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¿Cómo se conjuga el aumento de ‘ecommerce’ con los ODS?

Las compras digitales en tiendas de ecommerce han crecido de forma notable con la covid-19, así como su huella ambiental, alejándose de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Flat 101, nPeople, GfK… Todos los estudios de mercado de 2020 apuntan a que la pandemia ha acelerado una tendencia que se esperaba en décadas venideras.

PSD2 para comercio electrónico

¿Está tu ‘ecommerce’ preparado para la PSD2?

A pesar de que la huella por kilogramo desplazado es menor en el ecommerce, según el Green Design Institute de la Universidad de Carnegie Mellon, el hecho de que la totalidad de las entregas se realicen con vehículos motorizados de combustión y que el reparto a domicilio siga creciendo hace que el ecommerce entre en conflicto directo con los ODS. Uno de los principales problemas es que no se cuenta con una infraestructura de entrega a domicilio de poco impacto ambiental.

El impacto (positivo) del ecommerce respecto a la compra en local

Realizar un estudio cuantitativo del impacto del ecommerce con respecto a la compra en local resulta complejo, tanto por la magnitud del problema y sus ramificaciones como por la falta de datos abiertos al respecto. Por ello se empieza por un análisis cualitativo de ventajas e inconvenientes:

  • Un sistema logístico más eficiente. Los principales actores de ecommerce (en España: Amazon, Aliexpress, El Corte Inglés, eBay y PC Componentes) han optimizado mucho su logística debido al volumen manejado. Cabe entender que las emisiones por kilogramo transportado serán más bajas dentro de esta red, algo que no incluye el reparto de última milla.
  • Evitar intermediarios reduce el transporte. Un punto a favor del ecommerce en líneas generales (no solo los líderes) es que la venta directa elimina intermediarios y deja en manos de empresas logísticas el transporte directo. Esto hace que el coste ambiental por kilogramo se vea reducido al evitar desplazamientos a almacenes secundarios fuera de la ruta óptima.

vista cenital de un centro logístico con un almacén, coches de los empleados, y camiones

  • Destrucción de provisiones no vendidas. El último punto no siempre aplica a los líderes del sector, que para ser más competitivos en tiempo suelen hacer grandes pedidos de objetos que almacenan en las cercanías del cliente objetivo. Cuando no logran vender estos bienes, la vía más económica para estas empresas es la destrucción de artículos. El coste ambiental de esto es inasumible.
  • Una capa adicional de embalajes. En el comercio minorista y las tiendas, los objetos hacen un uso inferior de residuos. Principalmente debido a que el envío a domicilio suele implicar una capa extra de embalajes para evitar deterioro durante el transporte. Esto no es aplicable en take away en restauración, donde los residuos de un solo uso implican un volumen tan alto como el delivery.

El ecommerce es más sostenible por kilogramo desplazado

“Las principales diferencias entre el modelo minorista tradicional y el modelo de comercio electrónico son el transporte desde los almacenes a la tienda minorista o al centro de distribución, el uso de energía del centro de datos, el empaquetado individual frente a los envases a granel y el transporte desde la tienda o el centro de distribución al consumidor, a menudo llamado ‘la última milla’ de entrega”.

Así concluye un análisis en profundidad publicado por el Green Design Institute de la Universidad de Carnegie Mellon de 2009. El estudio demostró que las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del ecommerce eran en torno a un 30% menores que el comercio tradicional. Al menos en lo que a envío de tecnología se refiere, uno de los mayores consumibles. Es decir, que las ventajas de su uso compensaban las desventajas, sin que estas sean nulas.

gráficas que demuestran cómo el ecommerce necesita menos recursos y contamina menos que la compra en tienda

Además, como se puede observar en las tablas del estudio, ya en 2009 tanto el consumo energético en MJ/item como el CO2/item eran inferiores en la modalidad ecommerce. A esto hay que sumar que durante la última década las técnicas de robotización y gestión logística del ecommerce se han vuelto un poco más eficiente, inclinando más la balanza a las compras online como medida ‘responsable’. O, al menos, no tan contaminante. Sin embargo, este análisis no tiene en cuenta el crecimiento de este sector, que lo deja como insostenible en números absolutos.

Ecommerce, insostenible si se mantiene un volumen de compras creciente

página de compra de bolígrafos en Amazon. Se observa que está activado el reparto en un día para un producto de 2,69 euros

A fecha de redacción de este artículo (25 de septiembre), un usuario de Amazon Prime en la España peninsular puede adquirir artículos de bajo coste, como un blíster de bolígrafos BIC a 2,69 euros y recibirlo en su domicilio al día siguiente. La entrega será realizada por un profesional acompañado de una furgoneta de reparto.

Pero mover varias toneladas de peso a lo largo de varios kilómetros no es sostenible si el objetivo es la entrega de un bien asequible y de pocos gramos. No es sostenible porque esta parte del proceso no es eficiente. El ecommerce tiene en el reparto de última milla su mayor reto medioambiental, empezando por la paquetización adicional mencionada previamente y siguiendo con el coste energético del proceso.

un furgón de transporte abierto. Se observa la paquetería en su interior

De poco sirve que las emisiones por envío bajen un 30% si los envíos crecieron un 20,2% en 2019 y crecerán otro 16,5% en 2020, según ‘Global Ecommerce 2020’ de eMarketer. Este crecimiento es insostenible y es necesario que se tomen algunas medidas tan rápido como sea posible:

1. Electrificación de toda la cadena logística

Flota aérea y náutica incluida cuando sea viable, quizá dentro de unos años. Este punto incluye la compra de energía 100% renovable excluyendo biocombustibles que emitan gases de efecto invernadero. En España, tanto Alcampo como Correos han empezado a electrificar su flota.

2. Eliminación del packaging de un solo uso para la última milla

Incluido el empaquetado ‘ecológico’ o con recursos FSC. La idea es prescindir de una capa extra que solo se usa una vez. Esto puede realizarse a través de empaquetado reutilizable o instalando celdas acolchadas en las furgonetas, lo que exigirá una reestructuración de las mismas.

3. Priorizado de entrega en casilleros

También llamados lockers, estos cajones eliminan muchos kilómetros de recorrido. El repartidor evita circular de vivienda en vivienda para entregar todo en el mismo punto. Trata de emular algunas de las ventajas ambientales de las tiendas físicas y, además, aporta flexibilidad a los usuarios, que no se ven obligados a permanecer en casa esperando el paquete.

4. Agrupar paquetes en un único envío

Con el objetivo de reducir el coste energético por envío a una única dirección (que a su vez implica un coste económico), algunos ecommerces ya dan la oportunidad de agrupar envíos. En lugar de entregar al día siguiente, el usuario puede comprar a precio del día de compra (ofertas) y elegir cuándo será la entrega tras haber reunido unas cuantas.

5. Entrega en calle o con cita concertada (futurible)

Una mezcla interesante de lockers y entrega a domicilio es la posibilidad inmediata de interceptar a los repartidores mientras operan en una zona de la misma forma en que se accede a un bibliobús. Amazon ya da la oportunidad de seguir en tiempo real el paquete, y hace años Renault diseñó un concept que circulaba de forma autónoma en busca del destinatario.

Este concepto futurista ahorraría mucha energía por entrega si la ruta se optimiza en tiempo real en base a dónde se encuentra el receptor del paquete. Y el sistema podría mejorar al destinar un par de plazas de aparcamiento por calle para depositar containers-lockers que sean recogidos días después.

Aunque este último punto entra dentro de los futuribles, el comercio electrónico necesita trabajar su estrategia sostenible si espera adaptarse a los ODS y, a la vez, mantener un crecimiento anual positivo.

 

Imágenes | iStock/AdrianHancu, Marcin Jozwiak, iStock/Andrei Stanescu

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