Playmobil

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Playmobil, los juguetes con los que han soñado millones de niños

La historia de Playmobil, una célebre marca de juguetes, es una gran muestra de cultura emprendedora.

Playmobil es un nombre profundamente ligado a la Navidad en la memoria infantil de millones de personas. Alrededor de sus muñecos y accesorios se generaban universos de imaginación, construcción, juego… que en esas fechas tenían un momento muy propicio por las campañas de regalos y la mayor disponibilidad de tiempo libre para los niños.

Y, detrás de un producto fascinante para tantos, hay una historia que también lo es y de la que los emprendedores pueden extraer muchas lecciones.

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Las raíces de la historia de Playmobil

Aunque muchas de las ambientaciones de estos juguetes son históricas, se trata de unos muñecos muy modernos, con algo más de cuatro décadas de existencia. Sin embargo, las raíces de la empresa que los fabrica son bastante más antiguas. Se remontan a 1876, cuando el señor Brandstätter creó la empresa que lleva su nombre.

Quizá podríamos pensar que lo lógico es que ya en esos momentos la empresa se dedicase de uno u otro modo a los juguetes, pero no. La realidad es que empezó fabricando accesorios para cofres y cerraduras.

Pero todo tiene su explicación. Comenzaron fabricando diversos tipos de productos metálicos y, en la década de los 50, empiezan a cambiar hacia el plástico, que daría a la compañía su primer éxito internacional: un instrumento para el juego como el Hula Hoop. A partir de ahí, el ocio y los juguetes se convierten en la nueva guía que marcará el rumbo de la compañía.

El nacimiento de Playmobil en los años 70

En los años 70 surge el lanzamiento de Playmobil. El gran protagonista es un muñeco de 7,5 centímetros, de plástico, articulado, de colores vivos y rasgos simplificados. En España, se bautizará como “click”. Y, con él, hay todo un mundo de accesorios y elementos que completan las más diversas ambientaciones.

De este modo, el grupo geobra Brandstätter rompe uno de los principales riesgos de la industria juguetera: el encasillamiento. De hecho, pudo llegar a diferentes públicos:

  • Los públicos más humildes, gracias a los muñecos más sencillos.
  • A los segmentos de juguetes más caros con composiciones mucho más detalladas como el fuerte, la granja, el barco pirata, las casas y mansiones de diferentes épocas…
  • Los coleccionistas que buscan los muñecos más curiosos.

Con ello, se abría una puerta a lo racional y otra a lo emocional. La primera se lograba al recrear un mundo que, a través de objetos simplificados, descubría realidades a los niños. Además, la movilidad de los muñecos facilitaba que pudiesen experimentar con ellos. Tenían, por tanto, un lado instructivo.

Las emociones, por su parte, venían vinculadas a varios elementos. Como con muchos juguetes, los niños dan con los de Playmobil rienda suelta a su imaginación y creatividad. Además, cada adquisición iba añadiendo nuevos personajes a la narración que el niño iba configurando en su cabeza. Y, lógicamente, ello generaba unos sentimientos de ilusión ante la llegada de posibles nuevos muñecos y accesorios.

La evolución de Playmobil

Playmobil se ha convertido en un género dentro de los juguetes, un universo propio. Ello ha llevado a que se hayan lanzado diferentes iniciativas de traslación. Hoy hay parques de atracciones, videojuegos, películas y hasta hoteles ambientados en el universo Playmobil.

Constituye, por tanto, una buena muestra de una marca que crece alrededor no solamente de iniciativas propias, sino también de otras empresas que la toman como referencia. Y, para ello, hay que crear un producto tan adaptable como Playmobil.

Por cierto, en España sus comienzos llegaron de mano de una iniciativa conjunta con la importante juguetera alicantina Famosa. Juntos crearon Famobil, que estuvo en marcha desde finales de los 70 a comienzos de los 80.

Parte de la razón del éxito y adaptabilidad de Playmobil reside en que, al tratarse de figuras sencillas y de rasgos no excesivamente marcados, cada cual puede ver en ellas lo que reclame su imaginación. Eso facilita mucho que pueda trasladarse la filosofía del producto a todo tipo de proyectos creativos.

Los retos de los últimos años

Además, geobra Brandstätter ha afrontado tres grandes retos en los últimos años:

  • La inversión tecnológica.
  • El incremento de la seguridad de los juguetes con muñecos que los niños no puedan desmontar.
  • La disminución del impacto ambiental.

Finalmente, haciendo juguetes han aprendido a moldear otros productos. Gracias al moldeo por inyección de Playmobil, surgió la idea de trasladarlo a la producción de macetas baja la marca Lechuza. Se cierra, de momento, un círculo en el que el conocimiento adquirido lleva a nuevas iniciativas emprendedoras.

Imagen de portada | Steinar Engeland en Unsplash

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