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¿Teletrabajar desde un ‘camping’? Sí, se puede

Por José Sánchez Mendoza

Uno de los grandes placeres que la época del buen tiempo trae consigo es la posibilidad de divorciarse de los centros urbanos y trasladarse al campo. Alejarse del ruido, la polución y las estrecheces y abrazar las delicias del aire puro; gozar de un entorno prístino, de su sosiego y sus noches estrelladas. Bien, pues esta vida tan beatífica no tiene por qué estar restringida al reducido período vacacional. Está esperando a que quien la desee de verdad la convierta en su rutina, al menos durante los meses de calor. Y sin cambiar de empleo.

Una de las falsas ideas que orbitan el concepto de teletrabajo es que es sinónimo de trabajo desde casa. Nada más lejos de la realidad. Si algo no tiene el empleo en remoto es ubicación fija, así que es posible e incluso provechoso ejercer la actividad profesional desde uno de los muchos enclaves de esparcimiento campestre que hay repartidos por el territorio nacional.

¿Dónde se irán a vivir los teletrabajadores?

Conexión en plena naturaleza

Los campings, es decir, espacios al aire libre acondicionados para la acampada, no disponen solo de servicios como lavabos, restaurantes y lavandería. Algunos de ellos ofrecen conexión inalámbrica para que quienes así lo deseen cumplan su cometido laboral con el bosque o la playa como oficina.

Los buscadores de internet especializados en este tipo de enclaves incluso incluyen el filtro ‘disponibilidad de wifi, lo que da buena cuenta de la importancia que tiene para las empresas de este sector no quedarse atrás en este servicio. Sin embargo, tan solo un 10 % de los campings en España disponen de conectividad en la totalidad de sus instalaciones.

De esta escasez digital puede dar buena cuenta Sara (nombre ficticio), joven profesional del sector de la comunicación para quien el trabajo y las gestiones en remoto son el pan de cada día. En su conversación con Hablemos De Empresas relata la “odisea” de encontrar un camping con buena conexión en la sierra madrileña. “Las zonas con más bosque o que lindan con la montaña no reciben buena conexión 4G y es imposible trabajar en ellas si dependes de internet para hacerlo”, cuenta. “De hecho, la primera noche la pasamos en un camping y, tras comprobar que apenas había cobertura, nos ‘mudamos’ a otro a la mañana siguiente”.

Sara, aficionada a las excursiones y a las actividades al aire libre, afirma que el wifi de los campings que ha visitado no pasa de aceptable, solo apto para realizar tareas básicas tales como contestar correos, editar archivos en la nube y comunicarse con los compañeros. “No hay mucha diferencia con trabajar desde casa a menos que necesites descargar archivos con mucho peso”, matiza.Una buena alternativa es aprovechar la conexión de datos del móvil, convirtiéndolo en un punto de acceso wifi.

Con previsión y organización

A las muchas ventajas del teletrabajo se suman las propias de hallarse en un entorno natural:

  • Salud. Lo más importante no solo para el empleado, sino para la empresa, es el bienestar físico y psíquico de la plantilla. Las bondades de trabajar al aire libre están demostradas por la ciencia: aporte vitamínico solar, efecto antifatiga, propiedades restauradoras… Un sinfín de ventajas para cuerpo y mente a las que una oficina, por muy acondicionada que esté, no puede ni acercarse.
  • Productividad. Numerosos estudios académicos constatan que la cercanía de la naturaleza influye de forma positiva en activos humanos como la memoria, la creatividad y la concentración. Asimismo, el menor desgaste (el tiempo en entornos campestres reduce la frecuencia cardíaca y los niveles de cortisol, la hormona del estrés) se traduce en una mejor predisposición y eficacia.

En cualquier caso, y pese a lo atractivo de la propuesta, hay que ser conscientes de que la disponibilidad de conexión inalámbrica en los campings españoles es todavía limitada en el mejor de los casos. Por consiguiente, deberemos ser previsores para que la experiencia del teletrabajo campestre sea provechosa desde el principio:

  • Respeta tu jornada laboral. No estás de vacaciones ni en un retiro monástico. Solo estás desarrollando tus funciones en un ambiente distinto, más sano y agradable. No permitas intromisiones en tu espacio ni relajes tus hábitos de trabajo, y cumple a rajatabla tu horario. Los beneficios que aporta el entorno se desactivan si se pierde la perspectiva.
  • Sé minucioso con el equipamiento. Asegúrate de contar con todo lo necesario, tanto para tus horas de trabajo como para las de descanso. Ordenador, teléfono móvil, mesa y silla cómodas, cocina, lavabo y un espacio para el sueño bien acondicionado constituyen el mínimo indispensable. Amén de los accesorios específicos que exija tu actividad profesional.

  • Infórmate sobre la rapidez y calidad de la conexión wifi. Ya se ha dicho que, en el (raro) caso de que un camping ubicado en territorio español cuente con conectividad inalámbrica, es probable que su capacidad solo permita realizar funciones básicas. Si tienes que realizar tareas más complejas que requieran de una conexión más potente, ten claro que vas a pagar el coste en datos e inclúyelo en tu presupuesto.

Con el Estado de alarma y el encierro forzado todavía fresco en la memoria, el trabajo remoto en medio de la paz de un entorno silvestre tiene un positivo efecto balsámico. “Cuando estuve teletrabajando en el camping llevaba más de un año ejerciendo mis funciones desde casa, sin ir a la oficina. Así que cambiar de aires, de entorno, me ayudó mucho a relajarme y reducir la ansiedad”, cuenta Sara, quien recuerda con agrado “el gorjeo de los pájaros y los sonidos de la naturaleza” que dulcificaron sus jornadas.

Imágenes | @dominik_jirovski y @maitehemhold y en Unsplash

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