Empresa

No saber desconectar o cómo aplicar mal el teletrabajo

Desde que se declaró la crisis sanitaria, millones de españoles teletrabajan. Sin embargo, esta modalidad laboral ha traído consigo un alargamiento de la jornada. Pero hay recetas para no echar más horas de las debidas y desconectar a tiempo.

Se puede decir que el teletrabajo ha salvado a la economía nacional, la de las empresas y también la de muchas familias. Trabajar en remoto desde casa ha sido la solución para seguir operando en estos duros tiempos de confinamiento. Además, ha permitido a muchos padres y madres conciliar y hacerse cargo de unos niños que tampoco han podido pisar las escuelas en desde mediados de marzo.

impacto del teletrabajo en las empresas españolas

El teletrabajo durante el confinamiento: más compromiso, participación y autonomía

Sin embargo, el teletrabajo tiene su lado oscuro. Y es el del horario. Muchos sienten que sus jornadas laborales se prolongan demasiado y que las tareas asignadas les desbordan. Datos recogidos por NordVPN entre los usuarios de su software de conexión aseguran que, por término medio, los trabajadores españoles están haciendo 10 horas al día, dos más que antes de la crisis sanitaria. Y lo mismo ocurre en el Reino Unido, Estados Unidos o Francia.  

No estábamos preparados para el teletrabajo

La falta de preparación para el teletrabajo puede estar detrás de esas largas jornadas. Hasta ahora, el teletrabajo era una rareza en este país. Una modalidad que era disfrutada por solo un 5% de los empleados, según los datos de la EPA. La pandemia ha obligado a organizarse en casa de un día para otro. Y trasladar todos los procesos y rutinas de la oficina al despacho o salón familiar ha sido complejo. No había tiempo para preparativos. Y eso está provocando estrés y llevando a muchos a dedicar tiempo extra. 

Además, con el teletrabajo las demandas de información por parte de los clientes o de los compañeros se multiplican. Un teletrabajador medio recibe más llamadas, correos y mensajes, que además pueden venir de cualquier persona dentro de la empresa, precisamente porque la organización jerárquica de la oficina se ha roto. Como consecuencia, el correo echa humo todo el día, los mensajes de WhatsApp se amontonan y las reuniones virtuales por Teams, Zoom o Webex se multiplican. 

Presión añadida y dificultad para desconectar

Por otra parte, la crisis económica está haciendo que muchos sientan que deben dar el cien por cien y más aún para salvar su puesto de trabajo y contribuir a que su compañía supere la difícil situación económica. Es más presión añadida que acaba repercutiendo en un incremento de las horas de conexión. 

Hay estudios que indican que son mayoría los trabajadores que desde que estalló la pandemia revisan el correo fuera del horario laboral. Surfshark, otro proveedor de VPN, ha identificado repuntes de actividad entre sus conectados a horas totalmente intempestivas, como la franja entre las 12 de la noche y las 3 de la mañana. 

Son millones los que se han lanzado todos al teletrabajo sin contar con una verdadera cultura para ello. Y por eso los trabajadores tendrán que poner límites. Legalmente, existe un derecho a la desconexión digital. Lo recoge el artículo 88.1 de la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), aunque lo plasma de una forma muy genérica. También hay una referencia a este mismo derecho en el 20 bis del Estatuto de los trabajadores. 

Buenos hábitos para desconectar

Pero más allá de lo que diga la ley, es importante que el trabajador sea constante y se imponga una serie de hábitos para desconectar cuando tiene que hacerlo. Porque para salir airoso en esta crisis sobre todo se trata de adquirir hábitos y cambiar costumbres. Lo mismo que hacemos a nivel higiénico y de salud con la mascarilla, la distancia social o el lavado de manos. 

Aquí plasmamos algunas de esas medidas que los trabajadores, pero también las empresas, deben tomar para no prolongar la jornada más de la cuenta y así poder desconectar: 

  • Fijar un número de horas. Los expertos mantienen que en el teletrabajo el horario no es lo más relevante. Pero dicen que hay que establecer un número de horas que nos permita descansar y realizar otras actividades relacionadas con el ocio, el ejercicio o la conciliación de la vida familiar
  • Tener objetivos claros. A primeros de mes o de semana, los teletrabajadores deberían tener definidos los objetivos para ese periodo. De otra manera corren el riesgo de que alguien les esté pidiendo siempre más, lo que prolongará la jornada inevitablemente. 
  • Hay que desterrar la idea de “estar siempre disponible”. Se tiende a trasladar a casa el vicio del presencialismo, tan habitual en las oficinas. Y el empleado en remoto debe dejar claro a sus colegas y jefes que lo prioritario es cumplir los objetivos en el plazo de tiempo acordado, no estar disponible constantemente para reuniones o para contestar un correo. 
  • No hay que dejar cosas para más tarde. Dejar cosas para el final o para cuando estemos más tranquilos supone prolongar la jornada. Hay que ir haciendo las tareas cuando tocan.
  • Hay que respetar los descansos. Lo ideal es desconectar haciendo descansos breves a lo largo del día (cinco minutos cada media hora o 10 minutos cada hora). Y parar a comer durante media hora o una hora. Además, conviene moverse para estirar los músculos y las piernas. Nuestro cuerpo y nuestra mente nos lo agradecerán. 
  • Las empresas se debe involucrar. Facilitando, por ejemplo, que en la medida de lo posible cada persona establezca sus propios horarios. Porque, como decíamos, lo fundamental es cumplir objetivos, y no estar siempre al pie del cañón. 
  • Empatía personal. Es conveniente que las compañías muestren empatía con las situaciones personales de cada uno. Por ejemplo, permitiendo que aparezcan niños o mascotas durante las reuniones. 

Imágenes | iStock.com/nortonrsx, iStock.com/gpointstudio, iStock.com/doble-d

Subir