El Día Internacional del Inventor se celebra el día 9 de noviembre, lo que nos brinda una buena oportunidad para acercarnos a los grandes inventos de los últimos siglos que cambiaron la actividad empresarial.
Imprenta de Johannes Gutenberg (siglo XV)
No solamente marcó un punto de salida de la industria editorial, sino también de la transferencia de conocimiento. Tuvo un papel decisivo en la formación de estándares en las actividades económicas y en la promoción de la educación, la información y la cultura.
Máquina de vapor de James Watt (siglo XVIII)
Despejó dificultades en el desarrollo de los motores de combustión externa. El salto fue enorme gracias a las diversas versiones mejoradas que le siguieron. Su aplicación fue de lo más variada, incluyendo la industria textil, la navegación y el ferrocarril.
Telégrafo (obra colectiva de los siglos XVIII y XIX)
Representó un hito en las comunicaciones a larga distancia y para la creación de redes de telecomunicaciones. Además, la disposición de líneas de telégrafo a lo largo de las del ferrocarril supuso un impulso muy favorable para el mantenimiento de ambas ante posibles averías y, por tanto, para su propia viabilidad.
Los telares de Edmund Cartwright (siglo XVIII)
Supusieron diferentes tipos de avances. En primer lugar, se trataba de telares en los que tareas antes desarrolladas por personas se realizaban mecánicamente. Eso fue un paso muy importante en la industrialización, no solamente del textil. Además, tras unas primeras versiones accionadas por movimiento hidráulico, diseñó telares que aprovechaban la máquina de vapor, lo que constituye una referencia en la aplicación industrial posterior de este tipo de motor.
La pila eléctrica de Alessandro Volta (finales del siglo XVIII)
Se trata de un dispositivo capaz de generar energía eléctrica a partir de reacciones químicas. Ha abierto el camino de la aplicación de la electricidad a muchos campos, con independencia de la disponibilidad de un punto de acceso a la red. Es, por ejemplo, un hito esencial en el camino del diseño de innumerables aparatos pensados para moverse.
La locomotora de George Stephenson (siglo XIX)
Fue histórica desde el punto de vista de la ingeniería y desde el organizativo. No solamente era una máquina capaz de mover unos vagones a través de raíles, sino un medio de transporte factible para carga y viajeros reales. Por tanto, se diseñó una máquina capaz de ser la pieza clave en la prestación de un servicio.
Los motores de Nicolaus Otto (siglo XIX)
Perfeccionó el motor de combustión interna, diseñando versiones de dos y cuatro tiempos. Gracias a esta última se facilitó la posibilidad de emplear líquidos como combustible, lo que fue muy importante en la popularización de estos motores, dado que en la época el gas era un combustible caro.
El automóvil de Karl Benz (siglo XIX)
Fue revolucionario por diseño, empleando uno de los materiales que más importancia estaban cobrando en la época (el acero) y también por ser movido por un motor de combustión interna. Curiosamente, solamente tenía tres ruedas, pero dio un paso esencial para la industria de las cuatro ruedas.
El motor eléctrico de Moritz von Jacobi (siglo XIX)
Este motor eléctrico fue el primero en tener aplicación industrial. Este tipo de máquinas ha tenido un desarrollo posterior enorme, que va desde pequeños aparatos hasta grandes locomotoras. Además, constituye una alternativa interesante al motor de combustión interna en muchos sectores. Por otro lado, el incremento de su uso ha producido una menor dependencia de determinadas fuentes de energía primaria.
El camión de Gottlieb Daimler (siglo XIX)
Tenía una capacidad de carga pequeña, hasta una tonelada y media. Podía ser movido por un motor que tenía la capacidad de emplear como combustible la gasolina. Precisamente su inventor había estado trabajando en este tipo de motores. Se trata de uno de los primeros vehículos de cuatro ruedas con motor y abrió la posibilidad de desarrollar un medio de transporte de mercancías muy importante, especialmente en los trayectos a corta distancia como, por ejemplo, entre un puerto y los lugares donde se produce o consume la mercancía.
El motor de Rudolf Diesel (siglo XIX)
Este motor fue el más eficiente de su tiempo: obtenía la mayor potencia dado un determinado consumo de energía. Gracias a ello alcanzó un gran número de aplicaciones: maquinaria agrícola y de construcción, diferentes clases de vehículos destinados al transporte de mercancías y pasajeros, etc.
El daguerrotipo de Louis Daguerre (siglo XIX)
Se trata del precursor de la máquina fotográfica. A partir de ahí surgen aplicaciones en distintas direcciones: la práctica de pruebas con distintos fines, la voluntad de retratar una escena con fines artísticos, obtener una muestra con la que instruir a otras personas sobre algún aspecto…
Fluoroscopio de Thomas Edison (siglo XIX)
Fue el primer aparato comercial que permitió aprovechar el descubrimiento de los rayos X, que había realizado Wilhelm Röntgen. A partir de ahí podía ‘verse’ por dentro los objetos, animales, personas, etc. Al menos, se podía obtener una representación gráfica en función de la densidad. Las aplicaciones en sanidad han sido muy importantes. En la industria, el empleo de los rayos X ha sido especialmente relevante en los procesos de control.
El cinematógrafo de los hermanos Auguste y Louis Lumière (siglo XIX)
Abrió un camino para el sector audiovisual. Por otro lado, dan un impulso importante en la dirección de que quede constancia de un hecho en movimiento, más allá de la mera representación fotográfica instantánea.
El algoritmo de Ada Lovelace destinado a ser procesado por una máquina (siglo XIX)
Si los algoritmos son importantes en todas las áreas de la vida, ya que ayudan a abordar los procesos de forma organizada, su implementación en máquinas es revolucionaria. Se abre así un camino para la programación informática. De hecho, el lenguaje de programación Ada recibió ese nombre con el fin de homenajear a Ada Lovelace.
La solución de hipoclorito de sodio de Claude Louis Berthollet (siglo XIX)
Fue un precursor de la lejía moderna. Se sentaron, así, las bases para un producto esencial tanto en el blanqueamiento de telas como en la desinfección. Esto último ha sido muy relevante porque el empleo de lejía, además de muy popular en los hogares, ha sido imprescindible en multitud de procesos de limpieza sin los cuales no podrían dar comienzo, o no podrían continuar, un gran número de actividades industriales y de prestación de servicios.
La máquina para fabricar ladrillos de Henry Clayton (siglo XIX)
Se considera la primera capaz de producir ladrillos a escalas industriales. Con ello, además de reducir costes, se logra una gran semejanza entre todas las piezas fabricadas que facilita aún más la edificación con un material que, ya de por sí, se caracteriza por una regularidad que simplifica la construcción.
El cemento Portland inventado por Joseph Aspdin (siglo XIX)
Fue un proceso moderno para fabricar un material que sería clave en diversos elementos constructivos a partir de recursos muy abundantes en la naturaleza. Gracias a ello se dio un impulso muy importante a la edificación y la obra pública; permitió construir lugares e infraestructuras necesarias para el desarrollo de todo tipo de actividades.
El procedimiento para fabricar papel de Matthias Koops (siglo XIX)
Patentó un sistema para producir papel a partir de pasta de madera sin emplear otros materiales costosos como el lino o el algodón. Fue un gran avance porque abarata y hace más simple e industrializable la fabricación del principal soporte de información durante los dos siguientes siglos.
El celuloide de John Wesley Hyatt (siglo XIX)
Se le considera el primer plástico. Abrió una puerta a un conjunto de materiales que serían ampliamente empleados en el textil, la construcción, la producción de envases, la fabricación de objetos y componentes, los útiles y herramientas, etc. De hecho, hoy hay pocas actividades libres de plásticos.
La refrigeración (obra colectiva, fundamentalmente en los siglos XIX y XX)
Permitió transportar y conservar determinados bienes que podían perder propiedades a determinada temperatura. Gracias a ello se pudo producir a distancias lejanas del lugar donde se iban a consumir o incorporar a la producción de otros bienes. Además, ya no era necesario que su producción y consumo tuviesen que coincidir en momentos muy cercanos. Por otro lado, se sentaron las bases para el desarrollo de sistemas que permitían mantener la temperatura en edificios destinados a viviendas y prestación de servicios.
Convertidor de Henry Bessemer (siglo XIX)
Inyectando aire eliminaba impurezas en el proceso de conversión del arrabio en acero. Se dio un paso decisivo para la fabricación de grandes cantidades de acero. El crecimiento de la industria siderúrgica, a su vez, fue crucial para otros sectores como el ferrocarril, la obra pública y la banca, en cuyo desarrollo tuvo un papel vital la financiación de este tipo de proyectos.
La bombilla de Thomas Edison (siglo XIX)
Alumbró al mundo durante la noche y permitió iluminar estancias sin luz natural. Además, el impulso que supuso se trasladó rápidamente a otras aplicaciones de la electricidad que necesitaban de la infraestructura que se generó para suministrar la energía necesaria para el alumbrado. Sin esa electrificación, la mayoría de las actividades industriales y de prestación de servicios serían inconcebibles.
La dinamo de Zénobe Gramme (siglo XIX)
Perfeccionó versiones anteriores de la dinamo. Consiguió una que produjese tensiones eléctricas constantes y, al mismo tiempo, que fuese capaz de tener aplicación industrial. Fue un impulso a la generación de electricidad y, además, se descubrió más tarde que su invento giraba una vez conectado a cualquier fuente de alimentación eléctrica de corriente continua, lo que representa un paso importante en el desarrollo de los motores eléctricos.
El teléfono de Alexander Graham Bell (siglo XIX)
Supuso dos cambios trascendentales. El primero es el propio aparato capaz de transmitir el sonido a distancias lejanas. El segundo es la incorporación de una red, promovida y organizada empresarialmente, que no solamente era capaz de conectar los teléfonos, sino también de incrementar su utilidad para los usuarios a medida que iba creciendo, ya que el número posible de interlocutores era mayor.
Fibra óptica (invención colectiva, fundamentalmente durante el siglo XX)
Ha propiciado un desarrollo muy grande de las telecomunicaciones, gracias al incremento de capacidad de transmitir datos a largas distancias a gran velocidad. Ello facilita el desarrollo, entre otros muchos sectores, de la informática, la comunicación audiovisual, la industria o el comercio, que son grandes productores y consumidores de datos.
Técnica de transmisión en el espectro ensanchado de Hedy Lamarr (siglo XX)
Se trata de una forma de comunicación inalámbrica que ofrece la ventaja de no sufrir demasiado los ruidos e interferencias. El avance en la calidad de las señales (y en la seguridad de las comunicaciones) permite avanzar en las aplicaciones de las telecomunicaciones. Su inventora, precisamente, es recordada cada 9 de noviembre, en el Día Internacional del Inventor, en el aniversario de su fallecimiento.
Televisor (invención colectiva del siglo XX)
Servir de instrumento para la transmisión de contenidos audiovisuales a distancia ya es un logro en sí mismo. Además, su electronificación ha servido de referencia histórica para la creación posterior de múltiples pantallas con todo tipo de aplicaciones. Por otro lado, su desarrollo ha dado impulso a sectores como el de la información, el entretenimiento, la publicidad e, incluso, las actividades divulgativas.
El diodo de John Ambrose Fleming (siglo XX)
Este dispositivo que permite el paso de la corriente eléctrica en un solo sentido se considera la primera piedra de la electrónica. A partir de ahí, la aplicación de la electrónica a numerosos aparatos y sistemas revolucionó los productos y procesos de múltiples actividades. Estos desarrollos serían esenciales, entre otros aspectos, en el desarrollo de la informática y las telecomunicaciones modernas.
La radio (invención colectiva durante los siglos XIX y XX)
Representó avances en varias direcciones. Permitió transmitir información sonora a largas distancias sin necesidad de hilos telegráficos. Supuso un paso importante para todos los demás usos de aprovechamiento del espectro radioeléctrico. Además, la creación de emisoras en cadena era un reto técnico y organizativo. Y, desde el punto de vista de la comunicación de masas, aportó una inmediatez desconocida hasta ese momento.
El tractor Fordson de Henry Ford (siglo XX)
Se convirtió en el primer tractor producido en masa. En este caso, la importancia del volumen de ventas es grande por dos razones. En primer lugar, abrió la puerta a múltiples aplicaciones, en lugar de una específica para la que se diseñe. Hoy son empleados en muchas áreas de la agricultura, la construcción y la prestación de servicios, entre otros sectores. En segundo lugar, el incremento de la cantidad de tierra que podía cultivar un agricultor sería decisivo para la disponibilidad de recursos humanos en la industrialización y para el crecimiento de la productividad agraria.
El avión de los hermanos Wilbur y Orville Wright (siglo XX)
Sin él los viajes a largas distancias serían enormemente complejos. Ha generado un amplísimo conjunto de rutas de comunicación, estrechando lazos y favoreciendo el comercio y las relaciones de todo tipo entre lugares lejanos. Además, la aviación ha abordado grandes retos organizativos, especialmente porque pequeñas desviaciones sobre lo previsto pueden generar consecuencias en cascada en toda la red.
Impresora (invención colectiva del siglo XX)
Junto al monitor fue el dispositivo de salida más importante durante décadas. Se abrió paso en un ambiente de oficina (y de hogar) en el que el papel tenía un rol predominante. Logró desplazar a los manuscritos y a los documentos creados con máquina de escribir.
El vidrio laminado de Édouard Bénédictus (siglo XX)
Se trata de un tipo de vidrio que, en caso de fractura, no se hace añicos que puedan resultar peligrosos. Sus aplicaciones han permitido emplear en condiciones de seguridad este antiguo material que provee aislamiento térmico y acústico, al tiempo que permite el paso de luz e impide que penetren elementos extraños.
Unidad Central de Procesamiento (CPU) (obra colectiva del siglo XX)
Es el elemento clave de un ordenador, que permite aplicar los programas informáticos. Además, durante décadas, el desarrollo del software ha dependido enormemente del de esta pieza, cuyos avances dieron la oportunidad de emplear la informática en usos cada vez más variados, útiles y complejos.
Satélite artificial (invención colectiva del siglo XX)
La observación del planeta es esencial en muchas actividades. Se pueden obtener y comparar imágenes y mediciones referidas a un determinado lugar. Además, se han incrementado las posibilidades de comunicación a largas distancias.
Modulador demodulador (invención colectiva del siglo XX)
El comúnmente conocido como módem es un aparato capaz de convertir señales analógicas en digitales y viceversa. Eso le permitió, entre otros aspectos, convertirse en pieza clave del desarrollo de Internet, una tecnología pensada para el mundo digital que empleó en sus orígenes, fundamentalmente, redes de transmisión de carácter analógico.
Internet (invención colectiva del siglo XX)
Ha generado un nuevo concepto de conexión entre personas, organizaciones e, incluso, cosas. Se han establecido diferentes cauces de comunicación que, en el ámbito empresarial, han abierto nuevas posibilidades, entre otros muchos aspectos, en la formación del personal, la comunicación interna, la publicidad, la distribución, el diseño, la planificación, el control, las relaciones públicas, las fórmulas de financiación, los trámites, la contabilidad, el pago de impuestos, la investigación de mercados, la atención al cliente, la búsqueda de proveedores, etc.
La telefonía móvil (invención colectiva de los siglos XX y XXI)
Su irrupción supuso para las empresas un nuevo canal de comunicación que permitía una inmediatez y continuidad muy superior a las alternativas anteriores. Además, el smartphone se ha convertido en el primer dispositivo conectado al que acceden cientos de millones de personas. Por otro lado, su desarrollo facilita, a su vez, el de los negocios en movilidad, que están rompiendo progresivamente muchas formas de dependencia de recursos físicos que impedía su avance.
La nube (invención colectiva del siglo XXI)
Ha roto la dependencia de soportes físicos de la información y de equipos potentes para que las empresas (y particulares) puedan recibir innumerables servicios. Permite disponer de soluciones permanentemente actualizadas y de cuyo mantenimiento puede encargarse el proveedor. Ha facilitado enormemente el almacenamiento de datos, la realización de copias de seguridad y el acceso desde cualquiera lugar. Su desarrollo supone un impulso muy grande para la colaboración, incluso entre personas y empresas localizadas en puntos distintos.
IoT (conjunto de invenciones colectivas del siglo XXI)
Con IoT se ha ganado en conectividad, en gestión de los datos, en un funcionamiento inteligente de todo tipo de cosas, en localización, en identificación, en interacción con aparatos, etc. Genera un mundo de aplicaciones que van desde el comercio a la industria, pasando por las configuración de las smart cities, la logística, la agricultura o la prestación de servicios, entre otros muchos sectores.
Los grandes inventos han sido los pilares sobre los que se ha sostenido el cambio empresarial, no solamente por el avance técnico, sino por el reto organizativo que ha supuesto su aplicación.
Imágenes | GTres (portada), Fancycrave, Sugden Guy sugden, Jesse Collins, Seb Creativo, William Bayreuther, Jeremy Yap,Jeremy Galliani, Brandi Redd, Joseph Gonzalez, Yuichi Kageyama, Annie Spratt, Sven Scheuermeier, Fancycrave, Nils Nedel, Charlie Deets, NASA, Paul Hanaoka en Unsplash
