monetizar un hobby

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¿Puedo conseguir dinero con mi ‘hobby’? Aquí algunos ejemplos

El 6 de agosto de 2019 un tuit se volvió viral. Toni Marco había subido a Twitter dos bocetos de su padre, Toni (57 años), parado de larga duración que dibuja en sus ratos libres. Alcanzó miles de retuits y al día siguiente sus dibujos se vendían en la web Señor Cool, de Héctor de Pereda. A Fernando de Córdoba le ocurrió algo similar: pasó de estudiar ilustración por su cuenta a vender su hobby.

Cuando el hobby se convierte en un trabajo

Internet está cambiando el modelo de hacer negocios, y hoy día una afición abandonada en una carpeta o el propio proceso de aprendizaje puede convertirse en muy poco tiempo en una fuente de ingresos pasivos en forma de regalía. Todo con muy poca o ninguna infraestructura. Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a los cuatro implicados en estos dos hechos.

De hobby a muy pequeño negocio

Ni Fernando ni Toni (padre) se habían parado a pensar que su ocio tenía valor para otras personas. Uno dibujaba por pasión ciudades imposibles que sacaba de su viajes y otro simplemente trataba de orientarse por Madrid. Pero al subir sus composiciones a Twitter la gente empezó a valorarlas. Y a pedirlas.

Cuando alguien va a tener algo que yo he diseñado como parte de la decoración de su casa, quiero hacer algo digno

Fernando de Córdoba

“Subí el boceto, a la gente le encantó”, nos comenta Fernando, que estudia por su cuenta diseño vectorial. Tras compartir el boceto, decenas de personas empezaron a dar ideas y consejos, y fue entonces cuando el tema se volvió serio. “Cuando alguien va a tener algo que yo he diseñado como parte de la decoración de su casa, quiero hacer algo digno”, indica.

“El caso de Fernando ha tenido mucho éxito porque compartió todo el proceso de creación y fue escuchando sus sugerencias”, nos dice Héctor de Pereda, creador de Señor Cool, a lo que añade que “igual hay gente que lo ve en una tienda y no lo compra, pero como sabe el trabajo que hay detrás, sí que siente un vínculo emocional con el diseño”.

Algo similar ocurrió con Toni (padre), debido tanto a la calidad artística hecha a mano como por la historia tras la colección ‘Ciudades Imposibles’. Toni describe sus dibujos como “garabatos en láminas escolares”, y se llevó una sorpresa cuando su teléfono empezó a sonar y su Instagram pasó de cientos a miles de seguidores en cuestión de horas. “Yo creía que era un virus”, confiesa.

Cuando otros ven valor en lo que te apasiona

“Antes las regalaba a los amigos que mostraban interés”, nos dice Toni (padre), antes de admitir que “es un subidón de autoestima porque al estar parado tanto tiempo, la autoestima es lo primero que se va: tengo 57 años, me queda poco camino, te hundes, los trabajos que te dan son precarios y mal pagados… Supongo que hay un poco de rebeldía en mis dibujos”.

De verlo en Instagram y darle un like, a ‘saco mi tarjeta de crédito y pago por esto porque realmente lo estoy valorando’ hay un abismo

Héctor de Pereda

“He visto a dibujar a mi padre desde chico”, explica Toni (hijo), “recuerdo un mural grande de una cochera de Sevilla”. Pero fue el 6 de agosto cuando subió dos láminas a Twitter “para sacarlas de su círculo en Instagram” y se desató la locura. “Hemos recibido encargos de Miami”, comenta. “De verlo en Instagram y darle un like, a ‘saco mi tarjeta de crédito y pago por esto porque realmente lo estoy valorando’ hay un abismo”, dice Héctor de Pereda, “y para los artistas es una confirmación de que lo que hacen tiene un valor no solo económico”.

Las plataformas simplifican el proceso de creación

Fernando ha pasado por la televisión, ha tenido artículos temáticos en prensa y hasta está siendo usado como ejemplo en clase. Los dibujos de Toni no se han quedado cortos y han llegado a la prensa e incluso saltado el charco. Una cadena nacional les entrevistó, aunque aún no lo han sacado.

Las redes sociales han ayudado a exponer su talento, pero sin plataformas de venta no habría llegado demasiado lejos. Héctor de Pereda nos confirma que el caso de Toni es especial. Pocos han tenido tanta repercusión en su web especializada en facilitar la vida a los artistas. Esta plataforma permite volcar una imagen de alta calidad y seleccionar sobre qué objetos podrá imprimirse. También se encarga de las compras, de la impresión, distribución y cobro, liberando al diseñador. “Empezamos con menos productos (camisetas e impresiones) y luego fuimos añadiendo tazas, fundas de móvil, sudaderas, bolsos… Pero el modelo sigue siendo el mismo que cuando empezamos”, explica.

El negocio de Héctor tiene tres agentes imprescindibles: “Ponemos en contacto las tres patas del negocio: los artistas que ponen la creación, la producción, y los compradores”. Fernando y Toni ocupan el primer rol. El lector, si quiere viajar con estos artistas, ocuparía el tercero.

Subes la imagen en alta resolución y ellos se encargan de todo, con lo que me dan un servicio que yo no podría ofrecer. Yo no podría estar imprimiendo láminas, o camisetas, o tazas, porque es tener y gestionar un stock y una logística que yo no me puedo permitir”, sintetiza Fernando al hablar del modelo de negocio.

¿Se puede vivir de las regalías?

senor cool pagina web

Está bien para gente que está empezando”, nos comenta Fernando, a lo que añade: “A mí me da para cenar con los amigos que me estuvieron ayudando a diseñarlo”. Agrega que no lo ve tanto como una comercialización y sí como un servicio que facilita llegar a la gente. Para él el dinero no es un factor importante en esta ecuación.

En la web de Señor Cool por la venta de una lámina el autor se lleva entre 2,1€ y 9,5€, en función del tamaño. Por un lienzo, hasta 19€, 4€ por una sudadera y 6€ por la funda de la tablet. Para llegar a facturar el salario mínimo interprofesional (900 euros) habría que vender 48 lienzos. ¿Es viable?

Si se quiere hacer dinero, “es importante que los artistas tengan una comunidad detrás que promocionen sus trabajos”, nos comenta Héctor. Pero si el objetivo es monetizar un hobby que actualmente consume recursos, este tipo de portales son más que interesantes para los artistas. Fernando insiste en que “es lo más cómodo porque te despreocupas” de la infraestructura. “No creo que te dé para vivir de ello porque al final es muy poquito, pero sí que es una manera de despreocuparte y que hagan ellos la gestión”.

Héctor confirma que en su web hay diseñadores profesionales, pero también muchos amateurs. En este sentido, nos comenta que “es un complemento para pagarte los gastos de tu afición, además de la alegría que te da que alguien lo compre”. No olvidemos que para muchos artistas como Toni (padre) y Fernando, la venta de estos objetos no es su actividad principal, es un plus.

Imágenes | Kelli Tungay

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