Tenerife, una isla donde más del 35% del PIB es generado por el turismo, está sufriendo de cerca las secuelas provocadas por la pandemia.
José Gregorio Martín, consejero insular de Turismo del Cabildo de Tenerife, trabaja para recuperar un negocio que se paró en seco con la crisis sanitaria de la COVID-19 mientras tiene un ojo puesto en el futuro del turismo pospandemia.Dos palabras clave redefinirán esta industria: sostenibilidad y digitalización.
Canarias y Tenerife son territorios donde el turismo es, de largo, la actividad económica más importante. En Tenerife supone nada menos que el 35% del PIB. ¿Qué efecto ha tenido la COVID-19 en el sector hasta la fecha?
Es probable que este porcentaje sea mayor. En Tenerife somos monoproductores. Nuestro producto y medio de vida es el turismo. La COVID-19 ha desplomado la actividad turística. Y, al desplomarse, lo primero que se resiente es el empleo. Aunque el Estado ha intentado mitigar el impacto que está teniendo para la economía del país y de Tenerife con las ayudas de los ERTE o a los autónomos.
Pero todavía es pronto para cuantificar el efecto. Aunque el impacto es importante porque es como llevar un coche por una carretera y de repente apagar el motor. Se ha parado todo. Con los meses veremos el efecto real y el efecto de las medidas que se han puesto en marcha para amortiguar el impacto.
¿Cuál será la evolución probable de la actividad en los próximos meses? ¿Con qué escenarios trabajan en el Cabildo de Tenerife?
El escenario en el que estamos es el de la incertidumbre. El único hecho cierto en estos momentos es que desde el lunes 22 de junio se han abierto las fronteras del espacio Schengen y, por lo tanto, los ciudadanos comunitarios podemos volver a viajar. El impacto de esta apertura de fronteras no lo podemos medir. Los datos van mutando día a día.
Certezas, pues, hay muy pocas. Por esa razón, muchos empresarios del sector turístico entienden que los ERTE deben tener una proyección mayor, porque el escenario de incertidumbre no ha cambiado. Lo único que ha cambiado es el marco legal, que ahora permite viajar.
El escenario en el que estamos es el de la incertidumbre. El único hecho cierto es que desde el lunes 22 de junio se han abierto las fronteras del espacio Schengen
Nosotros, a mediados de mayo, hicimos una encuesta en los tres principales mercados de los que vienen los turistas: Alemania, el Reino Unido y España. Y nos encontramos con unos resultados que no eran nada desalentadores. Casi un 70% de los españoles que estaban dispuestos a viajar nos dijeron que viajarían a Tenerife. Y en Alemania y el Reino Unido eran alrededor de un 30%.
Pero sí detectamos una resistencia importante a volar en 2020, un aspecto que mejoraba significativamente en 2021. En 2020 la gente está todavía preocupada por la seguridad y por el efecto de la pandemia. Además, en estos dos países, las autoridades no están recomendando especialmente a sus ciudadanos que salgan fuera para hacer turismo. Por eso nosotros estamos trabajando para ofrecer la imagen de destino seguro. Y así vencer las resistencias.
Una de las claves para la vuelta a la normalidad en el sector es el restablecimiento de los vuelos. ¿Cómo va evolucionar el transporte aéreo en las próximas semanas y meses?
Uno de los asuntos importantes cuando se declaró la pandemia era la situación en que quedaban las compañías aéreas. En las reuniones que tuvimos desde el principio con responsables de aerolíneas y de las asociaciones de aerolíneas, ellos nos decían dos cosas importantes. En primer lugar, que ante una apertura de fronteras, y a pesar de tener a la flota parada, podrían estar funcionando en cuestión de una o dos semanas.
Y, por otro lado, no contemplaban en ningún momento reducir el número de pasajes dentro de los vuelos porque eso sería un sobrecoste que los turistas no podrían soportar. Y todo esto lo estamos viendo ahora. En los viajes no hay asientos vacíos de por medio, sino uso de mascarillas y la puesta en marcha de otras medidas.
Parece que si se siguen estas medidas, es probable que no haya contagio. Como pasó en el caso del vuelo a Lanzarote, donde había una persona contagiada, y donde el resto no se contagiaron. Las aerolíneas destacan que el aire de las cabinas está permanentemente reciclándose. Aunque vamos en un espacio cerrado, la realidad es que no estamos respirando todos el mismo aire.
Detectamos una resistencia importante a volar en 2020, un aspecto que mejoraba significativamente en 2021
Necesitamos que la gente confíe en que Tenerife es un destino seguro. Y que, además, existan aviones que nos traigan a esos turistas. En este sentido, anunciamos hace unos días la operativa de Cóndor para conectar ocho o nueve destinos alemanes con Tenerife.
¿Qué nivel de actividad aérea hay en Tenerife en estos momentos?
Estamos empezando ahora la operativa. Los aeropuertos de Tenerife Sur y Tenerife Norte están a muy bajo nivel ahora. Todos en el fondo quieren ver qué pasa con esta vuelta a la normalidad. Y si ven que las cosas van bien, se animarán.
Parece que vamos a volar sin asientos vacíos en medio. Pero sí se habla de pasaportes sanitarios en forma de app para el móvil. O de la realización de pruebas de la COVID en origen o en destino. ¿Cómo van a volar los turistas que visiten la isla?
La idea de realizar test en origen y en destino no ha terminado de formularse de manera homogénea en todos los países de la UE. Además, los expertos sanitarios nos dicen que el test es una foto que se hace a la persona en un momento determinado, pero no predice lo que va a pasar al cabo de las horas. Si se hace un test en origen un par de días antes del vuelo, ¿quién garantiza que el turista no se va a contagiar en esos dos días hasta coger el avión?
Se podría hacer el test en destino, pero implicaría una operativa de una envergadura importante cuando el flujo de turistas se recupere
En los primeros vuelos que están llegando a España se están haciendo varias cosas. Se recoge información del turista a través de un cuestionario. Se le toma la temperatura. Y se le hace un examen visual por parte de sanitarios. Y si hubiera sospecha de contagio, estas personas serían testeadas. Y también hay un seguimiento en destino. Se podría hacer el test en destino, pero implicaría una operativa de una envergadura importante cuando el flujo de turistas se recupere. Estamos ante un tema controvertido, y, además, debemos estar abiertos a cambios de criterio, como ha pasado con el uso de las mascarillas.
¿En qué consiste ese seguimiento del turista en destino, esa trazabilidad?
El sistema que sirve de ejemplo en los primeros vuelos es el del corredor entre Alemania y Baleares. La persona que llega da el dato del lugar de hospedaje y se establece un seguimiento por vía telefónica a las personas con posibles síntomas. Por otra parte, en el Cabildo de Tenerife estamos trabajando en tener una herramienta para tener una trazabilidad dentro del transporte público que nos diga por dónde ha circulado el posible caso de COVID.
Están apostado por la promoción de la isla para recuperar el flujo de turistas, pero también por la sostenibilidad y la digitalización. ¿Cómo podrá ayudar la tecnología al sector turístico en la nueva coyuntura?
En el Fitur de enero, nuestra propuesta estaba basada en esos dos ejes: la sostenibilidad y la transformación digital. Nadie puede entender hoy una gestión de la vida moderna fuera de lo digital. La digitalización hace más fácil la vida de las personas, pero también es una herramienta fundamental para tener una información permanente que nos dé una mayor capacidad predictiva y de reacción.
Por ejemplo, si conocemos la afluencia de turistas a una de nuestras playas en todas las horas del día, eso nos permitirá distribuir mejor el número de personas encargadas de la seguridad o el número de socorristas. El gran big data que los destinos turísticos modernos queremos construir no es para tener un control de la gente, sino para saber qué necesitan esos turistas y cómo les podemos dar una mejor atención de manera rápida.
Muchos turistas preguntan por destinos sostenibles cuando compran los paquetes a los touroperadores
En cuanto a sostenibilidad, necesitamos que alguien nos haga una evaluación con un sistema contrastado y que nos diga cómo de sostenible son las políticas de Tenerife. No hablamos solo de sostenibilidad medioambiental, sino económica, social y territorial. Todo el territorio de la isla debe ser un territorio cohesionado. Para que todos los habitantes puedan beneficiarse de la actividad.
Cada vez que un touroperador viene a hablar con nosotros, lo primero que nos pregunta es: ¿qué cosas nuevas han hecho en cuestión de sostenibilidad? Y es que muchos turistas preguntan por destinos sostenibles cuando compran los paquetes a los touroperadores. Quieren paliar así el efecto de tener que subirse a un avión que emite CO2. También son muchos los que, cuando vienen a nuestro destino, quieren realizar alguna actividad de sostenimiento medioambiental.
Muchos destinos turísticos de España confían en salvar la temporada con el turismo local. Ustedes están haciendo algunas campañas para animar a los canarios de otras islas a hacer turismo en Tenerife. ¿Qué incidencia cree que tendrá este movimiento?
La primera posibilidad de abrirnos era la de ir al resto de islas del archipiélago. Hicimos un spot con dos cómicos canarios, donde uno invitaba a otro a visitar Tenerife con un lenguaje muy nuestro.
¿Y qué espera del turismo peninsular en estos próximos meses?
Hicimos una campaña dirigida al turismo del resto de España. Se llamó ‘Quédate cerca, siéntete lejos’. De todas formas, el comportamiento inicial del turismo peninsular ha sido tímido. Una preocupación para nosotros es el precio de los billetes entre la Península y Canarias.
Hace poco le decíamos a la ministra Reyes Maroto que los turistas del resto del país no se pueden encontrar con unos precios de los pasajes que hagan prohibitivas las vacaciones. No puede costarle a cualquier ciudadano de la Península venir a Canarias más de lo que puede costarle ir a otro sitio. Este es un tema que planteamos siempre que nos sentamos con una aerolínea. Venir a Tenerife en avión no es un lujo, sino que es un medio necesario. No hay alternativas.
Durante años se ha criticado al sector turístico nacional por apostar por una oferta muy centrada en el “sol y playa” y en los precios bajos. ¿Cree que la crisis de la COVID-19 ayudará a cambiar este esquema?
Tenerife lleva tiempo en constituirse con un destino que no solo ofrece sol y playa. Tenemos una oferta muy amplia. Aquí casi se puede hacer cualquier cosa. Desde el avistamiento de cetáceos (ballenas) al Parque Nacional del Teide o la observación de estrellas, pasando por una red de senderos impresionante.
Tenerife lleva tiempo en constituirse con un destino que no solo ofrece sol y playa. Aquí casi se puede hacer cualquier cosa
La COVID-19 va a suponer un énfasis en la sostenibilidad. Por ejemplo, hay empresas involucradas en el avistamiento de cetáceos que no consumen plásticos de un solo uso o que no se acercan a los cetáceos para no alterar su entorno. Cada vez más turistas piden destinos turísticos sostenibles desde todos los puntos de vista. Hay hoteles en Tenerife donde se han desterrado los plásticos. Son demandas del turista moderno y la COVID-19 ha sido una oportunidad para reflexionar sobre el uso que hacemos del planeta.
Imágenes | Cabildo de Tenerife, Stock.com/neirfy
