Nacho Rivera y Juan Fernández-Estrada, de 22 años y amigos desde la infancia, comandan esta marca online de sudaderas y camisetas que está consiguiendo convertirse en un referente de la moda juvenil de nuestro país.

Empresa

El increíble caso de Blue Banana: las ideas de negocio no surgen en ‘brainstorming’

Como suele ocurrir con las ideas de negocio que funcionan, la de crear Blue Banana no surgió ni en un momento de gran inspiración ni tras largas horas de brainstorming. A Nacho Rivera y Juan Fernández-Estrada, de 22 años y amigos desde la infancia, se les ocurrió lanzar esta marca online de sudaderas y camisetas que está consiguiendo convertirse en un referente de la moda juvenil en nuestro país en un escenario más prosaico. Fue en un viaje de Interrail por Europa en 2015.

“En Ámsterdam nos tatuamos una X, por el logo del escudo de esta ciudad, que nos gusta mucho, y luego en Praga decidimos montar la empresa”, cuenta Nacho a Hablemos de empresas. Por aquel entonces, al igual que Juan, acababa de empezar a estudiar la carrera de Administración de Empresas y desde hacía tiempo le picaba el gusanillo del emprendimiento.

Había que dar forma a aquella “idea descabellada”, como la llaman ellos, y esa X tan identificable acabaría siendo su imagen de marca para diferenciarse. Solo unos meses más tarde, a principios de 2016, ya había sudaderas de Blue Banana por la calle.

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El escaparate de las redes sociales

“Empezamos con una inversión de 1.000 euros cada uno y un pedido muy pequeño, de 300 sudaderas. Comenzamos a moverlas en nuestros círculos cercanos y en redes sociales, ¡y en una semana las habíamos vendido todas!”, recuerda Juan.

Bajo el lema We make noise, not clothes (Hacemos ruido, no ropa), Blue Banana sigue los pasos de otros e-commerce que obtienen la visibilidad y el grueso de sus ventas de las redes sociales, tratando de generar ruido y hacerse virales, aunque también gracias a grupos reducidos de personas que, poco a poco, van ampliando la comunidad de fans con el boca a boca.

Blue Banana utiliza sobre todo Instagram para darse a conocer y su cuenta en esta red social, con más de 130.000 seguidores, es más propia de un influencer que de una marca de ropa, con un tráfico prácticamente orgánico (a través de medios gratuitos como el buscador de Google).

En un principio, Nacho y Juan intentaron desmarcarse de sus competidores por la vía de la personalización: la gente podía elegir el tipo de tela y el diseño. “Las sudaderas llegaban de Portugal e íbamos diariamente a visitar a nuestra modista, que se encargaba de bordar las X de todos los pedidos, una por una”, relata Nacho. Pero decidieron cambiar el modelo de negocio. “No era muy escalable, así que optamos por eliminar la personalización y producir más unidades con diseños fijos ya listas para su venta”.

Con “una atención al cliente muy cercana” y “un gran producto” -la “relación calidad-precio es muy buena”-, la progresión de la startup siguió su curso y empezaron a llegar amplios márgenes de beneficio. Sin embargo, Nacho y Juan, que no han contado con dinero más allá del que ganaban, fueron reinvirtiendo lo que facturaban. “Encargábamos 300 productos, y los vendíamos, de modo que reinvertíamos el dinero para pedir otros 800 productos, y así sucesivamente… Ha sido la única manera de crecer de manera ágil y sana”, apunta Nacho. Y vaya si lo han hecho.

En 2016 facturaron 50.000 euros, en 2017 llegaron hasta los 260.000 y este año llevan vendidos más de medio millón, con la vista puesta en los 700.000 euros.

Comandando desde el extranjero

Nacho Rivera y Juan Fernández-Estrada, de 22 años y amigos desde la infancia, comandan esta marca online de sudaderas y camisetas que está consiguiendo convertirse en un referente de la moda juvenil de nuestro país.
Nacho Rivera y Juan Fernández-Estrada, los creadores de Blue Banana.

Durante todo este tiempo, estos dos emprendedores han compatibilizado Blue Banana con sus respectivas carreras universitarias, becas Erasmus en Irlanda, Francia y Canadá, prácticas en otras empresas y con la vida social de cualquier chico de 20 años. “¿Cómo lo hemos hecho? Con muchas ganas, intentando no privarnos de nada y durmiendo poco”, dice Juan con humor.

Desde septiembre se dedican “por fin” a este proyecto a tiempo completo y será a partir de ahora cuando puedan comprobar realmente cuál es el verdadero potencial de la marca. No solo ellos, sino las otras cuatro personas y los colaboradores externos que forman parte del equipo de la startup, que, ante el volumen de pedidos, confecciona las prendas en una fábrica de Portugal.

Ha pasado poco tiempo, pero atrás quedan ya aquella modista, de nombre Olga, que bordaba las X de cada diseño, las cajas de sudaderas que llenaban las habitaciones de Nacho y Juan, y que ahora se apilan en un almacén de 300 metros cuadrados, y los pedidos que estos dos jóvenes entregaban a mano, en su coche o moto particular.

No por ir más rápido se llega antes

Además de moverse mucho y bien en redes sociales, mimar el trato al cliente, ofrecer prendas de calidad a precios competitivos y reinvertir los beneficios, Nacho y Juan añaden otro ingrediente a la receta de su éxito. “Hemos tenido mucho sentido común a la hora de tomar decisiones, teniendo en cuenta lo que de verdad nos podía ayudar a crecer o lo que no nos iba a merecer la pena”, señala Nacho.

Sus planes de futuro van ligados a Blue Banana, eso sí, midiendo mucho los pasos porque no quieren caerse por correr antes de tiempo. De nuevo su característico sentido común. “Nuestro propósito es seguir creciendo en redes sociales -lo que llevará un crecimiento paralelo en ventas-, mejorar la tienda online y asentar la marca antes de pensar en cualquier otra cosa, pues la progresión ha sido rápida”, asegura Juan, que reconoce que les gustaría dar el salto internacional o abrir tiendas físicas. “Pero tendremos que ver si esto es solo nuestra ilusión o también nuestro negocio”, apostilla. Sea como fuere, lo que tienen claro es que quieren seguir avanzando y aprendiendo, pero “disfrutando por el camino, como hasta ahora”.

Como lo han hecho también quienes han vivido de cerca cómo Nacho y Juan, sin ningún tipo de conocimiento inicial sobre moda, negocios o marketing, pero con muchas ganas, han convertido en su trabajo esa “idea descabellada” que surgió en un viaje. Según reconocen, sus familias están encantadas. “Ven que trabajamos más que nadie sin que nos obliguen a ello. Todo es más fácil cuando te gusta lo que haces y con quien lo haces”.

Imágenes | Blue Banana

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