Empresa

Por qué la humildad favorece el liderazgo responsable

La humildad en la empresa va de la mano de un liderazgo responsable. En definitiva, se trata de que quienes hayan de conducir un negocio lo hagan con los pies en la tierra. Y sin perder la vista en el contexto en el que viven y sus propias limitaciones. 

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El liderazgo humilde promueve el aprendizaje 

Un líder responsable ha de estar dispuesto a recibir lecciones empresariales todos los días. Se deja llevar por las necesidades sociales y ambientales y las inserta en sus quehaceres diarios. Busca la forma en la que la empresa en la que trabaja pueda construir un mundo más sostenible. Eso requiere continuas pruebas y errores que hay que asumir con humildad.

Podríamos decir que, para un líder humilde, la empresa es vista como un ser vivo más de un complejo ecosistema. Y, por supuesto, su papel dentro de ella no es cubrir esquemas preconcebidos, sino que debe dejarse llevar por una estrategia de adaptación. El aprendizaje es la energía que mueve el proceso y que sostiene la supervivencia y el crecimiento de la organización.

El papel de la colaboración

Un líder humilde no solo coopera con los demás, sino que también promueve un ambiente colaborativo. Valora las aportaciones ajenas y hace ver a cada miembro del equipo las ventajas de trabajar conjuntamente. Contribuye, además, a eliminar la agresividad entre compañeros

Esa forma de comportarse no tiene límites de puertas para dentro de la empresa, sino que también se proyecta en el entorno exterior. Sabe que, para mantener la armonía social y ambiental de la empresa, hay que colaborar con otras personas y organizaciones.

El líder humilde reconoce los errores

Todos cometemos errores, pero las personas humildes los asumen con naturalidad y de forma responsable. Intentan evitarlos, pero, si suceden, procuran aprender de ellos y, en todo caso, rinden las cuentas que correspondan.

Eso es muy útil para la empresa, ya que obtiene una interlocución constructiva con la comunidad. Todos saben que, en caso de haber problemas, estos serán escuchados. Se fomenta la confianza y la comunicación consolida las relaciones a largo plazo. Se ganan la reputación y el respeto necesarios para poder contribuir a un mejor equilibrio social y ambiental.

La adopción de soluciones ajenas

Obviamente, el liderazgo humilde no se basa en copiar lo que hacen otros. De hecho, una mayor toma de conciencia con la realidad reclama ser conscientes de que cada contexto requiere sus propias adaptaciones

Incluso, la humildad no solo alcanza a una crítica constructiva de las soluciones propias, sino que suele relacionarse también con una posición más realista que, inspirada en las propuestas ajenas, sabe encontrar también los puntos débiles de estas últimas, busca fórmulas para mejorarlas y acaba encontrando un buen punto de encuentro.

De la humildad a la empatía

El líder humilde reflexiona sobre sus propias limitaciones e intenta ponerse en lugar de los demás. De este modo, da el primer paso para construir soluciones más estables que resistan a perturbaciones más intensas. Sabe que algo puede fallar e intenta apuntalar tanto las debilidades propias como las ajenas.

Además, llegado el momento del error, sabe apuntar a cada uno su responsabilidad de forma proporcionada. Se evalúan los problemas, pero también se tiene muy en cuenta el perfil de las personas implicadas para hallar las soluciones.

Un liderazgo resiliente

La conciencia de las limitaciones ayuda a gestionarlas. No siempre es posible superarlas, pero sí puede intentarse mantenerlas bajo control. En gran parte, la clave está en la anticipación. Se pueden trazar respuestas ante situaciones que, aunque no sean las deseables, se han tenido en cuenta. Y no solo hablamos de datos en frío, sino también de los aspectos emocionales del liderazgo y de la gestión del fracaso.

La adversidad se ve así como una fase natural de la evolución empresarial. Es, en el fondo, una oportunidad para reconstruir las relaciones con terceras partes interesadas en el negocio. La empresa, como resultado, está en una mayor armonía con su entorno.

La credibilidad financiera

Cuando un líder presenta a inversores humildemente su proyecto, acaba trasladando confianza. Vende bases sólidas, admite limitaciones y propone soluciones, busca la colaboración… Temporalmente puede recibir un no, pero casi siempre volverá a ser escuchado si atiende a las mejoras demandadas. Quizá las personas con las que ha contactado no quieran dedicarle un nuevo tiempo, pero la experiencia le será útil en otras oportunidades.

Finalmente, acaba apuntalando la sostenibilidad financiera de su negocio. Estudia retos y amenazas sin falsas pretensiones. En un análisis DAFO, concede mucha importancia a las debilidades y amenazas, pero también es consciente de que las fortalezas hay que trabajarlas día a día y sabe valorar las oportunidades no tanto como opciones de logro personal, sino como contextos favorables en los que hay que ser especialmente responsables.

La humildad, en conclusión, es uno de los mejores cimientos sobre los que construir un liderazgo responsable. 

Imágenes | bruce mars  Mr. Bochelly, Dollar Gill, Leon en Unsplash 

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