alternativas a las cookies

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Adiós a las ‘cookies’: es hora de sacar algo nuevo del horno

La revolución del ecommerce, la de las redes sociales y la de la personalización de productos y servicios no habría sido posible sin las cookies.

Y, sin embargo, este sistema de identificación online está quedándose obsoleto.

Internet tiene hoy más de 4.350 millones de usuarios. La cantidad de datos que compartimos en la red y el número de dispositivos conectados es muy distinta a la de finales del siglo XX. Cuando se inventaron las cookies, había 10 veces menos internautas. Además de estos números, las demandas de personalización y privacidad también acorralan a un sistema que ha funcionado durante más de dos décadas. ¿Qué alternativa hay a las cookies?

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25 años de ‘galletas’ digitales

Internet ha cambiado mucho desde sus orígenes. Sin embargo, en esencia, sigue funcionando igual que en la década de 1990. Los navegadores se comunican con los servidores a través del mismo protocolo, el HTTP. E identifican al usuario mediante un trozo de código llamado cookie.

“Una cookie HTTP es una pequeña pieza de datos que un servidor envía al navegador web del usuario. El navegador guarda estos datos y los envía de regreso junto con la nueva petición al mismo servidor. Las cookies se usan generalmente para decirle al servidor que dos peticiones tienen su origen en el mismo navegador web lo que permite, por ejemplo, mantener la sesión de un usuario abierta”, explican desde la web de desarrollo de Mozilla.

Las cookies, que se usaron por primera vez en una actualización de Netscape publicada el 13 de octubre de 1994, surgieron para poder distinguir entre los usuarios, cada vez más numerosos, de internet. Pasaron a formar parte inseparable del protocolo HTTP y permitieron que internet se convirtiese en un mundo de servicios personalizados.

En primer lugar, hicieron posible la revolución ecommerce. Las plataformas de comercio electrónico podían ofrecer productos concretos a usuarios específicos de los que conocían su actividad web. Y a medida que el usuario ganó protagonismo en la red, generando contenido en la web, primero, y utilizando las redes sociales, después, las cookies también abrieron las puertas a la experiencia y la publicidad personalizadas.

el sistema de cookies está sobrecargado

Las limitaciones del sistema de cookies

Las propias ventajas del sistema de cookies han acabado por dejarlo obsoleto. A día de hoy, sigue siendo el sistema imperante para identificar al usuario online. El que usan todos los ecommerce y la mayoría de negocios en internet. El que aprovechan las redes sociales y otras plataformas para seguir la pista de cada internauta. Pero tiene limitaciones importantes.

Por diseño, las cookies solo sirven para el servidor que las genera. Es decir, cada empresa tiene que crear sus propias cookies para identificar a sus usuarios. Esto ha tenido dos consecuencias. Por un lado, cada internauta está identificado en la red por miles de códigos, cada uno reconocible solo por un servidor. Por otro, ha generado un mercado de compraventa de datos personales y compañías que usan cookies de terceros para seguir a los usuarios a través de múltiples sitios web.

En consecuencia, el sistema que permitió el desarrollo de internet tal como la conocemos hoy se ha saturado y se ha convertido en un lugar poco transparente en términos de privacidad y seguridad.

Además de estas dos grandes limitaciones, las cookies presentan otros problemas, como la identificación inexacta de usuarios y, sobre todo, de aquellos que usan varias cuentas y dispositivos, vulnerabilidades que permiten el robo de datos y vulnerabilidades que permiten falsificarlas para alterar la información de los usuarios. Todo esto en un escenario en que el usuario es cada vez más consciente de la exposición de sus datos personales y la legislación de privacidad es más exigente.

nuevas soluciones para identificar al usuario online

Alternativas a las cookies: toca hornear nuevas soluciones

“Se avecina una tormenta perfecta de problemas de privacidad. Estamos experimentando la proliferación de dispositivos personales conectados que generan una gran cantidad de datos personales, con un potencial creciente de mal uso. El status quo, compuesto por cientos de cookies, identificadores y rastreadores fragmentados, sin controles de privacidad del consumidor estandarizados, es insostenible”. Las palabras de Jordan Mitchell, vicepresidente sénior de operaciones de IAB Tech Lab, resumen en un párrafo el punto de no retorno al que parece haber llegado el sistema de cookies.

Para encontrar una salida, el laboratorio tecnológico del International Advertising Bureau (IAB) propone avanzar en la estandarización de la privacidad. Hornear un nuevo sistema de galletas digitales que cambie los millones de cookies por un token estándar y neutral, que mejore el reconocimiento del usuario y la personalización mientras contribuye a proteger su privacidad. Así es la propuesta de la asociación de anunciantes para gobernar la información del usuario online:

  • Estándares de privacidad y control ligados a un código identificador único por usuario.
  • Prácticas y preferencias de privacidad obligatorias para todas las empresas que quieran acceder al token.
  • Sistema de corresponsabilidad mutua en el que todos rinden cuentas sobre la utilización de los tokens y la protección de los datos personales.
  • Sistema controlado y estandarizado para la publicidad personalizada que minimice los riesgos de seguridad y privacidad.

Según esta propuesta, estas cuatro características serían parte de un sistema de identificación que sería tratado como un bien público y estaría sometido a las regulaciones de cada país o región. Su gestión y optimización contaría con la participación activa de la industria publicitaria y de comunicación.

“Al igual que tenemos números de teléfono y direcciones estandarizados, necesitamos un identificador online estándar y neutral bajo el cual gestionar nuestras preferencias de privacidad”, señala Jordan Mitchell. “Este puede acabar con nuestra dependencia de las cookies HTTP y eliminar cientos de cookies redundantes y rastreadores de terceros que han erosionado la confianza del consumidor y ralentizado la experiencia web”, concluye.

Imágenes | Unsplash/ Christina Branco, Kari Shea, Marvin Meyer

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