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¿Qué pasó en Suecia con el experimento de reducir a seis horas la jornada laboral?

Los españoles trabajamos de media 1.691 horas al año, lo que sitúa a España por debajo de la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que es de 1.765 horas, pero por encima de muchos otros países de nuestro entorno como Alemania, Holanda, Noruega, Dinamarca, Francia, Reino Unido o Suecia. Si a las habituales ocho horas diarias se le suman los descansos, que algunas veces rondan las dos horas para comer, el trabajador español puede salir de la oficina alrededor de las siete de la tarde.

Según los expertos, las jornadas laborales largas provocan cansancio, problemas de salud y hacen prácticamente imposible la conciliación. La consecuencia es el descenso de la productividad: el empleado no está motivado, consciente de que tiene muchas horas por delante para realizar sus tareas. Así las cosas, una jornada más corta mejoraría el carácter de los trabajadores y, por ende, su rendimiento.

El experimento de Gotemburgo

Precisamente, para aumentar la productividad de los empleados, la ciudad sueca de Gotemburgo llevó a cabo durante dos años –entre 2015 y 2016- una interesante experiencia piloto: redujo de ocho a seis las horas de trabajo de 68 enfermeras de una residencia de ancianos de la ciudad, eso sí, con el mismo sueldo que si trabajaran ocho horas.

Según los resultados del estudio, en ese tiempo, las enfermeras gozaron de mejor salud, solicitaron menos bajas laborales y ofrecieron una mejor atención a los pacientes, incrementando así su productividad, frente al grupo de control del experimento compuesto por las enfermeras de otra residencia con turnos de ocho horas.

Los costes superan los beneficios

Sin embargo, pese a todo ello, Gotemburgo ha decidido no ampliar la medida a otros centros. ¿El motivo? Sencillamente porque es demasiado costoso para las arcas públicas. Y es que, para cubrir las horas que inicialmente hacían las enfermeras con reducción de jornada, hubo que contratar a 17 trabajadores más, además de mantenerse el sueldo de las profesionales objeto del estudio.

El experimento de Gotemburgo, que ha sido observado en todo el mundo y promocionado por numerosos activistas, ha sido tan solo el último de una serie de intentos de recortar la jornada laboral en Suecia, un país que se enorgullece de su generoso estado del bienestar y su elevado nivel de vida.

Si bien los datos históricos muestran cómo Suecia ha ido reduciendo los días laborales en el último siglo, en la actualidad no hay planes para establecer una jornada laboral de 30 horas semanales en todo el país.

Los países nórdicos, pioneros

Los países nórdicos son pioneros en este tipo de experimentos laborales y, sin ir muy lejos, desde principios de 2017 el Gobierno finlandés, de centro-derecha, otorga una renta básica de 560 euros a 2.000 ciudadanos desempleados, aunque durante los dos años que dura la experiencia piloto encuentren trabajo.

En sus primeros ocho meses de andadura, los resultados fueron más positivos de los que muchos analistas suponían de antemano: entre los beneficios figuran una disminución del estrés, una mayor motivación para encontrar trabajo y más tiempo para buscar posibles ideas de negocio y ser emprendedor.

Más espacio para otras cosas

Una jornada laboral de 15 horas es lo que propuso el historiador Rutger Bregman (Westerschouwen, País Bajos, 1988) en su libro Utopía para realistas, en el que se defienden propuestas como la renta básica universal y la disminución del tiempo de trabajo a menos de la mitad de las horas que hacemos ahora. “Trabajar menos proporciona espacio mental para otras cosas que también son importantes como la familia, la implicación en la comunidad y la recreación”, señala Bregman en esta obra.

Dentro del movimiento a favor de la reducción de la jornada laboral, destaca también la campaña lanzada hace unos años por el think-tank británico New Economics Foundation para una transición gradual hacia la media jornada. En su informe 21 horas, una semana laboral más corta para prosperar en el siglo XXI, la fundación destaca las ventajas de acortar la jornada laboral para vivir de forma más sostenible y plena. Además, defiende que reduciría el desempleo y permitiría una mayor conciliación.

Sin salir del norte de Europa, Alemania, una de las naciones más productivas del mundo, acaba de contemplar la reducción- temporal y específica- de los horarios laborales en pro del bienestar de los trabajadores y sus familias.

La patronal del metal en el suroeste alemán y el poderoso sindicato IG Metall han alcanzado un acuerdo sobre el nuevo convenio colectivo de las industrias metalúrgica y eléctrica. Además de una subida salarial, el pacto contempla –y he aquí el vuelco cultural– la posibilidad de reducir la jornada laboral a 28 horas semanales para el cuidado de hijos u otros familiares ancianos o enfermos durante un máximo de dos años.

Imágenes | iStock

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