución desigual de la riqueza y apostar por un mejor compromiso entre vida y trabajo. Una balanza, a veces, compleja de equilibrar.

Por Pablo Vinuesa

Imágenes | Fotografías de S Migaj y Claudio Schwarz, ambas en Unsplash, e ilustración de ThinkTech Seminars.

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