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Errores empresariales para no repetir: Blockbuster y la renuncia a aliarse con Netflix

Cuando hablamos de errores empresariales, quizá el más grave de toda la historia haya sido el cometido por Blockbuster al no haberse aliado con Netflix hace 20 años. En aquel momento, era una lucha desigual, ya que Blockbuster era una empresa 900 veces más grande en términos de valoración.

Sin embargo, en el mundo de los negocios, a veces David también vence a Goliat, y esto fue justo lo que ocurrió en este caso.

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Los comienzos de Netflix: una compañía sin mucho futuro

Todo empezó en 1997, cuando Reed Hastings, un experto informático, olvidó devolver una película a su tienda de alquiler de vídeos habitual, lo que le costó una multa de 40 dólares por el retraso. Hastings, indignado por la sanción, tuvo entonces una idea que revolucionaría el mercado y haría que la industria de alquiler de vídeos se tambaleara.

Junto con su colega Marc Randolph decidieron fundar una empresa de alquiler de vídeos por demanda sin tiendas físicas, ya que los pedidos se realizaban por internet. Las películas llegaban al domicilio del cliente por correo postal, prescindiendo de los VHS, que por aquel entonces era el soporte más habitual para ver películas. En cambio, apostarían por los DVD, mucho más ligeros para enviar por carta y con mejor calidad.

Así nació Netflix, una idea que por aquel entonces parecía una locura, ya que el reproductor de DVD era bastante novedoso y caro. De hecho, su uso en Estados Unidos era muy residual (tan solo el 1% de los hogares disponía de este tipo de soporte). El mundo no estaba adaptado a esta tecnología, lo que limitaba el número de clientes potenciales de este negocio, que parecía reservado para un público con un cierto poder adquisitivo.

La insistencia de Hastings en hacer crecer su negocio

Hastings insistió en el futuro de esta novedosa tecnología y apostó por ella. Creó una estrategia de alianzas con algunos productores y fabricantes de DVD, como Toshiba, Sony o HP, ofreciéndoles a sus clientes alquileres de películas gratuitos. Esto proporcionaba una doble ventaja a Netflix: por un lado, crear nuevos consumidores de un producto que comercializaba y, por otro, asegurarse de que estos consumidores conocían su marca.

Su primera oferta era de cuatro dólares por siete días la película más dos dólares por el envío, pero lo que realmente marcó la diferencia fue el concepto de suscripción. Por 15 dólares, los suscriptores podían alquilar tantos DVD como quisieran, sin llegar a tener hasta cuatro a la vez, y sin ningún tipo de penalización por retraso en su devolución.

Además, Netflix fue pionero en la creación de un algoritmo en su página web, de manera que los clientes recibían sugerencias basadas en su comportamiento y gustos, brindándoles una experiencia única y novedosa por aquel momento.

Su éxito fue rotundo, y Netflix tuvo que ampliar la capacidad de su página web para que no colapsase.

La alianza fallida con Blockbuster

En aquel momento, Netflix estaba valorada en cinco millones de dólares. Entonces, Hastings decidió adelantarse a los acontecimientos e intentó aliarse con Blockbuster, que amenazaba con ser su mayor competidor en el futuro. Blockbuster tenía por aquel entonces un capital de 4.500 millones de dólares, 60.000 empleados y hasta 8.000 tiendas repartidas por todo el país.

En cualquier momento, Blockbuster podría darse cuenta del gran potencial del modelo de negocio de Netflix, hacerse con el mercado y acabar con la startup. Por eso Hastings propuso un acuerdo con Blockbuster según el cual Netflix sería su brazo digital siempre que se respetase su modelo de negocio.

Sin embargo, John Antioco, CEO de Blockbuster, pensó que lo que le proponía aquel hombre era una locura. Por un lado, había cambiado el concepto de pago por película, estableciendo una tarifa plana mensual. Pero es que, además, había eliminado las multas por los retrasos en la devolución de los vídeos, que suponían una de las mayores fuentes de ingresos para las empresas de alquiler de vídeos.

Por si fuera poco, apostaban por una tecnología que no estaba consolidada como el DVD. Blockbuster pensó entonces que para qué iban a cambiar su lucrativo modelo de negocio por uno que no tenía garantías en un futuro, especialmente teniendo en cuenta que Netflix seguía perdiendo dinero sin generar beneficio alguno.

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Cambios en el mercado, y Netflix sale triunfante

En 2001, todo cambió, cuando el precio del reproductor de DVD bajó de forma significativa, haciéndolo más asequible para el conjunto de la población. Gracias a este impulso, en 2003, Netflix comenzó a generar beneficios. Justo en ese momento, empresas como Walmart o Blockbuster vieron el verdadero potencial de los DVD y quisieron apuntarse al negocio que Hastings había ideado. Querían parte del pastel del negocio que ahora Netflix estaba liderando, pero ya era demasiado tarde.

Empezó entonces una ardua batalla entre estos tres gigantes para ver quién se quedaba con el mercado, pero Netflix fue finalmente la que ganó la batalla, al ser el precursor de este nuevo modelo de negocio.

Los acuerdos de Netflix y el comienzo del streaming

En 2007, Netflix dio un nuevo golpe sobre la mesa, apostando por la tecnología en streaming, añadiendo un nuevo valor añadido a su servicio, la inmediatez y el visionado bajo demanda. El cliente podría ver lo que quisiera y cuando quisiera sin esperar a recibir la película en su buzón.

Al principio, Netflix no podía ofrecer el actual catálogo de series y películas por un problema con sus derechos. Sin embargo, firmó dos grandes contratos con Disney y Sony por 20 millones de dólares para ofrecer a sus clientes una selección de títulos bastante más atractiva. Posteriormente, firmó nuevos contratos con otras productoras como Paramount o Lionsgate, ampliando su catálogo de forma notable.

En 2011, Netflix anunció su primera producción 100% original, ‘House of Cards’, convirtiéndose así en una productora con títulos propios que podía ofrecerlos a través de su plataforma. En estos últimos años, Netflix ha continuado produciendo sus propios títulos con bastante éxito, con series como ‘Stranger Things’ o ‘Narcos’. Esto ha servido para afianzar aún más su clientela con contenido exclusivo, blindando así las puertas del negocio a nuevas empresas del sector con un producto único en el mercado.

La decadencia de Blockbuster

Por su parte, Blockbuster ya ha desaparecido por completo, y cerró sus últimas tiendas físicas en 2013 (tan solo queda una tienda abierta en Bend, Oregón). Fue desbancado totalmente por Netflix, aquella pequeña empresa que le había propuesto un negocio totalmente revolucionario que rechazaron de manera contundente. En este caso, su gran error fue no reconocer que su modelo de negocio iba a quedar totalmente obsoleto, incluso antes de lo que ellos pensaron.

Imágenes | Pixabay.com\afra32, Pixabay.com\mohammed_assan

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