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El comodato: generar valor con recursos prestados

Emprender es, en muchos aspectos, como atravesar una jungla: duro, agotador y lleno de peligros. Sin embargo, es posible llegar a El Dorado si avanzamos con disciplina y sentido de la orientación. También necesitaremos una brújula, que, mientras señale el norte, tanto da si es herencia del abuelo o tenemos que devolverla a su dueño al finalizar el viaje. En eso consiste el comodato en el ámbito de la empresa: hacer uso de recursos prestados para poner en marcha un proyecto propio o añadir valor al mismo.

¿Qué es el comodato?

Se conoce como comodato al préstamo de uso por el cual una de las partes se compromete a entregar a la otra una cosa no fungible (es decir, no consumible), con la obligación de devolver dicha cosa una vez finalizado el plazo estipulado.

Esta figura está regulada en el capítulo I del título X del Código Civil, que establece las pautas por las que se rige este tipo de préstamo:

  • Solo pueden ser objeto de un contrato de comodato las cosas no fungibles, es decir, que no se consumen con el uso.
  • No es necesario que el comodante sea el propietario de la cosa prestada, pero sí debe tener un derecho de posesión sobre ella: arrendamiento, usufructo, etc.
  • A diferencia del arrendamiento, el comodato es gratuito, sin que quepa exigir remuneración alguna al comodatario.
  • El comodato se distingue del usufructo en que el comodatario adquiere el uso de la cosa prestada, pero no los frutos.
  • Es temporal y no se transmite la propiedad del bien prestado, como sí ocurre con la donación.
  • El comodante no puede reclamar la cosa prestada antes del vencimiento del plazo fijado, salvo que le sobrevenga necesidad grave.

Obligaciones del comodato

El comodato comporta una serie de obligaciones para ambas partes, que se transmiten a sus herederos a no ser que el préstamo se haya hecho “en contemplación a la persona del comodatario, en cuyo caso los herederos de este no tienen derecho a continuar en el uso de la cosa prestada” (artículo 1.742 del Código Civil).

Deberes del comodante

  • Hacer entrega de la cosa prestada y renunciar a su tenencia durante el tiempo estipulado por las partes, salvo en caso de “urgente necesidad” (artículo 1.749 del Código Civil)
  • Sufragar los gastos extraordinarios para la conservación de la cosa prestada.
  • Informar al comodatario de cualesquiera vicios o desperfectos que afecten al bien objeto de préstamo.

Deberes del comodatario

  • Conservar la cosa prestada con la diligencia y cuidado propios “de un buen padre de familia” (artículo 1.094 del Código Civil).
  • Afrontar los gastos ordinarios aparejados a la conservación del bien objeto del préstamo.
  • Devolver la cosa prestada una vez finalizado el período pactado. El Código Civil no permite al comodatario retener la cosa con motivo de una deuda impagada (art. 1.747 del Código Civil: “El comodatario no puede retener la cosa prestada a pretexto de lo que el comodante le deba, aunque sea por razón de expensas”).

El contrato de comodato queda extinguido en cuanto expira el plazo de préstamo pactado por las partes, momento en que el comodatario debe restituir el bien prestado a su legítimo dueño. Si no se ha acordado un plazo para la devolución o un uso concreto para la cosa, el comodante “puede reclamarla a voluntad” (artículo 1.750 del Código Civil).

El comodato en los negocios

La única condición que debe cumplir la cosa prestada es que no sea fungible, siendo indiferente si se trata de un bien mueble o inmueble. Esta amplitud confiere al comodato multitud de posibilidades en el mundo de la empresa.

Un ejemplo de comodato de bien inmueble puede ser el de una cooperativa dedicada al reciclaje que obtiene el préstamo de uso de una planta municipal de tratamiento de residuos. Esta figura es también habitual en la hostelería, como cuando el propietario de un bar o restaurante obtiene en comodato una máquina cafetera profesional fabricada por una marca importante.

El préstamo de uso es una excelente opción para obtener los medios necesarios para darle el primer impulso a una idea productiva. Si carecemos de brújula, siempre podemos explorar la posibilidad de que nos presten una sin coste alguno. Así podremos centrarnos en todos los pormenores para que la expedición tenga éxito.

Por José Sánchez Mendoza

Imágenes | @officestock y @cameramandan83 en Unsplash

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