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¿Engagement? Aprende a sacar todo el jugo a tu newsletter

El email marketing ha vuelto a cobrar protagonismo de un tiempo a esta parte. Sin embargo,  todavía no está siendo del todo explotado por las empresas, sobre todo por el autónomo de negocios tradicionales que, sin darse cuenta, desaprovecha una buena oportunidad de llegar directamente a sus potenciales clientes.

¿Qué buscamos mejorando nuestras newsletters?

Es habitual que cuando se envía una newsletter a personas que previamente se han interesado por el producto o conozcan la empresa que entre el 20% o 25% a las que se les envía abran el mensaje, mientras que entre el 2% y el 4% de ellas haga clic en alguno de los elementos.

Con estos datos en la mano, si tenemos una base de datos de 1000 personas que nos han facilitado su email, como mucho 40 personas serán las que hagan clic en alguna de las acciones que les hemos propuesto. Así, en el mejor de los casos, una de esas mil adquirirá nuestros productos. Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestra newsletter para obtener más rendimiento?

Contenido mimado

A estas alturas no vamos a discutir que el contenido es el rey, sobre todo en un mundo (el de internet) con un exceso de información, en el que los posibles clientes están siendo bombardeados continuamente por todo tipo de mensajes, entre los que se quiere colar el tuyo.

En este sentido, conviene cuidar el contenido de tus correos electrónicos porque necesitamos captar y retener la atención, obtener clics y hacer que los clientes queden satisfechos. Para lograrlo, es importante lo siguiente:

  • El asunto del email debe ser claro y directo, ya que competimos en la bandeja de entrada, en el mejor de los casos, con unas decenas de correos electrónicos de otras empresas. El asunto es el aspecto principal para elegir si leer o no un email, sobre todo en dispositivos móviles, donde el tamaño de la pantalla hace que nos pensemos bien qué abrir y qué no, por lo que debemos intentar ponernos en el lugar del cliente y preguntarnos, ¿abriría yo este mensaje?

Debemos utilizar las menos palabras posibles, no dejando fuera ninguna de las que consideremos clave, pudiendo emplear elementos visuales que llamen la atención, como alguna palabra en mayúsculas o corchetes para algo que se quiera remarcar, por ejemplo, [NOVEDAD], [OFERTA], etc.

  • El mensaje del contenido debe ser coherente y simple. Es básico que nos hagamos la siguiente pregunta: ¿Qué quiere encontrar mi cliente en este email? Y, a partir de ahí, construiremos el mensaje que queramos hacerle llegar, utilizando un lenguaje claro y conciso.

En este sentido, es preferible trabajar con una sola idea fuerza que generar un exceso de contenidos y mensajes distintos que confundan al cliente. Al mismo tiempo, se buscará la coherencia en este mensaje y su encaje con el resto de emails que le podamos enviar a lo largo del tiempo.

 

  • Aprovecharemos el contenido de cada envío. Buscaremos una mayor utilidad, ya que es el momento de ofrecer valor añadido o algo inolvidable a los clientes. ¿Ejemplos? Es posible ofrecerles, en exclusiva, promociones de descuento, un detalle en los aniversarios de nuestro negocio o cupones a los clientes más fieles… En definitiva, no desperdiciaremos la ocasión de hacerles saber que cada persona es especial.

 

Todo la atención en el diseño

Una vez resuelto el contenido, otro aspecto fundamental que no podemos descuidar es el diseño, ya que una mala elección puede hacer que no ganemos un cliente y también que lo perdamos definitivamente. Evitaremos el texto, sólo pondremos el necesario, teniendo que basar los diseños, en la mayoría de ocasiones, en el aspecto visual. Para ello, es conveniente utilizar imágenes propias de la empresa o de los productos, que le hagan percibir al lector la experiencia real de nuestro negocio, sin perder de vista que es conveniente controlar el peso en kilobytes de los envíos.

Cuidaremos los enlaces externos a los que se dirigen los clics, ya que es impensable hacer un esfuerzo enorme en diseñar una campaña de newsletters y que después se redirijan a una web con un diseño pobre o que no tenga correlación con el mensaje o la acción a la que le hemos invitado en el email.

Hay que realizar pruebas constantes, y enviar el borrador del email a distintos dispositivos, gestores de correo o navegadores, garantizándonos que, por ejemplo, el diseño no sea bloqueado por Outlook o Gmail, o que parte del mismo no se vea cortado al abrirlo en un smartphone.

La herramienta para gestionar tus newsletters

Existen múltiples herramientas que facilitan la labor de creación de campañas de email, gestionan las altas y bajas de correos, segmentan grupos de clientes, pero sobre todo aportan mucho valor en el análisis de los resultados obtenidos de las mismas, pudiéndonos dar mucha información de lo que funciona entre los clientes y lo que no.

Una de las herramientas más utilizadas es Mailchimp, que, entre los distintos programas de precios, tiene uno gratuito que, para empezar a un pequeño negocio, le puede ser suficiente, permitiendo el envío de 12.000 emails mensuales a una lista de 2.000 suscriptores como máximo, lo que puede significar que podremos hacer gratuitamente unos seis envíos al mes, que puede ser más que suficiente para muchas empresas.

Javier Navarro

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